Robert Redford se despide del cine como mejor le sale: con elegancia y una sonrisa en el rostro

El actor protagoniza "Un ladrón con estilo", una película fresca, emotiva y elegante que dialoga con los mejores momentos de su carrera

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11 de abril de 2019 a las 15:40

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El esquema se repite. Ya es un patrón. Pero sigue pasando. Él llega, vestido con un traje azul impecable, con el andar propio de un hombre que arrastra 70 años de experiencias, con un bigote frondoso, un maletín en mano y los zapatos lustradísimos. La sonrisa es enorme, tanto que a ningún gerente se le cruza por la cabeza que semejante caballero pueda llegar a hacer algo como lo que va a terminar haciendo. Nadie sospecha, y por eso lo reciben con una sonrisa casi tan grande como la suya. Pero los gestos cambian cuando muestra el arma y pide, sin cambiar el tono afable, que pongan todo el dinero en el maletín. Mientras, él sigue sonriendo. Es un galán, un seductor. Sin sustos, prisas o amenazas, el hombre de azul se va con el botín del día, tranquilo. Después, la policía va a rodear la sucursal del banco, va a entrar, va a preguntar cómo nadie se sintió amedrentado por el rufián, cómo nadie se asustó o corrió pidiendo socorro a los gritos, y todos los interrogados van a contestar más o menos lo mismo y con la misma indiferencia: “Y, la verdad es que era un veterano muy amable, muy simpático. Era un caballero”.

Ante esa situación, uno no podría más que simpatizar con los desconcertados detectives. Pero todo comienza a tener más sentido y la empatía se pasa para el lado de los funcionarios bancarios cuando los rasgos de ese caballero miran a la pantalla por primera y revelan su verdadera arma: ante el rostro de abuelo buena onda y conquistador de Robert Redford, ¿quién podría resistirse?

Este es, a grandes rasgos, el comienzo de Un ladrón con estilo (The old man & the gun, un título mucho más apropiado), la despedida de Redford a la actuación en la pantalla grande. Con un estreno enormemente dilatado por los avatares de la distribución internacional –la película llegó a los cines estadounidenses en agosto de 2018–, Un ladrón con estilo aparece este jueves en cines locales de la misma manera que el personaje de Redford entra a los bancos a robar: haciendo poco ruido y de manera amable, dejando una estela de encanto y calidez tras su partida.

Será esta, entonces, la última vez que el rostro de Redford aparecerá en una pantalla de cine. Su nombre ha estado ligado al séptimo arte en todas sus formas, tamaños y economía desde el primer minuto, tanto dentro de la pantalla como fuera. En ese sentido, uno de los legados que dejará el actor será el Festival de Sundance, que se cuenta entre los acontecimientos más importantes del cine independiente y que lleva el nombre de uno de sus personajes más icónicos: el pistolero Sundance Kid. 

Como un actor que supo ser el galán de una generación y que maduró en un Hollywood que cedía su perfil clásico ante la virulencia de las nuevas miradas de la década de 1970, Robert Redford se despide con altura. En Un ladrón con estilo apunta, dispara y da de nuevo en el blanco. 

Más o menos real

Según los registros, Forrest Tucker, un ladrón de bancos del sur de Estados Unidos, se escapó de prisión 18 veces, incluida una bastante espectacular desde Alcatraz que incluyó un bote construido con sus manos. A pesar de sus múltiples procesamientos ante la ley, Tucker siguió reincidiendo y robando bancos, hasta que cayó preso una última vez y murió encerrado a los 83 años. A partir de su historia se escribió un perfil en la New Yorker titulado The old man & the gun, y en ese perfil se basó, ligeramente, Un ladrón con estilo.

La película está dirigida por David Lowery –un cineasta cada vez más interesante que ya tuvo a Redford a sus órdenes en Mi amigo el dragón– y toma aspectos de la vida de Tucker para ensamblarlos a una ficción dedicada exclusivamente a hacerlo brillar por última vez. Así, el filme funciona como una coda acertada para la carrera del intérprete; es un “hasta pronto” encantador que deja traslucir el amor real que Redford le tiene a la profesión.

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Un ladrón con estilo contiene múltiples referencias a algunas de las películas que hicieron a Redford ser lo que es hoy –hay, incluso, pequeños fragmentos de ellas en una escena en particular–, pero no se queda en el homenaje por el homenaje, sino que va un poco más allá. Logra consolidarse como una obra singular que dialoga con el pasado y enfrenta el presente con la frente en alto. Ayudan un puñado de tomas conmovedoras, con Redford recortado en el horizonte arriba de un caballo; también, unas persecuciones que hacen sonreír varias veces y algunos diálogos punzantes entre el protagonista y Sissy Spacek –otro gran acierto del elenco– que realzan la buena química que hay entre los dos. 

En esta historia de seductores irredentos, antihéroes crepusculares y despedidas también hay lugar para los enemigos, aunque estos llegan rodeados por la misma aureola despreocupada y amable que tiene el protagonista. Casey Affleck –habitual colaborador de Lowery– es el contrapunto a la historia de Tucker como un sheriff local preocupado por su eventual vejez, que debe optar entre la simpatía que le despierta el singular ladrón y su deber como protector de la ley. Affleck siempre rinde y esta no es la excepción. 

Con el toque crepuscular y la solidez que se merecía lo último de un hombre que siempre se preocupó por el verdadero valor del cine, Un ladrón con estilo es una pequeña gran película que no debería pasarse por alto con la justificación de la poca publicidad que tuvo. Hay que ir a verla y dejarse encantar por su historia, por ese hombre que, ventanilla abierta y a toda velocidad, escapa de la policía con una sonrisa que comparten actor y personaje, la sonrisa de un caballero que se despide con elegancia y altura.

Cuatro películas de Robert Redford
Descalzos en el parque (1967)
Muy temprano en su carrera, Redford se convirtió en una cara reconocible con esta película junto a Jane Fonda. 
Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969)
Le regaló uno de sus personajes más icónicos y se consolidó como un actor que podía ser algo más que un carilindo. 
Todos los hombres del presidente (1976)
En la piel del periodista Bob Woodward, Redford destapó el caso Watergate para el cine. La película se llevó cuatro Oscar. Es un clásico de esos que cambian el cine.
Mi amigo el dragón (2016)
Su anterior colaboración con Lowery fue esta película familiar, remake de una animada de Disney del mismo nombre. No es recurrente ver a Redford en estas películas, pero lo hace con la solvencia de siempre.
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