Desde el viernes pasado, el asesor presidencial Santiago Caputo y el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, comenzaron una serie de conversaciones reservadas con jueces federales, camaristas y funcionarios del Consejo de la Magistratura con un pedido particular: habilitar por “razones de seguridad” un trámite excepcional que le permita a la ex presidenta atravesar el proceso judicial desde su departamento de San José 1111, sin necesidad de trasladarse a Retiro. No lo dicen en público, pero lo explican así: “No se puede regalarle otra épica”.
Las tratativas del Gobierno en Comodoro Py para evitar la marcha del miércoles
En Balcarce 50 temen que el regreso de CFK al barro judicial devuelva la escena a un esquema que creían superado. Desde que se anunció la convocatoria a una movilización hasta Comodoro Py para el miércoles, en rechazo a lo que su círculo llama “la persecución de la casta togada”, en el oficialismo se encendieron todas las alarmas. Las imágenes de miles de militantes kirchneristas rodeando los tribunales, en plena caída de la imagen del Gobierno y con la ley bases en suspenso, podrían revivir una postal que el mileísmo no está en condiciones de administrar.
Nadie en la Casa Rosada lo dirá de forma directa, pero hay preocupación por lo que suceda el miércoles. El propio Javier Milei le hizo saber a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de quien depende el Servicio Penitenciario Federal (SPF) que no tolerará la difusión de cualquier imagen desde el Gobierno que sea comprometedora para Fernández de Kirchner.
Santiago Caputo.webp
El fideicomiso está presidido por una delegada de Santiago Caputo, sobrino de Nicolás “Nicky” Caputo, primo del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo.
Javier Milei no quiere que Cristina Kirchner protagonice un "show judicial"
El pedido, en principio informal, fue girado a los juzgados que podrían intervenir en los casos que acechan a la ex vicepresidenta, con la promesa de una justificación técnica. La propuesta es que sea el SPF, en coordinación con la Gendarmería, el que se encargue del dispositivo de seguridad, como si se tratara de una prisión domiciliaria anticipada, aunque sin que medie una condena.
La decisión de activar este operativo no fue improvisada. Todo se puso en marcha el mismo día en que Cristina publicó una carta abierta donde se quejaba del “partido judicial” y volvió a hablar de lawfare. En el Gobierno interpretaron esa movida como la antesala de un nuevo intento por victimizarse políticamente. “Está claro que Cristina está buscando volver al centro de la escena”, deslizó un funcionario que responde a Caputo, cerebro de la estrategia comunicacional del Presidente.
Según pudo reconstruir El Observador, la gestión ante la Justicia se realizó por dos canales. Por un lado, el institucional: Amerio, número dos de Mariano Cúneo Libarona, tomó contacto con funcionarios del Poder Judicial para explorar la posibilidad de montar una declaración domiciliaria sin dejar rastros administrativos. La otra vía fue más política: Santiago Caputo, en coordinación con un grupo de operadores judiciales, habló directamente con jueces y camaristas con los que el Gobierno mantiene buen diálogo.
Santiago Caputo, la punta de lanza para desactivar la marcha a Comodoro Py
El resultado, por ahora, es incierto. Aunque en los tribunales nadie lo confirma, hay sectores que ven con buenos ojos la posibilidad de descomprimir un escenario que puede derivar en un conflicto de calle. La contra es jurídica: no hay antecedentes similares sin condena firme y el argumento del “riesgo para la seguridad pública” no parece suficiente.
CFK.webp
La Justicia solicitó al Gobierno garantizar la seguridad para la detención de Cristina Kirchner y la movilización prevista para el miércoles.
Cristina, mientras tanto, sigue el tema de cerca. En su entorno aseguran que ya está preparando el acto que cerrará la marcha del miércoles, si es que se concreta. La idea es subir a un escenario ubicado frente al edificio de Comodoro Py, rodeada de dirigentes peronistas y referentes sociales. En las últimas horas, La Cámpora comenzó a movilizar micros y a organizar la logística para lo que promete ser una muestra de fuerza. “Que vayan todos, es ella o nadie”, se escucha en las reuniones de organización.
La presencia de CFK en Comodoro Py no solo incomoda al oficialismo. En sectores del peronismo más tradicional también hay preocupación. Temen que la figura de la ex presidenta opaque las chances de renovación del espacio y que la nueva embestida judicial termine por encapsular nuevamente la discusión política en un eje binario. De hecho, en el entorno de Axel Kicillof buscan despegarse de la movilización, aunque sin enfrentarse de lleno con Cristina.
El Gobierno en estado de alerta con la marcha del miércoles a Comodoro Py
La otra incógnita es cómo reaccionará la Justicia si finalmente la marcha se concreta. Algunos magistrados ya comenzaron a reforzar la seguridad en los accesos a Comodoro Py, mientras que desde el Ministerio de Seguridad aseguran que la ministra Patricia Bullrich tiene listo un operativo para contener cualquier intento de desborde. “No queremos otra Plaza del Congreso como en diciembre”, dice un funcionario de Seguridad, en alusión a los incidentes por la ley ómnibus.
Milei, que sigue el tema de cerca, está convencido de que no puede permitir que Cristina lo corra con un acto masivo. Por eso avaló la estrategia de Caputo y Amerio. En la mesa chica libertaria, sin embargo, saben que lo que está en juego es más que una puesta en escena. Si Cristina logra capitalizar la exposición judicial, podría reactivar un núcleo duro que parecía adormecido. Y eso, en pleno tironeo legislativo, es un riesgo que el Presidente no quiere correr.
Mientras tanto, en San José 1111 ya hubo movimientos. Personal del Ministerio de Justicia se acercó de manera discreta al edificio para “verificar condiciones” y anticipar la posibilidad de una presencia oficial. Por ahora, nadie tocó el timbre. Pero si la Justicia habilita el operativo, Cristina no se moverá de su casa. Y el Gobierno podrá evitar la foto que más teme: la de la ex presidenta entrando a los tribunales, rodeada de pancartas, bombos y cánticos de resistencia.
