Las declaraciones del director general de SADAIC
En referencia a los cambios planteados por el Decreto publicado en el Boletín Oficial, Guillermo Ocampo confirmó en declaraciones radiales a Futurock que tanto los salones de fiesta como los hoteles "van a seguir pagando". "Este decreto como está, como mucho incluye a los cuartos de los hoteles, no a salones de fiestas", detalló.
SADAIC es una organización de Argentina que nuclea a todos los autores y compositores argentinos de música, cualquiera sea su género, en defensa de los derechos de autor.
"No paga por cada televisor, se paga el valor de un cuarto según cuántos tiene el hotel, es un porcentaje", ahondó Ocampo sobre la situación hotelera y luego agregó: "Un hotel con habitaciones de 100 dólares por noche pagan aproximadamente 200 mil pesos por mes". Sobre la recaudación de la industria de alojamientos, el director general sentenció: "¿Usted cree que un hotel va a bajar el valor del cuarto por dejar de pagarle a SADAIC?"
Además, sobre el impacto que tiene estas modificaciones referentes a la propiedad intelectual, el director general de SADAIC aseguró: "Si se aplicara el decreto tal como dicen las versiones hasta ahora, la pérdida está en el orden del 18%. Es un golpe importante a nuestra economía".
En esta línea, Ocampo también detalló que, en la actualidad, la recaudación de SADAIC "está cayendo" en términos reales. "Cuando hay recesión, uno de los primeros rubros que sufre las consecuencias es el entretenimiento".
Por último, Ocampo resalto que "SADAIC no cobra impuestos, sino que cobra por el uso de una propiedad, que es la música". "Cuando uno paga el derecho de autor está pagando por el derecho intelectual, que es propiedad de un tercero", concluyó el director.
La propiedad intelectual llega a Internet
Otra de las fuertes modificaciones que trajo la nueva normativa es la aparición de la figura de "internet" como un nuevo "espacio público" donde se exigirá la autorización de los creadores de la obra para poder reproducirla en este medio.
En un contexto creciente de la industria del entretenimiento en Internet, el decreto resaltó la necesidad de regulación en los medios tecnológicos y digitales. Ante esto, las plataformas de streaming surgen como los nuevos actores afectados.
Ahora, esta normativa también apunta a la reproducción realizada por "medios mecánicos, electrónicos o digitales, incluyendo internet". El texto publicado en el Boletín Oficial detalló: "Se entiende por representación o ejecución pública aquella que se efectúe, cualquiera que fueren los fines de la misma, en un espacio de acceso público, libre y dirigido a una pluralidad de personas".
Ante esta noticia, muchos músicos se manifestaron en los medios y las redes sociales para cuestionar la medida. Uno de ellos fue Guillermo Novellis, que aseguró que se trataba de “un día muy triste para el arte, la cultura y para el negocio de la música”.
El cantante de La Mosca habló en Viva la Radio (Cadena 3) y apuntó contra la decisión: “Refleja la ignorancia en cuanto a lo que significa el derecho para la gente que nos gobierna. Esto no es un impuesto, esto es el derecho que se paga por usar nuestra propiedad privada”.
El autor de canciones como “Para no verte más” o “Yo te quiero dar“ destacó la importancia de la obra musical. “Cada vez que alguien usa una canción le pone un valor agregado a su negocio. Una fiesta de 15 sin música no existe, es más importante la música que la torta”, aseguró, dejando en claro que si alguien no quieren pagar, tiene la opción de no pasar música. “El negocio se ve favorecido con nuestro patrimonio”, agregó.
El compositor de la melodía de “Muchachos”, la canción adaptada que se volvió cábala de la Copa del Mundo en Qatar, hizo la distinción entre tipos de festejos en el ámbito privado: “Si vos lo haces en el quincho de tu casa, nadie te va a cobrar, pero si alquilás un salón, (la música) es lo mismo que el champán o la comida”.
“Esto es una expropiación, realmente no tiene ningún tipo de sentido meterse con la propiedad privada de los compositores y autores, y uno piensa que el Estado está para defenderte. Es como si cada canción fuera un departamento y el Estado deje que te lo ocupen gratis”, expresó.
