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Los nuevos desafíos en la lucha contra el cáncer

El próximo gran salto será la medicina personalizada, sustentada en pruebas para evaluar el perfilado genómico integral de cada paciente

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13 de julio de 2019 a las 05:00

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Desde San Pablo

Hay una palabra que cuando aterriza en forma de diagnóstico médico dentro de una familia, grupo de amigos o cualquier círculo afectivo, paraliza todo. Cáncer. Porque aunque los avances científicos de los últimos años hayan avanzado con medicamentos y tratamientos para vencerlo, sigue siendo una de las enfermedades por las que más personas mueren en el mundo.

Puntualmente en América Latina, el cáncer es la segunda causa de mortalidad y en 2018 terminó con la vida de más de 672 mil personas –principalmente por cáncer de pulmón, colorrectal, de próstata y de mama–, según informó el Global Cancer Observatory. Además, la Organización Panamericana de la Salud indicó en 2018 que hacia 2030, los casos de cáncer aumentaran un 32%, superando los 5 millones en América Latina y el Caribe. En Uruguay, se registraron 15.101 casos nuevos de cáncer en 2018 y 8.589 muertes por este motivo en ese mismo año.

Este panorama deja expuesta una realidad irreprochable: el cáncer es un asunto político que atraviesa la economía, sociedad y cultura de cada país. Y para prevenirlo, diagnosticarlo a tiempo y tratarlo de la mejor manera es necesario que los distintos actores –el Estado y la industria farmacéutica, principalmente– derriben las barreras que interfieren en el acceso a la salud de los pacientes.

Con el fin de divulgar los últimos descubrimientos y plantear los principales desafíos en torno a esta enfermedad se celebró el Roche Press Day 2019 en San Pablo, Brasil. En este marco, profesionales del área de la salud, economistas, académicos, pacientes y referentes de distintas organizaciones hablaron de temas como la medicina personalizada, los avances en la atención oncológica gracias a las nuevas tecnologías y la big data y la necesidad de hacer del cáncer un tema prioritario en los gobiernos latinoamericanos.

Hacia la personalización de los tratamientos

La Gerente Médica de Grupo de Roche Argentina, María Clara Horsburgh, explicó durante una de las conferencias cómo ha ido evolucionando el tratamiento contra el cáncer en las últimas décadas y cuáles son los próximos pasos a seguir. En orden creciente, la especialista nombró las cirugías, la radioterapia, la quimioterapia, las terapias dirigidas y la inmunoterpaia. Pero cada avance tiene, en cierto momento, un techo. En ese sentido, el próximo salto se da con el desarrollo de la medicina personalizada, apoyándose en las pruebas para evaluar el perfilado genómico integral de cada paciente.

Con 250 tipos de cáncer detectados al día de hoy y 350 genes relacionados con el desarrollo de esta enfermedad –según datos brindados durante el evento–, las pruebas que estudian los genes funcionan como una herramienta que permite personalizar y efectivizar el tratamiento oncológico. 

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La medicina personalizada existe desde hace varios años, principalmente estudiando el HER2 –receptor 2 de factor de crecimiento epidérmico humano– en el cáncer de mama y el estudio del gen ALK en el de pulmón. La oncóloga argentina explicó a El Observador que ese tipo de estudios son muy buenos porque permiten atacar selectivamente al tumor, logrando así mayor eficacia y evitando la toxicidad que se tiene con la quimioterapia, que daña las células tumorales y las normales. 

Pero la nueva dimensión de la medicina personalizada tiene que ver con la disponibilidad de las pruebas de perfilado genómico integral que, en lugar de estudiar una o dos mutaciones, estudian más de 300 genes de una sola tirada. Y esto aporta información mucho más completa sobre cómo está compuesto ese tumor. 

La especialista dijo que este paso permite mayores posibilidades, sobre todo en mutaciones nuevas que aún no tienen drogas aprobadas para ese tumor o en casos con pronósticos delicados como el cáncer de origen primario desconocido –una metástasis que no se sabe dónde se originó–. “En la medicina personalizada, conocer las alteraciones genómicas que tiene cada tumor te da la posibilidad de ver si hay terapias contra esas alteraciones”, agregó.

