29 de diciembre 2025 - 12:33hs

El PJ de la provincia de Buenos Aires ya activó su engranaje interno para tener nuevas autoridades. En ese marco, se juega más que la conducción del partido provincial y todos lo saben. La Junta Electoral partidaria ya aprobó el reglamento que regirá los comicios del próximo 15 de marzo, una fecha que marcará la renovación tanto del Consejo Provincial como de las 135 conducciones municipales.

La discusión es la de casi siempre dentro del peronismo: unidad o interna. En ese marco, más allá de la resolución de reglamento estricto que fija pautas concretas para presentación de avales e impugnaciones, lo cierto es que la mirada está puesta en la posibilidad de lograr evitar el paso por la urnas mediante un acuerdo que reparta los cargas sin que las discusiones que ya existen se profundicen y la ruptura sea inevitable.

El calendario oficial establece fechas clave que irán delineando el panorama. El 22 de enero el partido exhibirá los padrones de afiliados. El 3 de febrero vence el plazo para la entrega de avales y el 8 de febrero ocurrirá el cierre definitivo de listas de candidatos. Esta última fecha es la que importa por lo menos para los dos grandes campamentos internos: el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que responde al gobernador Axel Kicillof, y La Cámpora, bajo el mando de Máximo Kirchner.

Las condiciones de Axel Kicillof

El sector del gobernador ya puso sus cartas sobre la mesa. El MDF exige la salida de Máximo Kirchner de la presidencia partidaria como condición primaria para cualquier acuerdo de unidad. Para la sucesión desde el entorno de Kicillof impulsan a la vicegobernadora Verónica Magario. El exintendenta de La Matanza acumula apoyo entre los intendentes, pero no logra romper el rechazo del cristinismo. Ante ese escenario, el nombre de Julio Alak, jefe comunal de La Plata, gana terreno como nombre de consenso.

El kirchnerismo, por su parte, mantiene la presión y oculta sus cartas. El diputado nacional Máximo Kirchner, por caso, no confirmó aún si buscará la reelección, pero retiene el control de la estructura partidaria y de cuatro de los seis apoderados en la Junta Electoral. Sectores aliados a La Cámpora impulsan a Federico Otermín, intendente de Lomas de Zamora, como una "prenda de unidad" que evite la fractura expuesta. Por ahora, el hombre del sur del conurbano tampoco consigue el apoyo más allá de los propios.

La batalla en la Legislatura

La disputa por el PJ bonaerense no se limita a los cargos partidarios; el conflicto se traslada a la Legislatura provincial. Ahí se juega la gobernabilidad de la provincia y más en tiempos de crisis y ajuste.

En el palacio legislativo provincial conviven un bloque de senadores leales a Cristina Fernández de Kirchner con el peronismo que se alinea detrás de Axel Kicillof. La tensión es permanente, lo fue durante los primeros dos años del segundo mandato economista.

La batalla es permanente y va mutando al compás de la agenda. La diferencias pueden surgir en la discusión por le presupuesto, como en el debate por el endeudamiento o, incluso, por la sanción de una ley de emergencia.

Tensión en el territorio

La desconfianza entre los sectores alcanzó su punto máximo tras los incidentes de violencia en el conurbano durante la última semana. Los choques entre grupos vinculados a Juan Grabois y la policía en Quilmes, junto con el ataque al árbol de Navidad en Lanús, provocaron un duro cruce de acusaciones. La Cámpora sospecha de una maniobra política del kicillofismo para debilitar a los intendentes Mayra Mendoza y Julián Álvarez. Por su parte, la gobernación rechaza cualquier tipo de responsabilidad en estas protestas y califica los hechos como actos ajenos a la vida partidaria.

El control de las 135 jefaturas municipales del PJ también forma parte del botín electoral de marzo. El acuerdo del 19 de diciembre permitió la apertura de los padrones para oficializar nuevas afiliaciones, siempre que estas no superen el 5 por ciento del total actual del padrón distrital. El MDF trabaja con intensidad en este frente territorial para asegurar una base de apoyo propia de cara a la contienda.

Horizonte 2027

El fondo de esta batalla es la sucesión del año 2027. Puesto que Kicillof no posee posibilidad de una nueva reelección, el peronismo bonaerense debe definir un nuevo liderazgo para la gobernación. El control del partido otorga la "lapicera" necesaria para la inscripción de candidatos y el diseño de la estrategia electoral futura. Por ello, el kicillofismo aspira a una representación plena en el cuerpo de apoderados, donde reside el poder administrativo final del espacio político.

A seis semanas del cierre de listas, el peronismo bonaerense transita una paz armada. Los antecedentes de 2021 y 2022 muestran una tendencia histórica hacia las listas únicas, con competencia real en apenas una decena de distritos como Tres de Febrero, San Isidro o Mar del Plata. Sin embargo, la profundidad de la fractura interna actual sugiere que, en esta ocasión, el acuerdo resultará más difícil que en otras oportunidades. El 8 de febrero el partido decidirá si elige el camino de la renovación pactada o si se sumerge en una batalla que se dirimirá en las urnas.

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