L.CARREÑO

Babasónicos en el Solís: fieras apenas domadas

La banda argentina conquistó el teatro con la doble función de su espectáculo Repuesto de Fe

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22 de abril de 2017 a las 12:00

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Adrián Dárgelos deambula seductoramente por el borde del escenario, respetando los límites invisibles que lo separan de las primeras filas. Canta mirando a los ojos, se agacha, se acerca, y se aleja. Su interpretación siempre fue un manejo de restricción y liberación, pero en el escenario del Teatro Solís es donde quedó más claro, tal vez porque el mismo público, desde sus asientos, no pudo hacer más que mover hombros y cabezas, sacar fotos, y gritar las clásicas arengas futbolísticas hacia la banda.
Pero por más solemnidad que imponga el espacio cultural más antiguo de la ciudad, ese riesgo y descaro que hacen a Babasónicos no se perdió. Las fieras son fieras no importa qué sedas vistan.

El año pasado Babasónicos demostró que no hay escenario que no puedan conquistar, y ahora, con dos funciones agotadas, sumó al Teatro Solís. Repuesto de Fe fue el nombre del show que ofrecieron, una suerte de actualización de Impuesto de Fe, que consistió en versiones acústicas y actualizadas de los mayores hitos de su carrera. Fue un espectáculo pensado y medido a la perfección. Cada golpe de la batería o cada melodía encantadora estaba acompañada de un correlato visual, sea una pantalla gigante que proyectaba a Dárgelos y lo magnificaba, o un hipnótico juego de luces.

La transformación por la que pasaron las canciones demandó un enorme despliegue de instrumentos. Y en ese sentido fueron los multiinstrumentalistas Diego Rodríguez y Carca -a su manera fueron también excelentes showmans- fueron los mayores jugadores de la noche, pasando de las teclas al xilofón y a la percusión; de la guitarra al lap steele y más tarde a un theremin.

Favoritos del público como Putita, Puesto, Deléctrico y Los Calientes se convirtieron en bestias pop diferentes y sutiles. Pero tal vez las canciones que más ganaron en este cambio de look fueron Sin mi diablo -donde la guitarra pasó a segundo plano y su riff principal se interpreta a puro bombo-, Rubí -uno de los tantos momentos más crooner de Dárgelos y donde Carca ocupa el foco de luz por un momento, interpretando el galante monólogo-, Soy rock -que adquirió tonos de country-, y el mix Zumba / Yoli / Viva Satana / La Roncha, otra versión entre country y electrónica que sirvió de excelente cierre a un show de casi dos horas.

Según dijo Dárgelos a El Observador, esta fue la última vez que Repuesto de Fe se vería en vivo. Para la próxima, el descontrol, la distorsión y el baile liberador probablemente vuelvan a dominar al público. Pero para el gran final de esta etapa domada, dejaron un espectáculo para el recuerdo.


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