C. Dos Santos

Peñarol dio vuelta la página: 4-2 a Liverpool

Con un Torito Fernández espectacular, Peñarol dejó atrás su eliminación en la Copa

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12 de agosto de 2018 a las 21:00

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Alta tensión en Belvedere. Allá en el rinconcito que da contra el vestuario del visitante, solo se sonríe para lo justo y necesario. Reina un silencio que huele a duelo. Dirigentes, jugadores y allegados de Peñarol saben que se juegan mucho contra Liverpool tras quedar afuera de la Copa Sudamericana a manos de Atlético Paranaense y con paliza.

Lo saben los dirigentes presentes, el secretario técnico Carlos Sánchez –el jueves fue despedido el director deportivo Gonzalo De los Santos–, el Chiche Corujo que se pide un café y el ayudante técnico de Diego López, Michele Fini, que arenga en italiano de las gradas donde es imposible ver un ángulo de la cancha.

Lo sabe de sobra el entrenador que manda un doble 9 a la cancha de entrada: Lucas Viatri y Gabriel "Torito" Fernández. Que retrocede al Cebolla Rodríguez al doble 5 sacando a Gonzalo Freitas y que le da carta libre por afuera a Agustín Canobbio e Ignacio Lores.

Lo saben los hinchas que coparon la visitante a $ 600 por aquello de que "en las malas mucho más".

Lo saben los jugadores que presionan y aceleran de entrada.

Esa obligación de ganar. Esa necesidad vital de recuperarse lo hace fuerte y superior en los primeros 45'.

Liverpool no sabe aprovechar el ánimo golpeado, la confianza desestabilizada ni la presión que su visita carga sobre los hombros.

El equipo parece improvisar demasiado en el 5-3-2 que propone el entrenador.

El lateral Martín Rivas juega de central en línea de tres. El extremo Cristian Souza aparece como carrilero y la presión de Peñarol lo obliga a recostarse permanentemente y a subir con perfil cambiado. Pablo Caballero se mueve como volante central y no como aquel externo que mostraba un gran ida y vuelta en Cerro. Y Federico Martínez, de punta, no tiene recorrido para lastimar con su veloz habilidad.

Por eso manda Peñarol en el arranque. Con un doble 5 fuerte con Guzmán Pereira que recupera y distribuye y un Cebolla Rodríguez que pasa al frente y se asocia con dos delanteros bien dispuestos a salir de la zona del confort del 9 que espera que le caiga el centro medido en el corazón del área.

Viatri sale y clarifica con clase. El Torito también y gana en el cuerpo a cuerpo generando el espacio o la falta.

Golpea por derecha Peñarol pero le falta confianza a Canobbio en el uno contra uno y profundidad al juvenil Ezequiel Busquets para apoyarlo.

Entonces llega el gol por izquierda con gran centro de Lores y definición por el segundo palo de Fernández a puro oportunismo y fuerza física para terminar la jugada.

Se van los primeros 45' con mucha solvencia defensiva de Peñarol. Juega tan bien Fabricio Formiliano –corta líneas de pase, barre el fondo, gana todas por arriba– que cuando se van al descanso un hincha le grita: "Te quiero Tito".

Pero en el complemento el equipo retrocede. Cede terreno, cede pelota y por consiguiente cede protagonismo.

Liverpool se siente mucho más cómodo para sacar la pelota limpia del fondo y activar sus circuitos de juego.

Ya no está solo Hernán Figueredo para intentar jugar. Despierta Martínez y encuentra socios para desbordar y encarar, enganchar y rematar de media distancia. Dawson le salva un primer intento picante.

López se la ve venir. Estoyanoff por Lores no recompone la situación. Por eso echa mano a Gonzalo Freitas en lugar de Canobbio. Liverpool le responde con gol, de Martínez, tras gran triangulación ofensiva por izquierda.

Peñarol está golpeado. Pero tiene jugadores con esa jerarquía tal que son capaces de resolver en situaciones complejas. Y uno de ellos es Viatri que lo pone a correr al Torito para que ponga el 2-1.

Es el gol del alivio. Es uno de esos tantos con los que un equipo se da cuenta que no lo pierde más. El Cebolla suma otro gol de cabeza y Peñarol queda a resguardo de un penal en jugada gris y de interpretación de Andrés Cunha que antes no cobró un penal menos discutible sobre Fernández creyendo, tal vez, que el jugador buscó el contacto con el defensor y exageró la caída.

El gol de Ramírez ya no es capaz de levantar a Liverpool. Porque es la tarde del Torito Fernández que sobre el final cierra el marcador marcando con el arco libre tras pase simple y claro de Maxi Rodríguez.

Peñarol respira. Oxígeno puro tras el estado de emergencia. Da vuelta una página triste y sigue en carrera para lo que puede y debe: el Uruguayo.


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