El presidente Javier Milei cumplió con su palabra y vetó la nueva ley de movilidad jubilatoria. Ahora, la pelota la vuelve a tener el Congreso. La oposición deberá conseguir los dos tercios en ambas Cámaras para dejar vigente a la norma. Comienzan las negociaciones con final incierto.
La matemática es en este caso es un aliado de la política. No hay misterio: es más fácil conseguir un tercio para rechazar que dos tercios para insistir. En ese marco y con las reglas claras oficialismo y oposición comienzan el trabajo rumbo a una sesión que podría ser bisagra.
El final incierto y los números ajustados que aparecen en el tablero someten a la oposición a un trabajo cauteloso. “No vamos a ir al recinto a perder”, señala uno de los hombres importantes de la articulación del oficialismo en diputados. Hace suya una máxima parlamentaria que dice: “no se baja al recinto si no están los votos”.
El antecedente más claro de esto es el DNU 70/2023. EL mega DNU fue rechazado en el Senado, pero nunca se convocó a la sesión para dar el debate en Diputados. La oposición no tiene los números y el decreto sigue vigente.
Por ahora sobra cautela y faltan precisiones. Si bien la oposición, en especial Unión por la Patria y Encuentro Federal, venían trabajando ante la posibilidad del veto, recién hoy, después del que el presidente hiciera oficial su decisión los teléfonos empezaron a sonar.
Cómo están los números para insistir con la movilidad jubilatoria
En ese marco, los números no están claros. La oposición necesita 172 votos en Diputados y 48 en el Senado para poder voltear el veto presidencial. La contracara es la necesidad del oficialismo. Con 86 votos en Diputados o 25 en el Senado dará por terminada la discusión, el veto quedará vigente y no habrá posibilidad de enviar un proyecto de movilidad jubilatoria al Congreso hasta el año que viene.
En la Cámara baja el combo de La Libertad Avanza, el PRO y el MID, más aliados, suma 77 legisladores y queda a nueve voluntades del tercio necesario para sostener el DNU. El escenario de conseguir los votos necesarios no es descabellado. El día que se sancionó el proyecto en diputados, que obtuvo 160 votos positivos, hubo 16 ausencias y 8 abstenciones. En ese marco, hay 24 votos en danza y LLA solo necesita 9.
Claro, que la cuenta siempre se hace sobre la totalidad de los miembros de la Cámara. Sin embargo, los dos tercios se tendrán que calcular sobre los presentes a la hora de votar. Esto quiere decir que a menor cantidad de legisladores en sus bancas, más sencilla la tarea de llegar a los dos tercios.
Una vez más, en un Congreso fragmentado, los gobernadores parece ser la clave. Los diputados que responden a los mandatarios provinciales en este caso no necesitan acompañar en la votación al oficialismo, con dejar la banca vacía alcanza para sostener la posición del Gobierno.
Desde el oficialismo busca minimizar el margen de error. Por eso el propio Milei, que se mantiene ajeno a la rosca parlamentaria armó la mesa para la foto con los bloques aliados. Si bien los gobernadores pueden aportar a la definición voto a voto un nuevo desaire del PRO torcería la balanza definitivamente en favor de la oposición.