Dos argentinos y un uruguayo se encontraban en un bar de Montevideo (no es el comienzo de un chiste, sino un hecho real), cuando el lugareño hizo movimientos circulares con el vaso de whisky, miró los dos cubos de hielos casi derretidos y exclamó: “¡La pucha! El domingo tengo que ir a votar, pero el resultado está cantado”.
En la capital de Uruguay el intendente electo es del Frente Amplio, como lo viene siendo desde hace 35 años. Las encuestas de opinión pública lo daban como favorito previo a los comicios y los resultados del escrutinio primario no hicieron más que confirmar lo obvio: el partido de izquierda fue el más votado en 51 de los 62 barrios en que el Instituto Nacional de Estadística divide al departamento más poblado del país.
Pero detrás de la obviedad y el tedio de una elección “cantada”, los resultados al detalle analizados por El Observador y el politólogo Juan Ignacio Pintos revelan algunas novedades. ¿La más curiosa? El partido Coalición Republicana —principal lema opositor—fue el más votado en el Centro y Larrañaga, dos barrios que no había conquistado en la puja entre bloques del último balotaje y que, por sus características, distan del área más acaudalada de Montevideo a la que en criollo se le llama “sur de avenida Italia”.
El cantautor Pablo Estramín decía: “Si te tienen que operar / morís en la capital. / Cuando quieras estudiar / morís en la capital. / Cuando quieras progresar / morís en la capital”. Pero le faltó mencionar que, si querés ver la brecha electoral, también morís en la capital.
En una punta sureste del mapa de Montevideo está Carrasco, el barrio con menos necesidades básicas insatisfechas. Allí, ocho de cada diez electores votaron a la Coalición Republicana.
El siguiente mapa muestra, barrio por barrio, dónde votó mejor la Coalición Republicana:
La costa adyacente, siguiendo por la rambla en sentido al sur, también se pintó del color de la Coalición Republicana como otrora lo hizo del lema Partido Independiente, Partido de la Concertación o alguno de los partidos fundacionales a secas. Son la zona con más nivel educativo alcanzado, mejores ingresos de los hogares y donde (casi) no llegó el Plan ABC de la exintendenta Carolina Cosse. Y ese poderío explica las victorias de la oposición capitalina en los municipios CH y E.
En la otra punta, la suroeste, está Casabó y el Cerro, el bastión frenteamplista. Siete de cada diez votantes se inclinó por el oficialismo. No son los barrios más pobres (sino que dibujan un área en que hubo frigoríficos, industrias, cuna de las murgas con estilo canto de La Teja y donde el reciente fallecido José Mujica era amo y señor).
A continuación puede verse dónde el Frente Amplio se hizo más fuerte:
Los resultados preliminares de la Corte confirman una lógica que se mantuvo durante todo el ciclo electoral: el FA, como partido, es el que mejor vota en Montevideo. Cuando no compite contra la Coalición Republicana, amplía su predominio territorial (en octubre se quedó con 59 de los 62 barrios). Cuando compite en elecciones nacionales o presidenciales, mejora la performance frente a la disputa departamental (en noviembre fueron 53 barrios y en mayo bajó a 51).
Los datos del escrutinio primario, a su vez, muestran que en la instancia departamental crece el "voto castigo": se traduce en un incremento del voto en blanco, anulado o, sencillamente, caída de la participación. Pero el cálculo específico por barrio no puede hacerse aún, dado que la Corte Electoral solo liberó los resultados por hoja de votación a un lema (ni siquiera voto al lema por fuera de una sola hoja).
Los barrios de la paridad
En nueve barrios de Montevideo la distancia entre los bloques se reduce a menos de cinco puntos porcentuales. Asamblea Popular, el tercer partido que estuvo en la contienda, no logró si quiera el 1% de los votos a lemas en esas zonas, por lo que tampoco es decisivo en esta paridad.
En Cordón, Parque Rodó, La Blanqueada, La Comercial, Atahualpa, Jacinto Vera, Ituzaingó y Palermo, la izquierda ganó "por poco". A la inversa, en Larrañaga fue la Coalición Republicana la vencedora por “la mínima”.
Y eso explica la curiosidad del barrio Larrañaga, una zona que escapa la lógica del “sur de avenida Italia”, pero que, a la vez, está pegado a Tres Cruces donde la oposición ya se había fortalecido a comienzos del ciclo electoral.
En octubre, los partidos socios de la coalición sumados habían votado mejor que el Frente Amplio, aunque no repitieron esa lógica cuando fueron juntos en el balotaje. Ahora, en la escala departamental, sí consiguieron el triunfo en el barrio que concentra más personas en situación de calle (según el último censo del Mides) y donde está la sede de la comuna capitalina. Todo un símbolo.