Nacional > ¿Por qué es una buena noticia?
Uruguay es el único país de la región al que llegan más venezolanos de los que se van y expertos dicen que es una "buena noticia"
Más de 370 venezolanos cruzan cada día el Tapón del Darién, a mitad de camino entre Colombia y Panamá, conocida como la selva más peligrosa del mundo. Lo hacen en su intento de conseguir un futuro mejor fuera de su país. Cada tanto el río Bravo devuelve el cadáver de algún venezolano que busca atravesar la frontera de México y Estados Unidos. Cada mañana miles de mujeres venezolanas —de los cerca de 650 de sus compatriotas que pasan de Venezuela a Colombia por las trochas— venden mechones de pelos para costear sus viajes. Y cada mes de este 2022 Uruguay viene siendo “el único país en el Cono Sur con una constante tendencia de mayores entradas a salidas de personas refugiadas y migrantes de Venezuela”.
De Venezuela —o mejor dicho, de la crisis humanitaria de Venezuela— casi no se habla. Pareciera que la pandemia del covid-19, la llegada de los talibanes al poder en Afganistán y la guerra en Ucrania quitaron de la agenda el éxodo que continúan padeciendo decenas de miles de venezolanos. Un flujo que, según la Organización Internacional para las Migraciones de Naciones Unidas, se volvió a intensificar tras el cese de la emergencia sanitaria, y que es probable que se extienda todavía más con la reapertura de las fronteras oficiales entre Venezuela y Colombia a partir de este lunes.
En comparación a los países vecinos, Uruguay capta una mínima parte de los migrantes recientes. Pero en comparación al tamaño poblacional y la relación de entradas y salidas, Uruguay es uno de los países que más consigue un saldo positivo: solo en el primer semestre de este 2022 se estima que la comunidad de venezolanos creció a más de 22.000, cuando a fines de 2021 apenas superaba los 17.000.
Según Matías Brum, doctor en Economía especializado en economía de la migración, la captación de venezolanos “es una buena noticia: refleja que las condiciones sociales y laborales de Uruguay están siendo lo suficientemente buenas para atraer población migrante”.
Porque si bien la crisis concomitante a la pandemia sigue teniendo su impacto en el salario de los uruguayos, “la llegada de migrantes dinamiza la economía, genera demanda, abre nuevas oportunidades de negocios (como los populares restaurantes de arepas) y, en el caso particular de los venezolanos, aporta mano de obra calificada a un país que la está necesitando”.
El Observador había informado que en el último año, por primera vez desde que hay registros, la población uruguaya se achicó. Al respecto, el demógrafo y economista Juan José Calvo había advertido por el resurgimiento de movimientos nacionalistas, como el liderado por Giorgina Meloni en Italia, que defienden que “hay que preservar el ADN” de una nacionalidad. “Es racista y xenófobo, como si existiese un ADN uruguayo que sea mejor que el resto”, insistió. Para el demógrafo, en cambio, habría que seguir el modelo de países como “Canadá, Australia o Nueva Zelanda en que la migración se produce de manera ordenada, legal, segura, respetando al migrante. El modelo canadiense tiene estimaciones robustas de las necesidades a cubrir en el mercado de trabajo. Qué empleos o profesiones requieren mano de obra migrante porque no hay en el país. Entonces facilita la llegada de esos perfiles. Las personas se registran, como que postulan, para inmigrar”.
¿Quiénes están llegando? La Organización Internacional para las Migraciones viene observando un incremento de la migración de mujeres venezolanas. Muchas de ellas salen solas y otras buscan la reunificación con algún familiar que está en el país de destino.
Dentro de las rutas de salida de Venezuela, la Organización identificó algunos puntos fronterizos clave, sobre todo para quienes hacen la travesía a pie o con cambios de vehículos. Rumichaca, entre Colombia y Ecuador; Huaquillas y Aguas Verdes entre Ecuador y Perú; Desaguadero entre Perú y Bolivia; Colchane entre Chile y Bolivia; Pisiga también entre Chile y Bolivia; La Quiaca entre Bolivia y Argentina, entre otros.
Ya son más de 6.800.000 los venezolanos fuera de Venezuela y Naciones Unidas proyecta que, al menos entre 2023 y 2024, la emigración seguirá al alza.
