PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP

Por Zidane y a pesar de Zinedine

Zidane fue protagonista en la reconstrucción de un equipo que estaba a la deriva, pero sacó a Kroos y pudo quedarse sin nada

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28 de mayo de 2016 a las 18:11

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Incluso en la final, Zidane demostró sus dotes de estratega para hundir a Casemiro en una medular intencionalmente dedicada a jugar. Adelantó a Luka Modrić, liberó a Toni Kroos e hizo retroceder a Gareth Bale para sacar a su rival de la maraña defensiva.

Campeón como jugador y como técnico, Zinedine Zidane fue tentado a asumir el cargo tras un penoso arranque de temporada bajo el mando de Rafa Benítez y dio una clase magistral de cómo administrar los egos de sus pupilos para exprimir su rendimiento.

Zidane dio una clase táctica para desbaratar el operativo de uno de los equipos más defensivos (y efectivos a la hora de luchar), del mundo.

Dio una clase táctica para desbaratar el operativo de uno de los equipos más defensivos del mundo. En ese escenario, Kroos fue un rey que viajó en el tiempo para parecerse al mejor jugador del Mundial 2014.

Pero al DT le ganó el impulso del futbolista, decidió sumar músculos y le dio al rival una hermosa oportunidad de emparejar el juego.

La cruel dinámica del fútbol construye sus propios héroes. Y en la final donde Carrasco besó a su novia y Ronaldo le mostró los abdominales al mundo, muchos nos quedamos con Zidane, arquitecto de un campeón que celebró en silencio.

El hombre de Marsella lo hizo de nuevo, tiene Europa rendida a sus pies.
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