Chacarita es uno de los tres barrios latinoamericanos que se encuentran en el ranking -junto con Gloria, de Río de Janeiro, en el noveno puesto, y San Rafael, México DF, en el 28- y es el segundo mejor posicionado de la región.
La revista decide su listado con la combinación de dos miradas: la de sus escritores y editores locales, a quienes consultaron cuál es el barrio más atractivo de su ciudad y por qué, y la de sus editores globales, que analizaron a los vecindarios por diferentes criterios. Time Out define a los barrios en su listado como aquellos que “reflejan lo mejor de sus ciudades -su cultura, espíritu de comunidad, vida nocturna, comida y bebida- condensado en un distrito vibrante y transitable”.
“Cuando las comunidades se unen en torno a sus empresas locales y las apoyan ferozmente, incluso las ideas más excéntricas pueden convertirse en realidad. Y eso, a nuestros ojos, es lo que hace que un vecindario sea realmente cool”, explicaron en su artículo. Chacarita reapareció en este listado tras un año de ausencia -figuró en 2022, pero no en 2023- y, según la revista, “solo se volvió más cool”.
Allí, destacan su crecimiento desde que se escondía detrás del barrio más grande y concurrido de la ciudad, Palermo, hasta que consiguió una identidad propia y se volvió furor. Hace dos años, la revista sostenía que el barrio era fácilmente confundible con Villa Crespo o Palermo Hollywood por sus edificaciones de baja altura, las calles empedradas y su gran menú de restaurantes independientes.
Hoy, su posición es otra. “La primera vez que incluimos a Chacarita en esta lista fue en 2022, hace dos años, y desde entonces solo ha mejorado. Alguna vez conocido como el hermano menor y menos popular de su vecino, Palermo, el barrio más grande y concurrido de la ciudad, hoy Chacarita se ha vuelto un destino por mérito propio”, expresaron.
Entre aquellos elementos que lo vuelven cool, mencionan a Abreboca, un restaurante en el barrio que homenajea a las antiguas pulperías, y los negocios de ropa en la avenida Jorge Newbery.
“La apertura de nuevos restaurantes como la ‘neo-pulpería’ Abreboca mejoró la buena reputación de su escena gastronómica, mientras que la oferta de pequeñas tiendas de ropa cada vez más lujosas a lo largo de Jorge Newbery provee opciones de sobra para los compradores. En cuanto a su vida nocturna, ¿dónde más encontrarías un museo de fotografía que se convierte en un club de jazz cuando alumbra la luz de la luna?”, aseguraron, esto último en referencia al Museo Fotográfico Simik, un bar temático de cámaras antiguas sobre la avenida Federico Lacroze.
Parte de la transformación del barrio se dio alrededor de su cementerio, donde antes proliferaban talleres mecánicos, depósitos y galpones y ahora se encuentra un polo de diseño de autor, aunque manteniendo la huella industrial. Los espacios en desuso se transformaron en espacios para artistas, que construyeron estudios y talleres en su lugar. Eso se despliega por “la isla” que se encuentra en la avenida Jorge Newbery, Guzman, Dorrego y la avenida Warnes.
En esos talleres mecánicos ahora también hay locales gastronómicos, tiendas de ropa y lugares de entretenimiento, todos rodeados de espacios verdes y murales en sus fachadas, donde aquellos sobre el cementerio se llevan el protagonismo por su enorme tam
La revista británica también brindó su versión sobre lo que sería un día perfecto en el barrio porteño, que implica un serie de recorridos a lo largo de locales gastronómicos, de ropa y entretenimiento. Para comenzar, recomendaron tomar un café en “el oasis urbano” Jungla Café y Plantas para, luego, ir a Nadine Zlotogora, una galería que vende “diseños argentinos y joyería contemporánea”.
Después, indicaron caminar por la calle Charlone hasta llegar a Falena, “una librería a puertas cerradas donde maridar la lectura con un vino o un café en su frondoso patio”. Para una cena inolvidable, halagaron otra vez a Abreboca, restaurante que, dijeron, tiene “innovadora cocina de campo argentina”, pero también sumaron dos opciones gastronómicas más: “ApuNena para disfrutar de excelentes tapas asiáticas, o Na Num, recomendado por Michelin, para comida coreana no tradicional”. “Termina la noche con una función de teatro independiente en El Galpón de Guevara”, concluyeron. Tanto Apu Nena como el Falena también se encontraban entre los destacados en 2022.
Además, sumaron un par de actividades que agendarse: alguna de las fiestas o performances en el Complejo C Art Media. “Octubre tiene un calendario especialmente cargado, con Fiesta Polenta el 18 de octubre y Jamie xx el 22 de octubre”, comentaron.
Hace dos años, la última vez que Chacarita estuvo en el ranking, Time Out recomendaba a restaurante mexicano Ualá, el café de especialidad Cuervo, la casa de hongos veganos Donnet, los restaurantes Anchoita, Lupe Lonchería y El Imperio, las pizzas a la parrilla de Mil y Pico y el vermut malbec de La Fuerza. También el local de objetos de diseño de hogar Ries Estudio, la marca de ropa Greens y la de tejidos textiles, Falcón.
La vuelta de Chacarita no representa una novedad. En mayo, el New York Times ya lo había clasificado como el mejor barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En especial, el diario estadounidense remarcó las peculiaridades del vecindario de bajo perfil en el centro-norte porteño. El autor, Seth Kugel, destacó las calles empedradas y su comida deliciosa.
“Hay un café que es un museo de fotografía y también funciona como club de jazz. Dos enormes locales de pizza, misteriosamente indistinguibles, ambos inaugurados en 1947, están uno al lado del otro cerca de una parada de metro y sirven rebanadas gruesas cubiertas con mozzarella y cebolla. Y luego, en el flanco suroeste de Chacarita, un cementerio tiene monumentos elegantes a la leyenda del tango del siglo XX Carlos Gardel y al pionero aviador Jorge Newbery en medio de enormes campos de tumbas sencillas de clase trabajadora. Juega un muy buen papel secundario para el cementerio de la Recoleta, una de las 10 principales atracciones turísticas de Argentina y que alberga el panteón de la venerada ex primera dama del país, Eva Perón”, escribió. Consideró al barrio transitable a pie, que permite pasear, comprar y comer con tranquilidad.
También recorrió los orígenes del barrio y la característica de su nombre, que viene de su historia: antes funcionaba como un huerto y sitio recreativo para estudiantes jesuitas, que luego se transformó en un centro de transporte y barrio de clase obrera. “Quedé absolutamente encantado con las calles empedradas de Chacarita, llenas de casas de estilo colonial con interjecciones de art déco y brutalismo. Son lo opuesto a la monotonía del tablero del Monopoly: puertas pesadas de madera con ranuras de correo antiguas en las que se lee ‘CARTAS’ y protectores de ventanas de hierro forjado que enmarcan los hocicos de perros y gatos indistintamente curiosos y agitados por los transeúntes infrecuentes”, opinó.