El uruguayo que bucea en la internet más oscura y ayuda a agencias de inteligencia

Avi Kasztan, un uruguayo que vive en Israel, creó una compañía llamada Sixigill que bucea en este mundo para ayudar a gobiernos y empresas a resolver problemas y crímenes. Con 20 años de experiencia, cuenta cómo son las formas en las que los delincuentes se camuflan y cuánto ha aumentado el uso de estas redes para llevar a cabo negocios espurios.

Antes, una breve introducción. ¿Cómo funciona esta internet que nadie ve? La dark web utiliza un navegador, que suele ser Tor, cuyas identidades están encriptadas. Este servicio que nació como forma de garantizar la protección de comunicaciones militares para el Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos empezó a ser utilizado hace muchos años para tráfico de drogas, compra ilícita de armas, redes de prostitución infantil y otro sinfín de delitos al que este uruguayo con su empresa ayuda a desenmascarar.

Una de las formas que logra adulterar este navegador es el número IP. Es decir, para un investigador de la policía es muy difícil determinar en qué parte del mundo está un individuo.

Crímenes que encubren crímenes y el arte de camuflarse

La internet profunda es muy utilizada para encubrir crímenes que encubren otros crímenes. Por ejemplo, el uruguayo ha visto cómo se intercambian imágenes con pornografía infantil, las cuales poseen dentro de ellas comunicaciones entre delincuentes. “Eso lo hacen para despistar (a policías)”, relató Kasztan, quien dará una charla el próximo martes sobre los desafíos crecientes en ciberseguridad en la segunda edición del encuentro Montevideo Investments Conference, organizado por MOR Investments.

A priori, la dark web uruguaya no funciona a gran escala, pero existe. De hecho, un artículo divulgado por El País en 2015 asegura que un analista en seguridad informática detectó que había sicarios y redes de prostitución infantil en el país.

Según Kasztan, puede existir más de lo que cualquiera puede sospechar. “Porque los grupos logran camuflarse bien”, indicó. Además, se genera mucha cooperación entre varias organizaciones internacionales. Y, según observan, hay jerarquía en su funcionamiento. “La misma frase dicha por diferente gente tiene un significado distinto. Por lo tanto, es importante determinar no solo qué se dijo sino quién lo expresó”, agregó.

Tecnología que identifica y desenmascara

La tecnología que utiliza Sixigill es capaz de conocer cuánto los usuarios están activos en esta gigantesca red. A partir de ese dato, sus herramientas logran determinar en qué zona del planeta está. Cuando eso se combina con el lenguaje, los analistas pueden llegar a conclusiones bastante ciertas. “Hay palabras que resultan obvias que son de un uruguayo a no ser que utilice ese lenguaje para desorientar. Pero si uno lo sigue a lo largo de 15 años es muy difícil camuflarse durante mucho tiempo”, indicó.

Y eso les permite analizar y establecer un patrón de comportamiento de los individuos que bucean en este universo. “Podemos saber cuáles son sus motivaciones, quiénes son sus amigos, cuáles son sus no motivaciones, qué le gusta desayunar, etcétera”, agregó. Como no hay un buscador como Google, su empresa desarrolló una tecnología que permite desentrañar cuáles son los lugares donde los delitos se planifican y se llevan a cabo. Después entender que esto no es solo información, sino que hay seres humanos donde hay jerarquías y relaciones sociales para lograr ciertos cometidos.

Durante la pandemia, y en los últimos años, ha notado un aumento de gente que elige esta vía para cometer estos actos.

Un estudio hecho por su compañía asegura que las ofertas de venta de drogas en la web oscura se dispararon casi un 500% en los primeros meses de este año. Los vendedores se volcaron a esta plataforma para comercializar droga debido al distanciamiento social. Según su estudio, el número de artículos a la venta pasó de 4.154 en diciembre de 2019 a más de 24.000 en abril de 2020.  “El crecimiento es muy grande. Cada vez más gente se suma”, comentó.

La vía económica para ejecutar esas transacciones son a través de las criptomonedas, que garantiza privacidad entre el comprador y vendedor.

“Nos están robando los cajeros automáticos: ¿qué hacemos?”

Kasztan dijo que no puede contar casos por un contrato de confidencialidad. De todas formas, relató uno de ellos, que cobró estado público a fines del año pasado y comienzos del 2020: fue el robo de miles de dólares a cajeros automáticos de EEUU.  Un banco detectó que la plata le desaparecía como arte de magia ya sea en forma electrónica y física. “El pedido del cliente fue: ‘Nos están vaciando los cajeros automáticos: ¿qué hacemos?’”, contó.

Para quienes investigaban el caso se trataba de una misión muy desafiante. “Al principio daba la sensación que estaban jugando con nosotros. Todos podían ver que eso estaba pasando, pero sinceramente era muy difícil entender la forma”, relató.

Detectaron que era una organización criminal que operaba en diferentes partes del mundo como Brasil, Turquía, Líbano y Estados Unidos. Quienes lograban estos robos tienen un nivel intelectual “muy alto” y realizaban sus maniobras con detalles. Su líder era árabe y pudieron capturarlo.

“Como conocemos a cierta gente dentro del ecosistema, empezamos a pensar que algunas personas estaban involucradas”, contó Kastzán.

Entonces, comenzaron a observar cómo era su vida normal. Y poco a poco los fueron desenmascarando.

En este afán económico, los ciberdelincuentes usan la dark web no solo para encontrar recursos, productos o servicios que los ayuden a piratear las redes de una empresa, “sino que también es un lugar perfecto para vender datos que han robado”, señala en un documento en el que explica el funcionamiento de este portal. Y son víctimas organizaciones de todo tipo: desde compañías prestigiosas y ricas hasta las más locales.

¿A qué debemos temerle en internet?

Lo que este experto en ciberseguridad más ve en el día a día es el robo de identidades. El problema es que muchos internautas no le dan la preocupación necesaria, o incluso no se dan cuenta de que los atacantes están al acecho para engañar a los usuarios y hacerse de su persona en el mundo on line.

“Veo que mucha gente pone mucha información personal en Facebook, que permitiría muy fácilmente falsificar la identidad y que podría ser utilizada para venderla”, comentó.

Muchas son las posibilidades para los ciberdelincuentes  cuando tienen esta información. Entre ellas acceder a cuentas bancarias y, en el peor de los casos, organizar crímenes con esa identidad.

“Hay un interés muy grande en las identidades. Y cierta identidad tiene un valor de dinero. Y, como estas son subindustrias, alcanza con que alguno la robe y la venda. Luego, está otra parte de la industria que se encarga de ejecutar los daños. Probablemente, a muchas personas que hacen uso de esa identidad no les interese de donde provenga. Y se roban en masa”, concluyó