Pero las pruebas genómicas integrales no son necesarias para todos los tipos de cáncer. Según Horsburgh, estos estudios tienen utilidad, por ejemplo, en pacientes con cáncer de pulmón y cáncer de mama triple negativo. También sirven para pacientes que tras recibir tratamientos no respondieron bien y, como el doctor tratante se quedó sin alternativas, estas pruebas amplían las posibilidades de acción.

Deyanira Dolinsky –directora médica de Roche Uruguay– dijo a El Observador que fueron 25 las pruebas de perfilado genómico integral que se realizaron en pacientes uruguayos en el último año. Estos estudios se realizaron por el servicio especializado Foundation Medicine, a pedido de los médicos oncólogos tratantes.

Roche trabaja en colaboración con la compañía Foundation Medicine que se encarga de desarrollar las pruebas genómicas de vanguardia. Patrick Eckert, el gerente general de la farmacéutica en Brasil detalló que las pruebas que se realizan allí son Foundation One Liquid, FoundtionOne CDx y FoundationOne Heme, “que pueden recopilar toda la información molecular de tumores de un solo tejido o muestra de sangre”. Una vez recopilados los datos genómicos, la idea es que queden almacenados en una plataforma digital que servirá como insumo de futuras investigaciones.

“Al combinar la información genómica obtenida de las pruebas con el historial médico de un paciente, así como con big data de un catálogo de 260.000 casos de todo el mundo, podemos identificar los tratamientos más apropiados y verificar su efectividad, anticipando el curso de la enfermedad", agregó Eckert. 

Así, el estudio exhaustivo de los genes posibilita varios avances. En un nivel de prevención, estas pruebas pueden contribuir en la comprensión y clasificación de los distintos tipos de cáncer y en la creación de medidas para evitar que avance la enfermedad. Por otro lado, permiten evaluar de forma precisa un diagnóstico, lo que hace que se le pueda adjudicar a un paciente un tratamiento específico al que, se supone, respondería positivamente. La idea de estas pruebas es que cada paciente reciba el tratamiento justo en el momento justo.

Según los expertos de Roche, todo esto contribuiría en materia de sustentabilidad a facilitar un proceso de aprobación de medicamentos más ágil y menos costoso. Además, se desarrollarían tratamientos más seguros, reduciendo los riesgos para el paciente y los costos adversos a una respuesta negativa.

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El acceso a la salud y Uruguay como modelo

El crecimiento en la detección de casos de cáncer se dio con más fuerza entre los últimos 20 y 15 años, según dijo a El Observador el cirujano oncólogo y mastólogo del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas de Perú, Raúl Eguiluz. Y el avance de esta enfermedad abrió a la vez un paraguas de preguntas económicas. En ese sentido, el profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia (Colombia) Jairo Restrepo explicó que los sistemas de salud que adopten los estados son las alternativas para asegurar la protección financiera de un país ante la incertidumbre que genera una enfermedad como el cáncer.

El académico subrayó que uno de los principales indicadores que dan cuenta de la falta o no de la protección financiera de un estado es el porcentaje de gasto de bolsillo, es decir, lo que las personas gastan cuando van a la farmacia o cuando compran un servicio de salud. A modo de ejemplo de países modelo en este aspecto, Restrepo dijo que en Europa el gasto de bolsillo ronda el 20% del total de gasto en salud, así como también sucede en Uruguay –que lo destacó por su importante inversión pública en salud, distante al resto de realidades en América Latina–.

Que el cáncer no sea un negocio
El especialista Jairo Restrepo recordó que hace un par de años escuchó en un congreso de salud a un oncólogo preocupado porque colegas suyos estaban indicando tratamientos de quimioterapia a pacientes que estaban en etapas terminales. “No tiene sentido someter a una familia a un gasto que va a deteriorar la calidad de vida del enfermo. Si ya no puedo vivir más, por lo menos permítame morir bien”, opinó el académico y advirtió que tras el derecho a la salud, el acceso y la atención de una enfermedad como el cáncer, muchas veces hay intereses de una industria que quiere posicionar productos o de distintos actores que quieren lucrar con el sufrimiento ajeno.
“Necesitamos reglas claras y sociedades científicas comprometidas desde el punto de vista ético. Que un consenso médico pueda decir bajo qué condiciones un paciente puede o debe realmente someterse a un tratamiento o bajo qué condiciones ya no hay nada que hacer. También necesitamos brindar mucha información sobre los factores de riesgo para prevenir”, concluyó el docente.
 
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