Arroceros están usando 20% más de agua para el riego de lo que previeron a causa de la sequía

El cultivo de arroz se desarrolla bajo riego, el 50% por represas previamente cuantificadas y el 50% restante por bombeo de causes de agua, como ríos o lagunas. Pero debido al déficit hídrico –que por tercer año consecutivo sufre el campo– y por un nivel de evapotranspiración mayor al promedio, el consumo ha aumentado.

Por hectárea se utilizan 12 millones de litros de agua para el riego de este cultivo.

En algunas zonas en las que los ríos tienen menos agua, “se ven efectos de la falta de agua”, explicó.

La situación es compleja, admitió Lago, porque el agua prevista “va a ser muy justa o quizás pueda faltar”, pero aún no se ve como crítica. El problema aparecerá si en los próximos 25 o 30 días no llueve.

Debido a que el arroz es un cultivo que se hace bajo riego los productores sembraron en base al agua disponible, “y en teoría no podría faltar”, pero solo en teoría.

El aumento en el consumo de agua en las chacras ha obligado a que las bombas mecánicas (de extracción de agua de los cauces) estén muy exigidas y que las instalaciones disponibles para riego tengan que rendir al máximo o incluso más. Si bien “no hay una falta de agua generalizada, sin duda todo tiene que marchar perfectamente, un corte de luz o la rotura de una bomba complejizaría bastante el sistema”, advirtió Lago.

Los productores prevén que si no llueve en el próximo mes los problemas aparezcan al final del ciclo.

Actualmente los cultivos están en muy buen estado, dadas las altas temperaturas y la luminosidad, que los beneficia. El avance es positivo y en muchas chacras el arroz ya entró en etapa reproductiva. “De tener un riego sin mayores complicaciones se podría estar conformando otro año más de muy buena productividad”, concluyó.