El Gobierno argentino ha dejado clara sus intenciones de una negociación con la administración de Donald Trump para mitigar los efectos de la nueva ofensiva arancelaria implementada por la Casa Blanca. El representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, mencionó a la Argentina como uno de los países que se ha mostrado dispuesto a flexibilizar sus barreras comerciales a fin de cumplir con la política de reciprocidad impulsada por el presidente estadounidense. El funcionario expuso sus declaraciones ante el Senado norteamericano, asegurando que la Argentina, junto con otros países como India, Vietnam e Israel, está buscando vías para reducir el impacto de los aranceles que afectan tanto a las exportaciones argentinas como a las relaciones comerciales con la mayor economía del mundo.
En este contexto, Greer reveló que casi 50 países han contactado a su oficina con el objetivo de explorar mecanismos que permitan una revisión de las políticas comerciales para evitar una escalada en las tensiones. El interés de Argentina, en particular, se da en un momento clave, tras el anuncio de que Estados Unidos implementará un arancel del 10% a productos de varios países, incluidos los de Argentina. Sin embargo, los aranceles serán más elevados para bloques como la Unión Europea o países específicos como China.
EE. UU. busca corregir desigualdades en el comercio internacional
El nuevo enfoque arancelario de EE. UU. tiene como objetivo reducir el déficit comercial y fomentar la reubicación de la producción dentro del territorio estadounidense. Según Greer, la estrategia tiene como fin corregir lo que la administración de Trump considera una desigualdad estructural en el comercio internacional, que, según argumentan, ha favorecido a economías como la de China. "A lo largo de los años, gobiernos anteriores permitieron que naciones como China ganaran terreno en la Organización Mundial del Comercio", señaló Greer, subrayando la necesidad de generar condiciones más equilibradas en el intercambio global.
Esta política busca también reactivar la industria estadounidense, que ha experimentado una pérdida de empleos en las últimas décadas debido, entre otros factores, a la deslocalización de la producción. En este marco, se están llevando a cabo negociaciones con diversos países que han mostrado disposición para adaptar sus propias normativas comerciales, con el fin de evitar una confrontación directa con EE. UU. y, al mismo tiempo, proteger sus sectores exportadores.
Reacciones y negociaciones entre Argentina y EE. UU.
Por su parte, el presidente argentino, Javier Milei, anticipó que el país buscará modificar su legislación para adaptarse a los nuevos requerimientos impuestos por los aranceles estadounidenses. El mandatario explicó que, a través de las negociaciones en curso, la Argentina trabajará en readecuar su normativa para cumplir con los requisitos establecidos en la propuesta de aranceles recíprocos elaborada por la administración Trump. Esta medida forma parte de los esfuerzos por minimizar los efectos negativos de la decisión de la Casa Blanca sobre las exportaciones argentinas.
El 5 de abril, Milei indicó que la Argentina avanzará en la armonización de los aranceles de una canasta de cerca de 50 productos, con el objetivo de facilitar el flujo comercial entre ambos países. Esta propuesta se realiza en el marco del TIFA (Acuerdo Marco de Comercio e Inversión), y el presidente aseguró que ya se han cumplido nueve de los 16 requerimientos necesarios. "He instruido a la Cancillería y a la Secretaría de Comercio de mi país para que avancen en el cumplimiento de los requerimientos restantes", destacó Milei en una conferencia de prensa.
El gobierno argentino también está trabajando en conjunto con el secretario de Comercio de los Estados Unidos, Howard Lutnick, quien se reunió recientemente con el canciller argentino, Gerardo Werthein, para iniciar las negociaciones que buscan atenuar los efectos de la medida de Trump.
Respuestas internacionales y efectos económicos
La política arancelaria implementada por Estados Unidos ha generado reacciones internacionales dispares. Algunos países, como China, han respondido con aranceles recíprocos, advirtiendo que no cederán ante las medidas comerciales impuestas por EE. UU. Otros gobiernos, en cambio, han optado por la vía diplomática y buscan negociar para mitigar el impacto económico de la guerra comercial. Kevin Hassett, principal asesor económico de Trump, destacó que EE. UU. ha recibido una gran cantidad de solicitudes para eliminar los aranceles, y las conversaciones con países como Japón y Corea del Sur se han priorizado debido a su rol estratégico en la economía global.
En el Congreso estadounidense, la nueva política ha generado un debate interno. El senador demócrata Ron Wyden criticó la falta de claridad en las medidas adoptadas, mientras que el republicano Mike Crapo, presidente del Comité de Finanzas, expresó su esperanza de que la ofensiva comercial conduzca a mejores condiciones para el sector exportador estadounidense, aunque reconoció la incertidumbre que la medida ha generado, incluso dentro de su propio partido.
Con estos antecedentes, la administración de Trump sigue avanzando en su estrategia de redefinir el comercio internacional, mientras que los países afectados, entre ellos la Argentina, buscan alternativas para minimizar los impactos negativos y preservar sus relaciones comerciales con la primera economía global.