Adinerado exbanquero hace campaña como ‘candidato del cambio’ de Ecuador

Guillermo Lasso es el favorito de los inversionistas, pero puede tener dificultades para ganarse a los votantes en medio de la crisis

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04 de febrero de 2021 a las 16:31

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Por Gideon Long y Michael Stott

Las promesas de Guillermo Lasso para la economía de Ecuador, profundamente afectada por el coronavirus, pueden parecer extravagantes, particularmente viniendo de un exbanquero: crear 2 millones de nuevos empleos y equilibrar el presupuesto en cuatro años mientras se reducen los impuestos.

Pero conforme las elecciones presidenciales de Ecuador del domingo se polarizan en una carrera de dos contendientes entre Lasso en la derecha y el rival Andrés Arauz en la izquierda, los dos candidatos principales están haciendo promesas cada vez más ambiciosos para atraer a un electorado golpeado por el alto desempleo y por la creciente pobreza.

Lo que está en juego para los inversionistas es el futuro de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) recién firmado; la reciente reestructuración de US$17.4 mil millones en deuda de los tenedores de bonos; y una de las industrias petroleras más grandes de Latinoamérica, un sector que Lasso quiere duplicar en tamaño para ayudar a equilibrar las cuentas del gobierno.

“Mi objetivo es tener cero déficit. Absoluto cero”, le dijo Lasso al Financial Times (FT) en una entrevista desde su casa en la capital empresarial de Guayaquil. “El círculo vicioso en el que se encuentra Ecuador es ‘déficit, deuda, déficit, más deuda’ y, en el largo plazo, nunca podremos salir de él. Si Ecuador quiere crear empleos, tiene que solucionar el problema fiscal, y eso se logra aumentando los ingresos petroleros y controlando el gasto”.

Consciente de que puede que esto no sea bien recibido por los votantes en un país donde el gobierno ha recortado el gasto y liquidado empresas estatales después de quedarse sin dinero durante la crisis del coronavirus, Lasso está tratando de presentarse a sí mismo como un candidato del cambio. Él está resaltando las diferencias con el titular Lenín Moreno, cuyos índices de aprobación se han desplomado a un solo dígito.

“Lasso es cambio, cambio es Lasso”, corean un grupo de jóvenes bailarines en uno de sus vídeos de campaña. Si los votantes creen en ese mensaje queda menos claro. El exejecutivo de Coca-Cola de 65 años, quien todavía es copropietario del Banco Guayaquil, uno de los bancos más grandes del país, ha estado activo en la política durante una década y se ha postulado dos veces anteriores para presidente, siendo derrotado fácilmente en la primera ocasión, pero acercándose a la victoria en su segunda candidatura.

En su entrevista con el FT, Lasso trató de agrupar al expresidente de Ecuador, el izquierdista Rafael Correa, con el hombre que lo sucedió, Moreno, y con Arauz, un economista joven socialista que es el principal oponente de Lasso.

“Moreno fue una continuación de Correa y Arauz es una continuación de ambos”, dijo él. “Yo no represento continuidad con Moreno”.

Risa Grais-Targow, la directora para Latinoamérica de la consultora Eurasia, dijo que es poco probable que la estrategia de Lasso funcione. “Esta es una elección de cambio, y la demanda de algo realmente diferente es un problema real para Lasso porque él es percibido como el máximo ejemplo de la clase dirigente”, dijo ella. El partido de Lasso, CREO, es uno de los mayores simpatizantes de Moreno en el Congreso.

Aunque Lasso ha listado a la británica Margaret Thatcher entre sus héroes, él insistió en que “no está proponiendo el neoliberalismo”.

“Lo que estoy proponiendo es una administración pública eficiente que promueva la inversión, que genere empleos y que, a través del crecimiento económico, genere ingresos para el Estado, ingresos que se administren correctamente”, explicó Lasso.

Lasso ha complacido a los inversionistas al prometer respetar los términos de los acuerdos de deuda con los tenedores de bonos privados y con el FMI que fueron conseguidos con tanto esfuerzo. Arauz quiere renegociar el acuerdo con el FMI, y ha atacado el acuerdo de los tenedores de bonos calificándolo de inconstitucional y de ser demasiado generoso.

Las encuestas de opinión han indicado que Lasso y Arauz están por delante de los otros 14 candidatos en la boleta, aunque hay poco consenso en cuanto a quién está liderando. Si ninguno gana el 50% de los votos — o el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el rival más cercano — la elección pasa a una segunda vuelta en abril.

Las propuestas de Lasso son ambiciosas. Su objetivo de crear 2 millones de empleos está fijado para un país de solo 17 millones de habitantes. Se han perdido unos 700 mil puestos durante la pandemia de coronavirus, y él confía en que se puedan recobrar a medida que la economía se recupere. Para los otros 1.3 millones de empleos, Lasso está dependiendo principalmente de la industria petrolera.

Lasso ha estimado que Ecuador puede duplicar su producción de 520 mil barriles por día (b/d) a unos 700 mil al final de su gobierno y más de 1 millón en el mediano plazo atrayendo inversión extranjera con nuevos contratos. Ésta es una tarea difícil para un país que nunca ha promediado más de 570 mil b/d.

A pesar de haberse comprometido a eliminar el déficit presupuestario de Ecuador, otro ambicioso objetivo en una nación con un hábito crónico de endeudamiento, Lasso ha prometido no aumentar los impuestos. De hecho, él dijo que bajaría algunos y eliminaría otros.

Él no estuvo de acuerdo con el FMI cuando sugirió que Ecuador debería aumentar el impuesto al valor agregado, prefiriendo equilibrar el presupuesto y mantener encaminado el programa de préstamos del fondo por US$6.5 mil millones por medio de, por ejemplo, la privatización de uno de los mayores prestamistas del país, el Banco del Pacífico, o limitando subsidios al combustible para los conductores más pobres.

Lasso, un defensor del libre comercio, se ha comprometido a gradualmente abolir el impuesto del 5% sobre las remesas de Ecuador y a firmar acuerdos comerciales con EEUU, con China y con Corea del Sur, siendo la prioridad un acuerdo con Washington.

Lasso también favorece la continuación de la dolarización. Ecuador ha utilizado el dólar estadounidense como moneda oficial desde 2000, el único país de Suramérica que lo hace. Esto ha traído estabilidad, pero también ha eliminado su libertad para establecer una política monetaria y pedir prestado localmente, además de debilitar la competitividad.

A pesar de su considerable riqueza como copropietario de un banco, la crianza de Lasso estuvo lejos de ser privilegiada. El más joven de 11 hijos, él comenzó a trabajar a medio tiempo a los 15 años en la bolsa de valores de Guayaquil para pagar sus matrículas escolares.

“Empecé sin un centavo en el bolsillo”, él comentó. “No tengo un título universitario. Vengo de una familia de clase media. Mi padre era servidor público y mi madre era ama de casa”.

 

 

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