La Convención Nacional Demócrata se realizará en Chicago entre el 19 y el 22 de agosto. Podría tratarse de una mera formalidad en la que Joe Biden sea coronado como el candidato del partido. Si el presidente cede ante las presiones y se baja de la carrera, en cambio, podría convertirse en un mitín asambleario con desenlace y resultado abierto.
No existen antecedentes en la historia reciente de presidentes que, pudiendo ir por la reelección, renunciara a esa posibilidad. El último ocurrió en 1968. El Partido Demócrata por entonces estaba en crisis. El presidente Lyndon Johnson había decidido no buscar un nuevo mandato, acosado por el fantasma y las protestas contra la guerra de Vietnam. Tras correrse dio su respaldo a su vice Hubert Humphrey. En paralelo ya se habían lanzado el senador por Minnesota Eugene McCarthy y el senador Robert Kennedy.
Hasta la década del 60, existían menos primarias, más delegados elegidos sin participación popular y menos disciplina partidaria. Era más habitual que se llegara a la convención sin saber quién iba a ser el candidato. En el último medio sigle, en cambio, las convenciones se volvieron espacios de resultado pre-escrito, en el que los delegados asisten para hacer relaciones públicas.
Para los demócratas, el punto de inflexión ocurrió en la última convención abierta: la de 1968.
Aquel encuentro se realizó, al igual que el de este año, en la ciudad de Chicago. El asesinato del precandidato Kennedy en la cocina de un hotel en Los Angeles el 4 de junio, después de haber vencido en el estado de California, no solo conmocionó a la sociedad sino también al partido. Los demócratas buscaron reacomodar sus filas muy poco antes de la convención.
Los delegados de Kennedy se dividieron y algunos apoyaron a McCarthy. Otros al senador George McGovern. Así, la convención demócrata comenzaría sin un claro favorito. Todo podía pasar.
La convención terminó siendo recordada por los enfrentamientos entre los manifestantes anti-guerra (que apoyaban a Eugene McCarthy) y la policía local. Al final el aparato y los sindicatos nominaron a Hubert Humphrey, que no había participado de ninguna primaria y terminaría derrotado ampliamente contra Richard Nixon. El estado asambleario resultó negativo para el Partido Demócrata.
Embed - The 1968 Democratic National Convention sparked a riot in Chicago
Con el peso creciente de las elecciones primarias, son los propios votantes los que eligen los candidatos y los delegados sólo levantan la mano según los resultados de las primarias. Ahora, si Biden cediera a las presiones que lo jaquean y decidiera bajarse, todo podría cambiar.
Los demócratas cuentan con una serie de alternativas con potencial, si bien se ubican en una respetuosa lista de espera. ¿Quiénes? La más evidente y con acciones en alza es Kamala Harris. Pero también el grupo de gobernadores compuesto por Gavin Newson, Gretchen Whitmer, Josh Shapiro y JB Pritzker, más el secretario de Transporte de Biden Pete Buttigieg. Una pulseada libre entre algunos de ellos sería un experimento novedoso e imprevisible, para bien o mal, dentro de la cultura contemporánea del partido.
El riesgo en 2024 es caer en un deja vu histórico y repetir la caótica convención de 1968. Biden cuenta con ese antecedente fallido como principal argumento para seguir adelante. Si bien las encuestas lo dan claramente abajo de Donald Trump, un debate abierto por la sucesión tampoco ofrece garantías.