Las claves para emprender desde el interior

Al frente de AlmaZen Natural en Durazno, Paola Ansalas se refiere a las lecciones aprendidas sobre el comienzo de un negocio fuera de Montevideo

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12 de septiembre de 2018 a las 05:00

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Por Paola Ansalás - fundadora de AlmaZen Natural y participante del Programa Más Emprendedoras de la Organización de Mujeres Empresarias de Uruguay (OMEU)

Emprender nunca es fácil, y menos cuando uno está instalado en el interior. La centralización en Uruguay hace un poco más lento el proceso de las autorizaciones, que para una aventura como la mía conforman una lista larga.

Hace casi tres años empecé con una tienda virtual de productos naturales y la primera lección que aprendí, tal vez la más importante, fue que hay que armarse de paciencia. Todo lleva su tiempo, desde generar interés en el producto hasta obtener las certificaciones y autorizaciones necesarias, como la contratación de un químico farmacéutico hasta la aprobación de bomberos para el lugar donde envaso. Es un trabajo de hormiga que, aunque a veces el riesgo da miedo, de a poco va generando recompensas.

Lo que también aprendí, un poco a los golpes, es que desde el comienzo tenemos que tener al lado un contador o administrador que lleve los números. Yo empecé con 2.000 pesos y lo que he ganado lo reinvierto, pero a veces sale más de lo que entra por lo que es obligatorio tener ordenado el “debe y el haber”.

Las cuentas suelen acumularse cuando uno está lejos de Montevideo y en el caso como mi tienda hay que contar con desplazamientos por productos, por capacitación, por trámites. Eso me lleva a la capacitación, el tercer elemento que está claro se debe de tener a la hora de emprender. No importa cuál sea el producto, hay que conocerlo, saber cómo llegar al público con él, saber utilizar el respaldo que brinda ese conocimiento e innovar con él.

Mi plan de vender té gourmet, un nicho no explorado en muchos departamentos del interior, no solo se llevó a cabo sino que también extendí la oferta a souvenirs y regalos. Detrás de esa concreción está el respaldo de una diplomatura que curso de sumiller de té en Buenos Aires y de las charlas como las brindadas por la Organización de Mujeres Empresarias del Uruguay (OMEU).

Por último, creo que el cuarto elemento es tan importante como el conjunto de los tres anteriores. Para un emprendedor, además de la ayuda económica y asesoramiento que pueda logar, el respaldo emocional es esencial. Se necesita alguien que te ayude cuando querés bajar los brazos, cuando el panorama parece abrumador y uno piensa que no va a poder sacar adelante su proyecto.

Una empresa, en lo que se transforma el proyecto deseado, tiene mil capas y en ocasiones nos parece que estamos solos en el camino del emprendedurismo, sobre todo cuando la idea se lleva a cabo lejos de centros neurálgicos, pero teniendo claro algunos elementos y buscando ayuda la iniciativa puede concretarse con éxito.

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