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Un brillo natural en Andorra
El Principado de Andorra es un pequeño país, con apenas 468 kilómetros cuadrados, ubicado en los Pirineos, a medio camino entre España y Francia. Los turistas la eligen por sus paisajes, las opciones de deportes o aventura, la montaña, el invierno y los monumentos románicos. a lo que bien se podría agregar la amabilidad de sus habitantes. Es un país montañoso ubicado en una región escarpada y valles verdes, donde corren innumerables cursos de agua. Su altitud media es cercana a los dos mil metros sobre el nivel del mar, y tiene 65 picos con una altitud superior a los 2.500 metros. Su montaña más alta es la del pico de Comapedrosa, con una altitud de 2.942 metros sobre el nivel del mar. Su capital es Andorra la Vella.
La cara más histórica de Andorra son sus poco más de 40 iglesias románicas. Entre ellas, se destacan la iglesia de Sant Climent, en Pal, y la iglesia de Sant Romà, en Les Bons. Son bien distintas, pero tienen un atractivo especial. La de Pal es del siglo XI-XII y está muy bien conservada. Es una de las más bellas de Andorra. Se puede hacer una visita guiada po un precio de cinco euros, previa reserva en el Centre d’interpretació Andorra Romànica de Pal. La de Sant Romà, por su parte, forma parte del Conjunto Histórico de Les Bons, donde se incluye algunas construcciones civiles de otras épocas. Es una iglesia de 1164, más pequeña y deteriorada, pero aun así conserva un encanto realmente especial y permite grandes vistas del valle. Otra elegida es la iglesia de Santa Coloma, con la estampa de su curiosa torre circular, con las montañas de fondo.
Pero Andorra es también un lugar de naturaleza que invita a variadas actividades al aire libre y a la práctica de deportes como el senderismo y el esquí. Además es sinónimo de arte, museos, monumentos, fiestas y celebraciones. Y, por si fuera poco, ofrece una gastronomía de excelencia, con más de 1.400 comercios con los productos de las mejores marcas.
También tiene excelentes establecimientos termales y spa de alta montaña, que se complementan con tratamientos de salud y belleza. Tiene el mayor centro termal del sur de Europa – Caldea - que es un auténtico palacio de las aguas con actividades para vivir el relax y cuidar la salud y el cuerpo.
En invierno la nieve se roba la atención. El Principado cuenta con dos dominios de esquí - alpino y nórdico – como son Vallnord (en los valles de La Massana) y Ordino, y Grandvalira (en los valles de Canillo y Encamp). El parque Naturlandia, ubicado en el Bosque de la Rabassa, en Sant Julià de Lòria, y tiene 15 kilómetros de pistas de esquí nórdico. Es ideal para disfrutar en familia. Es un enorme espacio deportivo, con pistas y circuitos preparados para la práctica de esquí, así como para andar en trineos con perros y también la opción de un parque infantil de nieve. Vallnord ofrece más de 90 kilómetros de pistas, y Grandvalira más de 200.
Para los amantes de las emociones cargadas de vértigo, hay opciones de saltos, parapente, carrera de trineos o viajes en helicóptero, entre otras actividades de aventura. Freeride y Snow Park son los dos referentes del snowboard. En el entorno se pueden encontrar toboganes de nieve como el Tobotronc, el más largo del mundo con 5,3 kilómetros.
Cuando la nieve retrocede, la zona da lugar a otras disfrutables actividades al aire libre: circuitos de aventura y senderismo, salto de obstáculos y bicicleta. El Vallnord Bike Park, el Grandvalira Mountain Bike Park y el Bike Park, de Naturlandia, se destacan por su gran extensión para la práctica de esos deportes.
Muchos se arriesgan al ballon-balai, un deporte que es similar al hockey, donde se usa un stick, una pelota redonda y un calzado normal sin patines. La propuesta más atractiva del Palau de Gel es la de los karts sobre hielo donde se agrupan familiares y amigos para muy divertidas competencias.
Gastronomía e historia
Andorra ofrece buenos e interesantes sitios de comida. Sobre todo cervecerías donde sirven buenas tapas y además elaboran su propia cerveza casera. Hay varios hoteles y restaurantes que ofrecen platos y productos típicos de Andorra, además de hermosas e inolvidables vistas junto al río. Aunque si se quiere comer en un lugar típico hay que ir a algunas de las “bordas”, las casas tradicionales de montaña que se transformaron en restaurantes y disfrutar de platos tradicionales como la escudella o el trinxat.
Andorra la Vella y Pal son dos sitios obligatorios de visitar. Éste último es uno de los pueblos más visitados por su singular casco urbano, de casas típicas donde la piedra, la pizarra y la madera son protagonistas, aunque casi todo el perfil arquitectónico y de diseño del país es muy similar.
Un recorrido por Andorra debe incluir una parada en el Museo Siadristyi, más conocido como el museo de la miniatura, donde se exhiben pequeñas obras de arte pertenecientes a Nikolaï Siadristyi. Están hechas en oro, platino, papel, semilla de fruta y grano de arroz. La mayoría de las obras solo pueden ser contempladas mediante microscopios de gran aumento.
Hay itinerarios que muchos eligen hacer. Por ejemplo, el del Hábitat rural y la Ruta del Hierro, o el Camino Hidroeléctrico de Engolasters -generalmente en agosto -, donde se pueden descubrir las formas de vida, la industria y las tradiciones de la antigua sociedad de Andorra. Hay otras propuestas turísticas muy interesantes como el itinerario del Camino de Canillo, la ruta Verdaguer o el Anillo Verde. Todos esos paseos se pueden hacer en un bus turístico, que incluye servicio de audioguías en cuatro idiomas (catalán, castellano, francés e inglés).
