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Los tres cambios que el gobierno realizó al proyecto Neptuno para bajar el costo a US$ 210 millones
Con algunos meses de atraso respecto al cronograma original, el gobierno de Luis Lacalle Pou prevé realizar en los próximos días la licitación del proyecto Neptuno, una iniciativa privada para construir una toma de agua y una planta potabilizadora sobre el Río de la Plata en la zona de Arazatí en San José.
El anuncio fue realizado por Lacalle Pou este martes luego de la aprobación del proyecto en el directorio de OSE. En conferencia de prensa, el mandatario defendió la inversión señalando que era la más grande de la historia en infraestructura para agua potable.
Pese a las virtudes señaladas por el presidente, el Frente Amplio (FA) expresó su rechazo al proyecto asegurando que no soluciona el déficit de agua potable para 2045 –uno de los objetivos– y solicitará la nulidad ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) debido a que considera que hubo irregularidades en la aprobación al no incorporarse la opinión de las gerencias técnicas.
La iniciativa fue presentada por cuatro empresas (Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast) en octubre de 2020 bajo un consorcio denominado “Aguas de Montevideo”, que tendrá preferencia de entre un 5% y un 20% en la licitación.
Los costos de las obras fueron estimados inicialmente en US$ 288,7 millones aunque finalmente serán de US$ 210 millones debido a que el equipo económico consideraba que el primer monto superaba la planificación financiera autorizada.
La inversión será realizada por los privados, que se encargarán del diseño, la construcción, el financiamiento y el mantenimiento de la infraestructura. El gobierno estará a cargo de la operación y pagará durante 28 años una cuota fija de US$ 39,8 millones anuales.
Según confirmó El Observador a partir de la revisión de los documentos elevados al directorio, el proyecto sufrió tres grandes cambios que permitieron bajar el costo hasta lo autorizado por el MEF y la OPP. Se redujo la capacidad de producción, el tamaño del pólder y la calidad de las tuberías.
Al principio se preveía que la planta produjera 229 mil metros cúbicos por día, pero la versión aprobada reduce la capacidad a 169 mil metros cúbicos diarios. El proyecto deja abierta la posibilidad en una segunda etapa a ampliar la producción hasta llegar a la cantidad inicial.
Actualmente, la zona metropolitana es abastecida a partir de la planta que OSE tiene en Aguas Corrientes y que toma agua del río Santa Lucía. Esta planta tiene una capacidad de producción máxima de 700 mil metros cúbicos diarios.
Uno de los objetivos del proyecto es asegurar el abastecimiento de agua para la zona metropolitana para 2045. Para esa fecha, los técnicos de OSE estiman que se consumirán 840 mil metros cúbicos diarios.
Como la nueva planta tendrá una capacidad de producción diaria de 169 mil metros cúbicos, en el oficialismo señalan que esa cobertura está garantizada. A su vez, consideran fundamental que el agua sea tomada de una “segunda fuente” y por eso optaron por la opción del Río de la Plata por delante de la represa en Casupá, que también tomaría agua de la cuenca del Santa Lucía. En el gobierno destacan que tal como señalaron los técnicos de Mekorot –la compañía nacional de aguas de Israel– tener dos fuentes diferentes es fundamental en caso de problemas o atentados.
La oposición, en tanto, considera que solucionará menos de 10 años de abastecimiento (luego habrá que ampliarla o construir la represa en Casupá) y que la mayoría de la producción continuará recayendo en Aguas Corrientes por lo que “no es ni un respaldo ni una planta alternativa" sino "apenas un complemento que no servirá en verano", cuando se producen la mayoría de los eventos de salinidad, de acuerdo con un informe del director del FA en OSE, Edgardo Ortuño.
El segundo cambio que se hizo fue una reducción de la capacidad de la reserva de agua dulce (pólder), que se utilizará los días en que la salinidad sea superior a la permitida.
Al principio, el pólder iba a tener capacidad de almacenar agua para 41 días (9,3 hectómetros cúbicos), pero ahora tendrá para 25 días (4,0 hectómetros cúbicos). Este cambio supondrá que la inversión necesaria para su construcción baje de US$ 23 millones a US$ 11,3 millones.
Al analizar el proyecto, a mediados de 2021, los técnicos de OSE instalaron una sonda en Arazatí que registró 86 días de salinidad por encima de lo autorizado en el año estudiado.
Desde el oficialismo señalaron que la planta es una fuente infinita de agua y que los eventos de salinidad no impedirán que se produzca la cantidad necesaria para abastecer a la población mientras que la oposición criticó que el pólder tan pequeño no soluciona “el problema de la salinidad”.
En tercer lugar, a partir de la consultoría contratada a Mekorot, OSE modificó la tubería de aducción de 72 km de longitud, pasando de fundición dúctil a poliéster reforzado con fibra de vidrio. También redujo su diámetro, pasando de 1.500 a 1.200 milímetros y eliminó una tubería de captación de agua bruta del Río de la Plata y los equipos de bombeo correspondiente, pasando de 3 a 2 tuberías.
Mientras que el presidente de OSE, Raúl Montero, defendió los cambios diciendo que no se altera la "robustez" del proyecto, la oposición señaló que las tuberías elegidas no están recomendadas para bombeo de agua potable y tienen menor vida útil.
