El miércoles pasado, 28 de agosto, comenzó la 81° edición del Festival de Cine de Venecia, el más antiguo y con más historia de todos los grandes festivales del mundo. Tuvo su inicio en 1932, como parte de la pre-existente muestra de arte conocida como la Bienal de Venecia (que este año, deslumbra con su propuesta “stranieri ovunque”, algo así como “extranjeros en todos lados”, una declaración política en los agitados tiempos actuales, atravesados por migraciones, exilios, barreras y persecuciones).
La muestra cinematográfica, parte de la bienal, ha reunido a las películas y estrellas del universo cinematográfico desde aquel lejano 1932, sólo viéndose interrumpida durante la Segunda Guerra Mundial (el período del fascismo en el poder supo utilizar al evento como un poderoso mecanismo de propaganda, claro está).
El premio mayor de su competencia oficia es el muy codiciado León de Oro, que representa el célebre león de San Marcos. Si se recorre la extensa lista de sus ganadores en estos ochenta años, lo que salta a los ojos es cómo el paso del tiempo suele poner las cosas en su lugar: de Ordet de Dreyer al Joker de Todd Phillips, pasando por Belle de jour, de Luis Buñuel, el ecléctico conjunto parece casi indiscutible. Al repasar los premios uno podrá pensar si esa es la mejor película de tal o cual realizador, pero su enumeración (y solo parcial, que si no resulta interminable) es impactante: Satyakit Ray, Roberto Rossellini, Mario Monicelli, Alain Resnais, Andrei Tarkovsky, Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Alexander Kluge, Louis Malle, John Cassavetes, Wim Wenders, Jean Luc Godard, Agnes Varda, Hous Hsiao Hsien, Zhank Yimou, Jia Zhangke son sólo algunos de ellos.
La película elegida para la apertura fue Beetlejuice Beetlejuice, de Tim Burton. Un run for cover del director de El joven manos de tijera, Marte ataca y uno de los mejores Batman que ha dado el cine que, sin ser del todo logrado, tiene los elementos ideales para iniciar un festival como el de Venecia: un director que es (o supo ser) considerado como un verdadero “autor” y la presencia asegurada de varias estrellas globales (Michael Keaton, Winona Ryder, Monica Beluci, Willem Dafoe, Jenna Ortega, Catherine O’hara y Justin Theroux, todos presentes, de gala, en la premier).
Es de destacar el lugar que el festival ha asignado al cine latinoamericano este año (a diferencia de la escuálida representación en la competencia oficial del Festival de Cannes en los últimos tiempos). Por el codiciado León de Oro competirán este año tres películas de la región. María, de Pablo Larraín, hace foco en los últimos días de la vida de María Callas, a quien le pone el cuerpo Angelina Jolie, que dice haber estudiado durante 7 meses cómo cantar en público para algunas escenas del film (“¿y por qué no actuó?” se preguntará alguno con algo de maldad pero también con cierta razón).
El director chileno parece completar una trilogía de importantes íconos femeninos, al sumarse su nueva obra a Jackie, de 2016, y Spencer, de 2021. Así, Jacqueline Kennedy, Lady Di, pero antes también Neruda y hasta el propio Pinochet (en El conde, que también se estrenó el año pasado aquí), han sido objeto de la personal mirada del director, que ciertamente encara con valentía proyectos muy difíciles. ¿Cómo poner en pantalla a estos íconos, ídolos o monstruos, por todos conocidos?
El resultado es desparejo, pero siempre polémico (lo cual sirve para la difusión de las películas, también hay que decirlo). En el caso de su acercamiento a la Callas, más allá de los 10 minutos de aplauso en la Sala Grande del Casino de Venecia, el resultado es bastante decepcionante. La reclusión de la estrella junto a su mayordomo y mucama (los grandes artistas italianos Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher), la adicción a ciertos medicamentos y su carácter insoportable no explican su repentina transformación en un baluarte de la liberación femenina por más que los quirúrgicos flashbacks de su relación con Onassis traten de justificar un poco esa conclusión
Todavía no se ha proyectado Ainda estou aquí, del brasileño Walter Salles ( Estación Central, Diarios de Motocicleta). Pero sí tuvo su paso por la gran pantalla del Lido de Venecia (y fue muy aplaudida) El Jockey (Kill the jockey, según el título internacional), del argentino Luis Ortega. El prolífico director de Monobloc, Los santos sucios, Verano maldito, Dromómanos y Lulú, siempre supo bucear de una manera personal en universos excéntricos, extrañados. La muy exitosa El ángel, demostró que podía hacerlo incluso en el marco de una producción más ambiciosa; dejó en claro que para él era posible apuntar al gran público sin renunciar para eso a su mirada, a lo que constituye la esencia de su cine. Las reacciones en la proyección de prensa y en la premier de la película también lo confirman.
Esta historia de búsqueda de identidad en el marco del mundo del turf conjuga aires de cine de género (de mafia, de noir) con un aire surreal en el que la paleta de colores kaurismäkianos no obtura una deriva más cercana a cierto cine de David Lynch. El elenco, perfecto, es encabezado por el gran Nahuel Pérez Biscayart y cuenta con la española Úrsula Corberó (reconocida por su paso por la serie La casa de papel), el mexicano Daniel Giménez Cacho (que trabajó para Lucrecia Martel en Zama) y la chilena Mariana Di Girolamo (protagonista de Ema, dirigida por el citado Pablo Larraín. También actúan Daniel Fanego, Osmar Núñez y Roberto Carnaghi (trío genial, que merecería una película propia), Luis Ziembrowski, Jorge Prado, Roly Serrano y Adriana Aguirre (muy alejada del rol en el que habitualmente vemos a la vedette y actriz).
El festival de Venecia es una galaxia en la que también gravitan las secciones paralelas Giornate degli autore y Settimana della crítica, donde la búsqueda se relaciona más con el riesgo, la experimentación el cine de autor más extremos. En la sección oficial, el mandato es el equilibrio. En la Competencia Oficial tendrán su premier mundial, entre otras, las películas La habitación de al lado (primera película hablada en inglés dirigida por Pedro Almodóvar, protagonizada por Tilda Swinton, Julianne Moore y John Turturro), Joker: Folie à deux , de Todd Phillips, con Joaquin Phoenix y Lady Gaga y Queer, de Luca Guadagnino ( Call me by your name). Grandes películas (al menos algunas, esperemos) y grandes figuras. La alfombra roja del Lido de Venecia es el lugar al que todo el mundo del cine (y de la moda, y de muchos otros negocios) está mirando hasta el 7 de septiembre. Entre muchísimos otros la han transitado o lo harán en estos días Angelina Jolie, Brad Pitt, Lady Gaga, Nicole Kidman, Joaquin Phoenix, Cate Blanchett, George Clooney, Monica Bellucci, Michael Keaton, Winona Ryder, Daniel Craig, Jude Law, Antonio Banderas y Willem Dafoe.