Proponen que padres puedan despedir e inhumar a sus hijos nacidos sin vida

También se plantea reconocerles el derecho a verlos y despedirlos, por lo que las instituciones de salud quedarán obligadas a hacerlo posible, de acuerdo a las circunstancias de cada caso. 

“Es frecuente que los progenitores planteen la necesidad de dar cierre al evento traumático de la pérdida del embarazo y la muerte gestacional”, dice el proyecto, al que accedió El Observador.  “Desde las ciencias psicológicas se estima que es necesario dar ese cierre para recién entonces poder empezar a sanar emocionalmente a través de un proceso de duelo”, agrega. 

Para algunos padres, se subraya, esa toma de conciencia se concreta con la sepultura de su hijo. 

“En nuestra cultura se tiende a infravalorar el dolor causado por la muerte de un bebé que no nació y se desautoriza su duelo por no ser considerada una pérdida real”, dijo Sanguinetti. La iniciativa, apuntó, es para que tengan “el derecho de despedirlos y enterrarlos”. 

Sanguinetti y Asiaín plantean en su proyecto la experiencia de países como el Reino Unido, que han dispuesto que las instituciones de salud ofrezcan a los padres la posibilidad de inhumar a los recién nacidos sin vida. El National Health británico recomienda especialmente el sepelio y el entierro en caso de pérdida de embarazos. 

Diego Battiste

Las senadoras sostienen que parte del respeto debido a los progenitores y a sus nacidos sin vida implica dispensarles un tratamiento digno a los restos, sea que se opte por su inhumación o no. 

“No deben ser tratados bajo ningún concepto como desechos hospitalarios”, se afirma. 

Si este proyecto se convierte en ley los padres que así lo soliciten podrán acceder al certificado de defunción correspondiente, que deberá ser expedido por el médico tratante, que deberá emitirlo sin importar la edad gestacional o el peso del nacido sin vida. 

Ese certificado será suficiente para habilitar la sepultura o la cremación de los restos. 

La partida de defunción le asignará un nombre seguido del apellido de los progenitores,  y de un sexo si se pudiera determinar. Tendrá la constancia de “nacido sin vida”, así como la individualización de sus padres. 

Los progenitores podrían acceder además a la habitual licencia por duelo de tres días consagrada por ley, ante la muerte de un familiar directo. 

El prestador de salud deberá otorgar un plazo de 24 horas de reflexión para que decidan sobre el destino del nacido sin vida. En caso de no optar por la inhumación, los restos serán incinerados por la institución. 

Actualmente, quienes desean enterrar a sus hijos sin vida menores a las 20 semanas de gestación (o 500 gramos si no es posible determinar la edad fetal) deben abocarse a un largo proceso burocrático. El proyecto cita un caso reciente de una madre que necesitó dos años de un proceso judicial que determinó, al final, una resolución a su favor. 

“El nacido sin vida simplemente desaparece de la visión de sus progenitores, sin que estos sepan donde van a parar sus restos”, dice el proyecto. “La decisión de enterrar a un hijo, incluso si este nació muerto, es de sus padres, y ninguna autoridad debe sustituir dicha decisión”, se concluye.