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Niños atrapados en Tailandia: por qué tardaron tanto en decirles a los padres quiénes son los rescatados y qué tiene que ver ello con la cultura tailandesa
Lo que podría haber llevado meses, pudo completarse en apenas unos días. Y con éxito.
Este martes, se confirmó que los 12 niños atrapados desde el 23 de junio en una cueva en Tailandia junto con su entrenador fueron rescatados.
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La operación se precipitó aprovechando que la lluvia había remitido y que los niveles de agua de la cueva se encontraban en su nivel más bajo de los últimos días después de haber drenado 128 millones de litros de su interior.
nullNo hay otro día en que estemos más preparados que hoynull, dijo Narongsak.
Pero la operación fue muy complicada y arriesgada y las autoridades no querían dar falsas esperanzas.
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Pero pese a las buenas noticias que trajo la primera fase del rescate, las autoridades tailandesas mantuvieron la cautela.
Por eso no revelaron la identidad de los niños a medida que fueron saliendo al exterior. Incluso en los dos primeros días del operativo se mantuvo en secreto hasta para sus familias.
Apenas el martes, los familiares de los primeros cuatro menores que fueron rescatados el domingo pudieron verlos en el hospital a través de un vidrio para evitar infecciones.
En BBC Mundo hablamos con el servicio tailandés del Servicio Mundial y recopilado información para entender mejor las razones culturales que llevaron al equipo tailandés a cargo del rescate a actuar con tanto secretismo.
Hemos encontrado al menos tres:
Respeto
El jefe de la operación Narongsak Osottanakorn lo dijo bien claro tras darse por concluida la primera fase del rescate con nullmucho más éxito del esperadonull. No se reveló la identidad de los niños por respeto a las familias cuyos hijos todavía continuaban en la cueva.
Todos se alojaban juntos en el campamento base levantado a la entrada de la cueva y las autoridades no querían que mientras unos celebraban la alegría de tener a los suyos a salvo, otros viviesen la angustia de seguir el minuto a minuto del resto del operativo.
Desde que se conoció la desaparición de los 12 adolescentes y su entrenador, el pueblo más cercano a la cueva donde muchos de los niños iban a la escuela, Maesai, ha estado muy unido.
Ha habido grupos de voluntarios ofreciendo comida y apoyo psicológico a las familias y hasta se ha recolectado dinero para ofrecer a los padres que han tenido que dejar sus trabajos para seguir el día a día de la operación.
Control de la información
Las autoridades tailandesas establecieron un nullcordón sanitarionull para evitar que se filtrase información que pudiera perjudicar el rescate o dañar las sensibilidades de las familias.
Los celulares, por ejemplo, están restringidos a cierto personal dentro del campamento y la información se comparte solo con un grupo reducido.
También hay preocupación con la prensa. Este domingo, Narongsak Osottanakorn criticó la actuación de algunos medios de comunicación que han interferido la radio de la policía para obtener más datos de los ofrecidos o han usado drones para acceder a las zonas donde el paso está cortado.
Los padres, conscientes de la preocupación de las autoridades, obedecen las indicaciones dadas manteniendo también el hermetismo.
Agradecimiento
Hay un dicho tailandés que dice nullevitarás ofender a quien te ayuda pidiéndole más de lo que te danull.
Por eso, explican desde el servicio tailandés de la BBC, los padres que aguardan el rescate de sus hijos no demandan más información de la que se les ofrece, conscientes de los esfuerzos que están haciendo tanto las autoridades como la comunidad internacional por sacar sanos y salvos a sus hijos.
El pueblo tailandés, conocido por ser modesto y respetuoso, valora enormemente el destacamento de equipos y voluntarios en la zona y no quiere comprometer el buen funcionamiento del operativo exigiendo que les den más información.
Es una señal de agradecimiento en la cultura tailandesa aceptar lo que te dan sin hacer preguntas.
Cuarentena
Una vez fuera de la cueva, y tras los primeros chequeos médicos, los padres podrán ver a sus hijos, pero solo a través del cristal. Deberán esperar algo más para besarlos y abrazarlos.
Los médicos no permiten el contacto físico con los menores hasta que no se descarten infecciones respiratorias y otras enfermedades que hayan podido contraer tras más de 15 días bajo tierra, en la oscuridad, con oxígeno limitado y en una atmósfera muy húmeda.
Pasado un periodo de cuarentena de 48 horas, los responsables sanitarios creen que los padres podrán estar en la misma habitación que sus hijos pero llevando traje protector.
El estado de salud de los primeros niños que salieron de la gruta es moderadamente bueno y los médicos se mantienen optimistas aunque les están administrando vacunas como el tétanos y la rabia para no correr ningún riesgo.
Dos de ellos están con tratamiento antibiótico tras presentar algunos síntomas de neumonía y todos llevan anteojos de sol que les permitan adaptarse de a poco a luz natural.
También están bajo observación psicológica y se espera que permanezcan ingresados al menos una semana.
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