La resolución del gobierno argentino de que el representante de ese país en la asunción de Tabaré Vázquez sea su vicepresidente, Amado Boudou, y no la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, generó malestar en el gobierno uruguayo, dijeron a El Observador fuentes oficiales. Es que Boudou concurrirá a la ceremonia de cambio de mando luego de que su procesamiento por un delito de corrupción fuera confirmado por la Cámara Federal porteña y mientras un caso que lo salpica es investigado en Uruguay.
El Observador consultó al presidente José Mujica sobre la ausencia de su par argentina. “Ella tendrá sus razones”, respondió. Y después agregó: “creo que debería estar, pero tiene todo su derecho...”.
Boudou y su supuesto testaferro, Alejandro Vandenbroele, fueron procesados en Argentina por “cohecho pasivo en concurso ideal con negociaciones incompatibles” por la compra de la empresa emisora de billetes Ciccone Calcográfica. El caso implica a Uruguay porque el supuesto testaferro de Boudou es investigado por la Justicia uruguaya por lavado de dinero.
Integrantes del gobierno explicaron que, además, la venida de Boudou a la asunción de Vázquez se producirá justo la semana posterior a que el juez Néstor Valetti pidiera la captura internacional de Vandenbroele, quien fue detenido el viernes por la Policía de Seguridad Aeroportuaria argentina.
Fernández de Kichner deberá encabezar el mismo día del cambio de mando en Uruguay la apertura de la última Asamblea Legislativa durante su mandato. Según informó ayer el diario Clarín, la presidenta argentina pretende evitar apariciones públicas junto a Boudou y por eso el vicepresidente actuará como representante oficial argentino en la asunción de Vázquez.
La cancillería uruguaya envío ayer un comunicado en el que detalla la lista de asistentes al cambio de mando y no figura ninguna de las dos cabezas del Poder Ejecutivo argentino. Tampoco fue anunciada la presencia del canciller argentino, Héctor Timmerman. Sin embargo, según supo El Observador, Boudou tiene una reserva a su nombre para el sábado en el hotel Radisson. A la ceremonia también concurrirá el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que es cuestionado por organismos internacionales tras la represión a ciudadanos que se manifiestan contra su gobierno.
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