Donald Trump lanzó una guerra abierta contra la Universidad de Harvard, a la que acusa de no hacer lo suficiente contra el antisemitismo en su campus. Después de que la semana pasada el gobierno le revocara el permiso para inscribir a estudiantes extranjeros, que representan casi el 30% de su matrícula, el republicano ordenó ahora a todas las agencias federales que suspendan sus contratos con la institución de elite, valuados en alrededor de 100 millones de dólares.
La Administración General de Servicios (GSA) tenía previsto enviar este martes una carta a todas las agencias federales para pedirles que "identifiquen cualquier contrato con Harvard y si pueden cancelarse o reorientarse a otro lugar", dijo un funcionario a The New York Times en condición de anonimato.
En la carta, a la que tuvo acceso el diario, se instruye a las agencias a que respondan antes del 6 de junio y presenten una serie de cancelaciones de contratos. Algunos de los contratos que podrían ser cancelados son, por ejemplo, uno por casi 50.000 dólares de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para investigar los efectos del consumo de café y otro por 25.800 dólares del Departamento de Seguridad Nacional para la formación de ejecutivos.
La directiva llega un día después de que Trump dijera en un post en Truth Social que estaba considerando retirar 3.000 millones de dólares en subvenciones a Harvard, que calificó de "muy antisemita", y dar los fondos a escuelas de comercio.
Este es el último golpe asestado por Trump contra Harvard, que se negó a cumplir con las demandas del mandatario en relación a sus políticas de diversidad y de activismo en el campus, después de las protestas registradas el año pasado en diversas instituciones del país contra la guerra de Israel en Gaza.
La universidad, la más prestigiosa de Estados Unidos y también la más rica, ha ido presentando demandas judiciales para hacer frente a las medidas del gobierno, que considera "ilegales" y una injerencia a la independencia educativa.
La revocación de inscribir a estudiantes extranjeros
La semana pasada, en una escalada de la disputa con la institución de elite, la administración Trump revocó la capacidad de Harvard para inscribir a estudiantes extranjeros, en un nuevo intento de que se alinee con su agenda.
"Le escribo para informarle que, con efecto inmediato, queda revocada la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio de la Universidad de Harvard", indicó la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en una carta dirigida al presidente de Harvard, Alan Garber.
"Esto significa que Harvard ya no puede matricular a estudiantes extranjeros y que los estudiantes extranjeros existentes deben trasladarse o perder su estatus legal", dijo la agencia en un comunicado.
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La medida fue bloqueada en principio por una jueza, pero generó consternación entre los alumnos internacionales, entre los que hay también decenas de latinos.
En el último curso académico, casi 6.800 estudiantes eran extranjeros, el 27,2% del total del alumnado de Harvard. La mayoría son estudiantes de posgrado, provenientes de más de 100 países. Los ingresos generados por estos estudiantes representan, por lo tanto, una importante fuente de financiamiento para la universidad.
El mes pasado, Noem le exigió a Harvard que entregara información sobre estudiantes extranjeros involucrados en protestas u otras actividades "ilegales y violentas", que podrían derivar en su deportación. Harvard cumplió con entregar algo de información antes del plazo estipulado del 30 de abril, pero la secretaria de Seguridad dijo que era insuficiente.
A la vez, el gobierno está analizando someter a todos los extranjeros que piden una visa para estudiar en EEUU a una revisión de sus redes sociales, según reveló Politico. Si lleva adelante este plan, podría enlentecer el proceso para entregar este tipo de visados y afectar a las universidades que dependen en gran parte de la matrícula de extranjeros, como Harvard.
El congelamiento de fondos federales
En medio de su pelea con Harvard, Trump dijo que la prestigiosa universidad es un "chiste" y no debería recibir más fondos federales. "Harvard ya ni siquiera puede considerarse un lugar decente de aprendizaje y no debería figurar en ninguna lista de mejores universidades del mundo", escribió Trump en su plataforma Truth Social.
El presidente consideró que la institución recluta "izquierdistas radicales, idiotas y cabezas de chorlito". "Harvard es un chiste, enseña odio y estupidez, y no debería recibir fondos federales", añadió.
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Estas declaraciones se conocieron después de que en abril el gobierno decidiera congelar más 2.000 millones de dólares en contratos y subvenciones para la institución de elite. A mediados de mayo, un grupo contra el antisemitismo le envió una carta en la que le advirtió que perdería otros 450 millones de dólares en subvenciones de ocho agencias federales.
La administración Trump le había enviado el mes pasado una carta a la universidad en la que le pidió realizar amplias reformas, tanto en sus políticas de admisión y contratación, en las que pidió dejar de lado los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), como en sus contenidos académicos, y pidió reducir el poder del profesorado y los administradores a los que describió como "más comprometidos con el activismo que con el estudio".
"Ningún gobierno -independientemente del partido que esté en el poder- debe dictar lo que las universidades privadas pueden enseñar, a quién pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir", fue la respuesta del presidente de Harvard, Alan Garber.
La eliminación de exenciones fiscales
Trump también criticó la exención fiscal de la que se beneficia Harvard y consideró que debería "ser gravada como una entidad política, si continúa defendiendo su 'locura' política, ideológica, inspirada por/que apoya el terrorismo" y amenazó con eliminarla.
El gobierno federal exime desde hace tiempo de impuestos a las universidades por sus "fines educativos" y su compromiso con el servicio público. Harvard cuenta con una exención fiscal federal y otra del estado de Massachusetts.
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"No hay base legal para rescindir el estatus de exención fiscal de Harvard", dijo Jason Newton, vocero de Harvard, a NPR. Una acción de ese tipo obstaculizaría gravemente la misión educativa de Harvard y "resultaría en una disminución de la ayuda financiera para los estudiantes, el abandono de programas críticos de investigación médica y la pérdida de oportunidades para la innovación", aseguró.