Muchos de sus colegas se manifestaron en las redes sociales. Patricia Sosa fue una de las tantas en replicar un comunicado de SADAIC: “La música tiene valor... y quieren regalar nuestro trabajo. La canción es una propiedad privada y el autor tiene el derecho constitucional de recibir una compensación económica cuando su obra es utilizada especialmente para beneficio económico de terceros”, dice el comunicado de la asociación que la autora de “Aprender a volar” colgó en sus historias de Instagram.
“El decreto presidencial nos obliga a regalar el fruto de nuestro trabajo intelectual sin contemplar que es parte de nuestro sustento, el de nuestras familias y de otras miles de personas y familias que trabajan y viven dentro del maravilloso mundo del entretenimiento musical. Es injusto y no hay derecho”, sigue la misiva de Patricia que cierra: “Vamos a defender nuestro derecho en todos los ámbitos necesarios. Queremos justicia... Queremos respeto”. Este mismo mensaje fue publicado por Teresa Parodi, Víctor Heredia y Andrea Álvarez entre otros artistas.
El día que el Gobierno anunció formalmente esta decisión, Dillom publicó en sus redes sociales un comunicado de la Unión de Músicos Independientes (UMI), que también se vio afectada por esta medida: “Desde la UMI vemos con gran preocupación el decreto 765/2024 publicado en el boletín oficial con respecto a la propiedad intelectual”, comienza el comunicado.
“Nuestros derechos intelectuales son de carácter alimentario, por lo que solicitamos al Poder Ejecutivo que derogue inmediatamente el decreto. Asimismo, lo hacemos responsable de las consecuencias que semejante irresponsabilidad normativa pueda causar”, fue el pedido que hicieron desde la asociación que aseguró que se organizarán para frenar esta medida e intentarán alcanzar un consenso con los políticos.
La otra campana
Sin embargo, la polémica se planteó y se extendió en las redes sociales. Desde la red social X, hubo manifestaciones a favor de la medida. Una cuenta de un usuario que se identifica como Leno posteó un extenso hilo en el que explica en detalle cómo —según él— la percepción de los derechos a cargo de SADAIC, lejos de favorecer a los músicos, se trataba de "un curro". Numerosos comentarios y testimonios de personas que han debido lidiar con esta sociedad afirmaron que lo explicado allí es, en términos generales, verdadero.
A continuación: una versión resumida y editada de dicho hilo de tuits:
"En este texto quiero contarte sobre el problema con SADAIC y cómo han estado aprovechándose de los jóvenes y trabajadores para beneficiar a los ricos, mientras los verdaderos artistas no ven un centavo de ese dinero. Me parece una excelente decisión haber terminado con esta estafa.
Para empezar, SADAIC es un ente privado que fue favorecido por la dictadura para tener el derecho exclusivo de representar a los artistas. Si sos un artista independiente y no querés que SADAIC te represente, no tenés opción. Ellos van a cobrar tus derechos por vos, y si querés acceder a ese dinero, tenés que seguir sus reglas. Lo peor es que hasta te exigen pagar derechos de autor por tocar tus propias canciones frente a 20 amigos en un barcito de San Bernardo.
¿Cómo funciona SADAIC? Cuando en la televisión o la radio se usa una canción, se completa una planilla, se pagan los derechos, SADAIC cobra, y después, si una canción sonó 100 veces, le pagan 100 veces al artista correspondiente. Hasta ahí, no hay problema. Lo que cambia con la nueva reglamentación es algo mucho más oscuro".
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"Resulta que dos tercios de lo que recauda SADAIC no provienen de la TV o la radio. Ese es el verdadero problema, y es lo que acaban de eliminar porque era una estafa monumental.
SADAIC también cobraba a salones por pasar música en fiestas de 15, a hoteles o restaurantes solo por tener una televisión, y hasta a kioscos y ferreterías. Como no se sabe qué canciones sonaron en esos lugares, ese dinero no va a ningún artista en particular, sino que se destina a un pozo común llamado "el vuelco".
