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Donald Trump firmó órdenes ejecutivas para facilitar la explotación de hidrocarburos y revocar prohibiciones de la era Biden.
El plan de Trump se basa de dos procesos: por un lado el aumento drástico de la producción nacional de petróleo y gas a través de la desregulación y apoyo irrestricto a los combustibles fósiles, y por el otro, la reducción significativa de los precios del petróleo para para aliviar la inflación, abaratar los costos de energía para los consumidores y estimular la economía doméstica. Ambos objetivos, aunque complementarios en teoría, chocan en la práctica. Porque el aumento de la producción petrolífera depende de que los precios sean lo bastante altos como para justificar la inversión necesaria.
Más combustible a menos precio: dos pilares contradictorios
La perspectiva de un exceso de oferta y la preocupación por la demanda mundial podrían hacer que los productores estadounidenses se muestren reacios a pisar el acelerador para evitar que los precios del crudo caigan demasiado. Como cualquier materia prima, el petróleo está atrapado en el ciclo inevitable en el que una mayor oferta baja los precios, los precios bajos desincentivan la producción, y la caída en la producción termina empujando los precios al alza.
Las petroleras estadounidenses probablemente "actuarán en su propio interés" económico, y perforarán cuando esperen que sea rentable, dijo Andrew Lipow, presidente de Lipow Oil Associates, a AFP. "Eso dependerá del precio del petróleo, junto con la rentabilidad del capital", añadió.
Es difícil justificar una "emergencia energética"
En un contexto en el que el país se posiciona como el primer productor mundial de crudo, batiendo récords históricos de producción, y siendo el mayor exportador de gas natural del mundo, es difícil justificar la existencia de una "emergencia energética" en Estados Unidos.
"Es difícil conciliar la noción de que tenemos una emergencia energética, cuando EE.UU. produjo 13,2 millones de barriles por día de crudo en 2024", dijo Stewart Glickman, analista de la empresa de investigación financiera CFRA, a AFP. "La Administración de Información Energética de EEUU (EIA) también estima que la producción estadounidense alcanzará los 13,5 millones de barriles diarios este año, lo que implicaría otro récord anual", agregó.
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Con EEUU batiendo récords petroleros históricos en 2024, no es fácil la promesa trumpista de potenciar la producción para bajar los precios.
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Al declarar la emergencia energética nacional, Trump "liberó" nuevos suministros de petróleo y gas, eliminó regulaciones de la era Joe Biden que, según los perforadores, aumentaban sus costes y restringían la actividad (como la veda a las perforaciones de petróleo y gas en las costas de Estados Unidos). Además revocó prohibiciones de perforación en una zona protegida de Alaska. Pero los ejecutivos advirtieron que incluso el apoyo a ultranza de Trump a los combustibles fósiles y la desregulación podría tener un impacto limitado.
Decide Wall Street
Más allá de los beneficios que pueden llegar a generar las políticas del republicano, si las petroleras de EEUU deciden aumentar o reducir su producción, dependerá casi exclusivamente de la rentabilidad del mercado. Según advirtieron los jefes del sector, el llamamiento de Trump a un nuevo auge del petróleo podría ver frustrado por la reticencia de Wall Street a aprobar otro aluvión de perforaciones.
"Wall Street dictará aquí ¿y saben qué? No tienen una agenda política, tienen una agenda financiera". "Wall Street dictará aquí ¿y saben qué? No tienen una agenda política, tienen una agenda financiera".
"El incentivo, si se quiere, de sólo perforar, bebé, perforar. . . Simplemente no creo que las empresas vayan a hacer eso", dijo Wil VanLoh, director ejecutivo del grupo de capital privado Quantum Energy Partners, uno de los mayores inversores del sector petrolero, al Financial Times.
"Wall Street dictará aquí ¿y saben qué? No tienen una agenda política, tienen una agenda financiera. No tienen ningún incentivo para decir a los equipos directivos de estas empresas que perforen más pozos", afirmó VanLoh.
Actualmente, el precio del petróleo West Texas Intermediate (WTI) ronda los 75 dólares por barril, un nivel que está por debajo de los 84 dólares necesarios para justificar una expansión significativa de las perforaciones, según un reciente estudio de la Reserva Federal de Kansas City.
Justamente, en sus últimos análisis la EIA, el organismo de estadística y de análisis en el Departamento de Energía, prevé que la producción crezca sólo un 2,6% hasta 13,6 millones de b/d en 2025, antes de estancarse y aumentar menos de un 1% en 2026 debido a la presión de los precios.
Se espera que el crecimiento de la producción de petróleo en ee.uu. se estabilice en 2026 - Fuente US Energy Information Administration.png
En un sector marcado por la volatilidad en los precios y numerosas quiebras, los inversores buscan ganancias estables, dejando poco margen para el crecimiento desenfrenado que busca la nueva administración.
"Por mucho que la administración entrante sea muy favorable en torno a la energía, no vemos un cambio significativo en los niveles de actividad en el futuro", dijo David Schorlemer, director financiero de ProPetro, una compañía de servicios petroleros en el Pérmico, al Financial Times.
La producción de petróleo y gas en EE.UU. se disparó en los últimos 15 años, con la utilización del fracking para desbloquear vastos yacimientos encerrados en rocas. Wall Street financió una carrera desenfrenada de perforación que convirtió a Estados Unidos en el mayor productor mundial de petróleo y gas. Pero las brutales caídas de precios que desencadenaron quiebras generalizadas, produjeron que los inversores apunten a un enfoque más cauto y un cambio en el comportamiento de los productores.
