En estos tiempos de innovación constante y aparatos que prometen hacerte soda en casa, conviene hacer una aclaración importante: la soda verdadera es la de sifón. La botella de agua mineral con gas que venden en el supermercado, por más burbujas que tenga, no es soda. Lo siento por las máquinas que prometen convertir el agua común en gasificada, pero tampoco eso es lo que los fanáticos de la soda buscan. La gracia, el verdadero ritual, está en el sifón.
El sifón, con su diseño clásico, tiene un atractivo que va más allá de las burbujas. Como diría un amigo nuestro, "en el sifón se confía hasta la última gota". Y es cierto. Una botella de agua con gas puede empezar bien, con ese gas que te enfría el cerebro a la primera toma, pero al rato se convierte en una sombra de lo que fue: el gas se va y te quedás con un fondo de agua casi inerte. En cambio, con el sifón, ese último "culito" sigue teniendo vida. Hasta el final, podés extraerle soda con burbujas, con toda su potencia intacta.
Lo que muchos no saben es que la gaseosa también debería venir en sifón. Imaginemos, por un momento, lo que sería tener un sifón de gaseosa, con ese gas que nunca pierde fuerza y una experiencia completamente diferente a la de las botellas plásticas. Lamentablemente, hoy el sifón de vidrio es una rareza, en su mayoría reemplazado por los de plástico, por cuestiones de seguridad. Pero el sifón de vidrio, cuando uno lo encuentra en algún restaurante, es la gloria misma.
El encanto del sifón de vidrio
Hubo un tiempo en que tener un sifón de vidrio en casa era casi como tener una granada sin seguro. El temor a que explote siempre estaba presente. Recuerdo a una tía mía, Elsa, que vivía en Córdoba y era paranoica con los sifones. Para ella, era como tener un arma de destrucción masiva en la cocina. Si hacía mucho calor, pensaba que iba a explotar, y no había forma de convencerla de lo contrario. Esta idea del sifón peligroso, junto con algunos accidentes reales, hizo que fueran reemplazados por los de plástico, mucho más seguros.
De todos modos, aunque ahora la mayoría de los sifones son de plástico, de vez en cuando uno se cruza con esos sifones de vidrio pequeños, en restaurantes o bares. Ese sifoncito de vidrio es el verdadero símbolo de una experiencia completa: tomar soda en su mejor expresión, desde el envase que la mantiene con todo su gas.
Y claro, no podemos dejar de mencionar el uso del sifón en la coctelería y la cocina. Ya sea con vermú o con un buen licuado de limón, la soda del sifón le da un toque especial a cualquier bebida. Incluso un licuado de frutas con soda es mucho mejor que con agua, ya que las burbujas le agregan una textura y frescura incomparables.
Así que, la próxima vez que quieras soda, no te dejes engañar por esas botellas de agua con gas. La soda verdadera es la del sifón, con su gas inagotable y su encanto inigualable. Y si tenés la suerte de encontrar uno de vidrio, ya sabés que estás frente a lo mejor de lo mejor.