Se estima que "el vuelco" representa dos tercios de la recaudación de SADAIC, y ese dinero se reparte únicamente entre los "socios activos", que son una élite de viejos músicos olvidados, como Jairo.
Para convertirte en "socio activo" tenés que cumplir una serie de requisitos exigentes, como tener 10 años de antigüedad y aprobar un examen. Ni Duki, ni Bizarrap, ni Trueno son socios activos, así que no reciben un centavo de lo que SADAIC le cobra a hoteles, salones, bares y restaurantes. Los músicos más chicos ni por casualidad llegan a esa categoría, ya que solo los que más aportan a la sociedad pueden convertirse en activos.
Mientras tanto, ese dinero lo reciben viejos ricos que nadie escucha hace años, como Víctor Heredia o Palito Ortega, y al ser socios activos, son los únicos que pueden votar en SADAIC y decidir cómo se reparte esa plata.
No hay ningún tipo de transparencia sobre cuánto y cómo se reparte "el vuelco". Hablé con uno de los músicos más importantes de las últimas décadas, y ni él tenía idea de cómo funciona; no les informan nada, ni siquiera a ellos. SADAIC tiene auditorías hechas por dos empleados públicos que cobran su sueldo de la misma SADAIC. Es una joda total.
El resultado es que músicos viejos, que nadie escucha, cobran más que los que realmente suenan, y lo hacen en concepto de música que quizás nunca se pasó en un hotel (les cobran por habitación aunque esté desocupada) y por derechos de autor de Taylor Swift o Mozart (SADAIC recauda en nombre de músicos de todo el universo y de toda la historia, incluso por la música libre sin derechos).
Como SADAIC tiene un monopolio y autorregula cuánto se debe pagar, el monto oficial es impagable. En la práctica, te cae un sindicalista al bar, lo mira por encima y te dice: "Por 100 lucas arreglamos".
Si te negás a aceptar la "generosa oferta", te hacen juicio y te piden lo que marca la ley (es decir, el porcentaje que ellos mismos inventaron), un 11%. Un restaurante en general gana un 20-30% de lo que factura, lo que significa que SADAIC, por poner a Daddy Yankee en un barcito de Turdera, le cobraría entre 30 y 50% de sus ganancias a un laburante, para dárselas a Teresa Parodi, que está en su casa. No tiene ningún sentido y es una redistribución de la riqueza de los trabajadores pymes hacia los músicos ricos retirados. Más injusto no se consigue.
Este sistema absurdo nos afecta a todos. Yo tuve un restaurante y el costo de SADAIC se trasladaba al consumidor. También hice fiestas, y era lo mismo. Los chicos de 20 años tenían que pagarle a León Gieco por escuchar música de Peggy Gou en un evento privado. Absurdo.
A los músicos los estafan por todos lados, pero los culpables no son las pizzerías ni los hoteles. Quizás deberían ir a cobrarle a Spotify antes que a un kiosco que vende panchos en Morón, ¿no?
Y, dado que este es un debate sobre derechos de autor, los músicos argentinos no suelen ser dueños de sus propios derechos. Las disqueras les hacen firmar un contrato por cuatro discos, donde pagan la grabación pero se quedan con los derechos de autor. El músico ve un porcentaje mínimo. Lo sé porque leí esos contratos.
Imaginate que, cuando recién empezás, necesitás que alguien te haga sonar en las radios. El problema es que, al pedirte cuatro discos, se quedan con toda tu carrera. Solo los privilegiados pueden meter más de cuatro discos exitosos.
En definitiva, la medida del gobierno (y aclaro que no los voté) no afecta a los músicos chicos ni a los músicos de moda, sino a parásitos que ya hicieron su fortuna y que hoy no escucha nadie. Beneficia a miles de pymes en todo el país y a los consumidores finales.
Si realmente se quiere defender a los músicos y sus derechos de autor, el ojo se debe poner en las disqueras y las plataformas de streaming, no en las estaciones de servicio que pasan TN".