Nadie en la SIDE quiere hablar sobre los rusos "detectados" de los que habló el vocero presidencial en la primera conferencia de prensa que dio después de tres semanas.
Es que Manuel Adorni fue sincero. Dijo que la oficina de inteligencia oficial detectó actividades sospechosas de ciudadanos rusos radicados en la Argentina. Aseguró que recibían financiamiento y actuaban en favor de los intereses geopolíticos de Rusia. Y explicó que, en ese marco, el nuevo Departamento Federal de Investigaciones (DFI), en la órbita de la Policía Federal, fue creado para desarticular organizaciones criminales.
Todo muy lindo. Casi como si de repente tuviéramos un FBI, un organismo reconocido mundialmente por su protagonismo en películas y series, que se ocupa de la seguridad como de la inteligencia interna, bajo la órbita del Departamento de Justicia. Claro que no es el caso en Argentina. Primero, porque niegan en el Gobierno que la DFI vaya a ocuparse de la inteligencia interna, sí le reconocen funciones en la frontera, y lejos de depender de Justicia, depende de la Policía Federal, que en Argentina está en el Ministerio de Seguridad.
De todos modos, la DFI no hizo la investigación sobre los rusos, sino la SIDE.
Adorni le dio una gran importancia al hallazgo. La célula en cuestión está relacionada al gobierno ruso, y está vinculada al llamado "Proyecto Lahkta" que creó el oligarca ruso que gobernaba San Petersburgo Yevgenly Prigozhin. En el pasado fue gran amigo de Vladimir Putin hasta que murió en un "accidente" aéreo. Antes de erigirse en enemigo de Putin, Prigozhin fue definido con la personalidad de "un ganster o de un mayordomo" por Giovanni Da Empoli en El Mago del Kremlin, donde le dedica un capítulo entero bajo el epígrafe "La vida es una comedia en la que hay que actuar seriamente". El autor, Alexandre Kojêve, un ruso que vivió en París, marxista y hegeliano, considerado clave en la formación de la Unión Europea, parece el comediante.
Aquí, el anuncio es la comedia. Como en otros países, en Argentina también hay rusos que ahora trabajan para Putin (antes para Prigozhin) en campañas de desinformación. El 19 de octubre de 2018, tras una investigación del FBI, el Departamento de Justicia anunció cargos contra Elena Khusyaynova por participar en una conspiración para librar "una guerra de información contra Estados Unidos".
Se explicó que se crearon personajes falsos que se hacían pasar por estadounidenses, la organización y el apoyo a protestas, la difusión de contenido a través de blogueros falsos y la compra de anuncios y contenido promocionado en redes sociales. Y que hasta se contrató expertos en motores de búsqueda para garantizar que las narrativas y el contenido del Kremlin encabezaran los resultados de búsqueda. En fin, se denunció que la mujer buscaba influir en las elecciones generales de 2016, cuando Donald Trump ganó por primera vez la presidencia.
Una estrategia similar se estaría verificando en este caso, según los dichos de Adorni, ya que los "detectados" Lev Andriashvili e Irina Yakovenko tienen por objetivo conformar un grupo de personales leales a los intereses de Rusia para desarrollar campañas de desinformación y operaciones dirigidas contra el Estado argentino" y aseguró que "la Argentina no será sometida a la influencia de ninguna otra nación".
Lo que no precisó el vocero del Presidente es la situación de las personas mencionadas, pero El Observador pudo confirmar que no están detenidos, están en la Argentina y que, en rigor, no cometieron ningún delito tipificado en el Código Penal. Es decir, tampoco pueden detenerlos en el futuro.
¿Cuál es el sentido de que Adorni brinde ese informe? ¿Querrá mostrar la importancia de la nueva división policial, que le quitaría funciones a la SIDE? No parece razonable. ¿O el Gobierno se está curando en salud? ¿Teme perder las elecciones por una intervención extranjera, rusa en este caso, que influya en el electorado a través de las redes sociales? ¿Cree que la centralidad que tomó Cristina Fernández de Kirchner fue generada por ese grupo?
¿Era necesario dar a conocer esta investigación que a todas luces está muy lejos de estar avanzada? ¿No había que blindar la investigación hasta tener la seguridad de que el grupo esté desactivado?
Hay quienes piensan que todo es más sencillo, que simplemente pretendían generar un tema de conversación en la agenda pública, distraer la atención una vez que algún funcionario se enteró que el libro Topos. La historia real de los espías rusos que tomaron Buenos Aires como base de operaciones de Hugo Alconada Mon es el más vendido en la Argentina del mes de junio. ¿Será? Esos espías reales volvieron a Moscú después de ser detectados y detenidos en Eslovenia, en un cambio de rehenes.
¿Hará Alconada una segunda temporada con la historia de Lev e Irina?
Ahora que les avisó. ¿Argentina dejará escapar a los espías otra vez?