17 de abril 2025 - 14:44hs

Este 17 de abril de 2025, el mundo se despidió de Ronald David Scott, quien a los 107 años murió en la ciudad de Buenos Aires. Con una vida dedicada a la aviación y la lucha contra el nazismo, Scott fue un emblema de la valentía argentina en la Segunda Guerra Mundial. El último piloto de Spitfire en América, fue un protagonista destacado en la historia de la aviación, tanto en el ámbito militar como en el comercial.

Nacido en Villa Devoto, Buenos Aires, el 20 de octubre de 1917, Scott fue hijo de una enfermera inglesa y un excombatiente escocés. Su vida estuvo marcada por una combinación de humildad, pasión por la aviación y una profunda devoción por sus ideales. Si bien su nombre es recordado por su heroísmo en el aire, su historia comenzó mucho antes, con su primer contacto con la aviación a los 14 años, en 1931, cuando visitó el portaaviones británico HMS Eagle en el puerto de Buenos Aires.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y a los 25 años, Scott decidió alistarse como voluntario para combatir en la Fuerza Aérea británica, decidido a unirse a los aliados en su lucha contra las fuerzas de Hitler. En una entrevista publicada en 2018, recordó cómo en su juventud había sido testigo de una interacción casual con el entonces Príncipe de Gales, quien le pidió un agua tónica. Esta anécdota, aunque aparentemente trivial, representó un acercamiento temprano a la cultura británica, un preludio de lo que vendría.

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A pesar de la salud frágil de su madre, que le impedía irse al frente de batalla de inmediato, Scott decidió alistarse en 1942. Fue uno de los 5.000 argentinos que combatieron junto a los aliados durante la guerra, destacándose entre ellos por su deseo de ser piloto naval, en lugar de ingresar a la Real Fuerza Aérea, como la mayoría de sus compatriotas.

De voluntario en la marina británica a piloto de Spitfire

El destino de Scott se selló cuando se unió al contingente de 32 voluntarios argentinos que arribaron a Liverpool el 19 de abril de 1943. Tras pasar por un riguroso proceso de selección y entrenamiento en la Marina Real, fue elegido para formar parte del curso número 53 de aviadores navales. El 16 de junio de 1944, Scott obtuvo el rango de Subteniente, equivalente al de Teniente de Corbeta, y se unió al Escuadrón Aeronaval 761 de la Royal Navy.

El 17 de noviembre de 1944, alcanzó su gran sueño: se graduó como piloto de Spitfire, un avión de caza con el que combatió durante los momentos más álgidos de la guerra. Scott relató en diversas entrevistas lo emocionante que fue pilotear este avión, destacando lo inolvidables que fueron esos 55 minutos de vuelo inicial. "Volar un Spitfire era tocar el cielo con las manos", expresó en su relato. Durante su servicio, aunque no participó directamente en misiones de combate, se dedicó a entrenar a otros pilotos, llevando a cabo misiones de reconocimiento y perfeccionando la puntería de los bombarderos aliados.

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El 8 de mayo de 1945, cuando se dio la capitulación de Alemania, Scott vivió uno de los momentos más históricos de su vida: la celebración del fin de la guerra en Europa. Recuerda vívidamente cómo, junto a sus compañeros, descargaba mercancía en un tren en Belfast, Irlanda, cuando la ciudad se llenó de júbilo. "Todo el mundo lo primero que hacía era chaparse con alguien", relató entre risas, recordando esa sensación de alivio y felicidad que invadió a los británicos tras la victoria.

Un regreso heroico a Argentina y una exitosa carrera en la aviación comercial

A pesar de la oportunidad de continuar su carrera militar en el Reino Unido, Scott decidió regresar a Argentina el 25 de diciembre de 1946. Lo hizo con una gran misión cumplida: la derrota de Hitler. Regresó a su país y se unió a Aeroposta Argentina, la predecesora de Aerolíneas Argentinas, donde voló los emblemáticos aviones DC-3 hacia la Patagonia. A lo largo de su carrera en la aviación comercial, Scott alcanzó grandes logros, convirtiéndose en comandante de aeronaves como el Douglas DC-4, el Comet 4 y, finalmente, el Boeing 737.

En 1978, con más de 23.000 horas de vuelo, Scott se retiró de la aviación comercial. A lo largo de su vida, además de sus logros profesionales, fundó la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), defendiendo los derechos de los trabajadores del sector. También fue reconocido por la aviación británica como el piloto más longevo que participó en la Segunda Guerra Mundial.

El legado de un hombre incansable

A pesar de su avanzada edad, Scott nunca perdió su pasión por la aviación y el deporte. Durante sus últimos años, vivió en la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana, un hogar de ancianos en Villa Devoto, donde también continuó practicando bochas y andando en bicicleta. A lo largo de su vida, fue reconocido no solo por su valentía en tiempos de guerra, sino también por su capacidad de mantener una actitud positiva y optimista, cualidades que compartía con todos quienes lo conocían.

Ronald David Scott será recordado no solo por ser un piloto de guerra y un pionero de la aviación comercial, sino también por su humildad y su dedicación al servicio de los demás. En las redes sociales, se pueden ver cientos de fotografías que lo muestran en diferentes momentos de su vida, acompañadas de relatos y anécdotas de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. Un hombre que vivió por sus ideales, que enfrentó con coraje los desafíos de su tiempo y que, al final de su vida, dejó un legado que perdurará por siempre en la historia de la aviación argentina.

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