Pedido de Trump a la OPEP+
La estrategia de Trump también desconcertó a los analistas teniendo en cuenta que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) tiene 5,8 millones de barriles diarios de capacidad no utilizada, dijo Robert Yawger, de Mizuho Americas, a AFP. Ocho miembros de la OPEP+, entre ellos Arabia Saudí y Rusia, tienen previsto revertir gradualmente los recortes de producción de 2,2 millones de barriles diarios desde el año pasado.
"Tiene que justificar los aumentos de producción por la cuenta de resultados. Tiene que ser rentable" "Tiene que justificar los aumentos de producción por la cuenta de resultados. Tiene que ser rentable"
La nueva Administración estadounidense "tiene que justificar los aumentos de producción por la cuenta de resultados. Tiene que ser rentable", dijo Yawger y añadió: "No van a repetir el problema que hemos tenido en el pasado, que consiste en sobreabastecer el mercado y matar la gallina de los huevos de oro".
La aparición del petróleo y el gas de esquisto a principios de la década de 2010 trastornó la industria petrolera estadounidense. Preocupada por el auge de Estados Unidos, Arabia Saudí decidió tomar represalias inundando el mercado del petróleo, lo que provocó que el precio del barril de West Texas Intermediate (WTI), la referencia estadounidense, cayera hasta los 26 dólares en 2016. Una parte de la industria del petróleo de esquisto cerró, y los actores supervivientes prometieron gestionar su crecimiento y sus finanzas de forma más eficaz.
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Al Ghais, titular de la OPEP, al que Trump le pidió que reduzcan el costo del petróleo
AFP
El jueves pasado, durante su intervención a distancia en el foro de Davos, Trump pidió a "Arabia Saudí y a los países de la OPEP+ que reduzcan el costo del petróleo", sugiriendo que ello permitiría a los bancos centrales recortar "inmediatamente" los tipos de interés en todo el mundo. Pero los precios más bajos del petróleo y el gas harían que las empresas del sector fueran menos rentables.
El vaivén en los precios es precisamente lo que la OPEP+ busca dominar mediante sus ajustes programados en la extracción global del petróleo, para mantener el rango elevado.
Cuando en 2018 Trump logró presionar al cartel para que bajen los precios, los resultados no fueron los esperados. En su primer mandato el republicano utilizó una combinación de sanciones a Irán y amenazas hacia la OPEP para convencer a Arabia Saudí de aumentar su producción petrolífera. Cuando más adelante el gobierno otorgó inesperadas exenciones para la compra de crudo iraní, se produjo un exceso de oferta en el mercado, lo que llevó a una caída abrupta de los precios. Así, su estrategia de inundar el mercado con petróleo barato seis años atrás terminó perjudicando a la misma industria que buscaba fortalecer. Varias empresas se vieron obligadas a recortar gastos, frenar proyectos de perforación e incluso declararse en bancarrota.
"Se acabaron las políticas energéticas equivocadas e irracionales", dijo a AFP Jeff Eshelman, presidente de la Independent Petroleum Association of America, en respuesta a los anuncios de Trump. "Los vastos recursos de Estados Unidos serán liberados de manera responsable", agregó.
Nuevos dueños y una transición energética en camino
La industria del petróleo tuvo fuertes modificaciones en los últimos años, tanto en Estados Unidos como en el mundo.
El panorama competitivo del sector cambió en las últimas décadas debido a las fusiones y adquisiciones, explicó una nota de El Confidencial. Hace una década, los pequeños productores independientes, conocidos como "wildcatters", lideraban la innovación y la exploración en el sector, pero hoy en día, grandes compañías como ExxonMobil absorbieron a productores más pequeños, consolidando el mercado y reduciendo el número de actores dispuestos a asumir riesgos en nuevas perforaciones. Así pasaron de una mentalidad expansiva a una estrategia centrada en la eficiencia operativa, con avances tecnológicos que les permiten extraer más crudo con menos recursos, pero que también limitan el ritmo de crecimiento.
Por otro lado, en el ámbito internacional se instaló una fecha de caducidad para las políticas energéticas basadas en los combustibles fósiles. Tanto la Unión Europea como China encabezan una transición global hacia energías renovables y vehículos eléctricos. Así para 2034, esperan que los automóviles que no consumen gasolina representen el 66% de las ventas en el mercado chino, que al momento se posiciona como el mayor importador de crudo del mundo.
Chevron
Trump dijo que no necesita el petróleo de Venezuela, producido en parte por Chevron, pero aún no avanza en revocar la licencia de la empresa.
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El dilema de Trump respecto a Chevron en Venezuela
La estadounidense Chevron produce petróleo en Venezuela a través de cuatro empresas en las que está asociada con Pdvsa, la petrolera del estado, y extrae 200 mil barriles diarios, una cifra que prácticamente equivale a la cuarta parte de la producción total del país.
Washington tendría que renovar la licencia en abril de este año y Donald Trump aun no da señales definitivas: “Probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela. No lo necesitamos” dijo el nuevo presidente el pasado 21 de enero.
El gobierno de Nicolás Maduro podría recolocar los barriles en otros mercados, pero como las sanciones también abarcan a empresas extranjeras que tienen operaciones en Estados Unidos, tendría que hacerlo a través de intermediarios que exigen un descuento en el precio para revenderlos en Asia.
Por un lado, esa triangulación podría abaratar el precio. En paralelo, la revocación de la licencia a Chevron iría en contra del mensaje productivista de Trump. Y a la vez encerraría un mensaje anti-empresario que el republicano busca evitar, en medio del reuido que ya genera su política de aranceles y traba al comercio global.