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Reik: cantantes de amor de profesión
Como parte de la gira de promoción del disco titulado Des/amor, el grupo mexicano Reik se presentó en el Palacio Peñarol, en visita que significó el arribo de la banda por primera vez a Uruguay.
La agrupación integrada por Jesús Alberto Navarro (vocalista), Julio Ramírez (guitarras) y Gilberto Marín (guitarra eléctrica y coros), ofreció un espectáculo que se caracterizó por buscar conectarse con el público uruguayo a través de sus éxitos románticos, los cuales desde el año 2005 son la principal bandera que promueve la banda a nivel local e internacional.
El recital vale decir que transcurrió en una rapidez que generalmente no se observa en artistas y conjuntos que llegan al país, ya que duró solo 90 minutos, pero los cuales fueron suficientes para recorrer prácticamente gran parte de la discografía del grupo.
El concierto comenzó con We Only Have Tonight (tema principal de la película No Manches Frida (2016) y cerró con Que vida la mía (2005), pero en el medio se escucharon 17 temas y dos interpretaciones en popurrí (con seis composiciones cada una), en un ritmo que no dio respiro al público -en su gran mayoría femenino-. Las melodías –muchas con video incluido en pantalla gigante- fueron transcurriendo casi sin pausa por parte de los artistas, quienes no tuvieron problema en decir "Llegamos entre 10 y 12 años tarde", esto en clara alusión a que desde que la agrupación se conformó en 2005 no se había concretado la posibilidad de llegar a presentarse en Montevideo.
Las baladas lentas más populares estuvieron presentes, y en ellas se vio la mejor respuesta de los asistentes. Tu mirada, Noviembre sin ti, Me duele amarte, Sabes, Yo quisiera e Inolvidable marcaron la temperatura en un show que en general tuvo una buena puesta en escena, principalmente en materia vocal y musical. Si tuvieron algunas palabras especiales para presentar el tema Creo en ti. Sobre su letra y antes de la interpretación dijeron: "esta canción es muy difícil para nosotros. Nos enseñan a creer en todo tipo de cosas. En la capacidad que tenemos de cambiar el mundo. Nos enseña a creer en nosotros".
Ya cerca de la culminación, uno de los guitarristas quiso guardar como recuerdo un instante del recital y solicitó un teléfono celular para fotografiarse y grabarse, lo que provocó a modo de despedida un griterío que por tres minutos fue ensordecedor. La explicación de esto radicó en que gracias a las fotos y videos logran estar más cerca de sus fans, principalmente a través de las redes sociales.
El trío de jóvenes ofreció un concierto aceptable, correcto, prolijo y sin dificultades. La despedida fue directa y rápida, ya que agradecieron a los presentes por acompañarlos en este encuentro, saludaron y se retiraron, mientras de fondo se podía leer la palabra gracias en una bandera gigante de Uruguay que aparecía en la pantalla. La gente pedía una canción más, pero las puertas abiertas de la salida mostraban que ya no había nada más. Los tres prometieron volver, sonrieron y con los sentimientos como base demostraron que en la actualidad tienen argumentos para estar entre los grupos más familiares y de más fama cuando de cantarle al amor se trata.
Acústica
Merece un párrafo aparte la acústica que ofrece el Palacio Peñarol como recinto para recibir esta clase de eventos. Para este espectáculo la banda sonó bien, y su trabajo no tuvo objeción, pero las características que tiene el lugar hicieron que por algunos pasajes fuera inevitable la sensación de que la música no se podía escuchaba sin retumbar, lo cual no ayuda ni al artista, ni al show ni al público.
