Martin Landau, 1928-2017

Murió un grande en serio

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18 de julio de 2017 a las 05:00

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Cuando en 1994 Martin Landau subió al escenario a recibir el Oscar como Mejor actor de reparto por su labor en Ed Wood, la orquesta comenzó a tocar, sin permitirle terminar su breve discurso. Con el enojo desplazando a la emoción previa, Landau exclamó "no", tras golpear el atril.

Lo que fue, tal como el propio actor aclaró después, una simple reacción por la frustración del momento, puede ser tomada como reacción a lo que había sido toda su carrera, la cual, pese a su notable calidad para interpretar cualquier papel y pasar con facilidad de lo inverosímil a la mayor verosimilitud, nunca le permitió convertirse en una de las luminarias de su generación.

Tal como pasó con muchos actores antes de la llegada del siglo XXI (cuando la pantalla televisiva, con series como Games of Thrones o House of Cards, igualó el prestigio de trabajar en la industria cinematográfica), la carrera de Landau quedó condenada a sobrevivir en televisión.

No obstante, a diferencia de muchos de su rango que ni siquiera allí pudieron levantar cabeza luego de un comienzo promisorio en cine, consiguió brillar en una serie en la que fue protagonista y figura insustituible; Misión imposible, la que estuvo en el aire de 1966 a 1973.

Sin embargo, su carrera, como si fuera una fantasmal montaña rusa, tenía una posdata llena de sorpresas. Después de que la serie dejó de filmarse, pareció que Landau quedaría condenado al ostracismo, tal como le pasa a la mayoría de los actores que quedan asociados a un determinado papel televisivo.

Pero su historia tuvo un giro inesperado gracias a la mano que le dio Francis Ford Coppola, ofreciéndole el papel de Abe Karatz en Tucker (1988), una de los mejores filmes que se han hecho sobre la industria del automóvil.

El papel en gran forma le cambió la vida, pues lo reposicionó como lo que en verdad era, un actor de primer nivel. A Tucker le siguieron Crímenes y pecados (1989), una de las más memorables películas de Woody Allen, de la cual fue protagonista, aunque lo nominaron como Mejor actor de reparto y Ed Wood (1994), de Tim Burton. Su brillante labor en estos tres filmes "del estribo" alcanza para decir que ha muerto un grande en serio.

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