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Catherine L’Ecuyer: “La infancia es una etapa imprescindible en el camino de la madurez humana”

Entrevista con la abogada canadiense, radicada en Barcelona que tiene cuatro hijos que la hicieron apartarse un poco de esa profesión para investigar sobre temas de educación
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18 de septiembre de 2020 a las 05:01

Por Carolina Anastasiadis

Cada uno recala en lo que le resuena o le hace ruido a niveles íntimos. Capaz que fue por eso que, hace más de un año quedé atrapada con el discurso de Catherine L’Ecuyer. Ella es una abogada, canadiense, radicada en Barcelona. Cuatro hijos la hicieron apartarse un poco de esa profesión para investigar sobre temas de educación. En sus libros, Educar en el asombro y Educar en la realidad, denuncia a su manera un error frecuente que cometemos los nuevos papás al acelerar el ritmo natural de los niños, por la dificultad que tenemos para aplaudir y fomentar su asombro (¡y el nuestro!). No tenemos mucho tiempo para detenernos -y aquí levanto la mano primera; escribo esto con mi hija mayor al lado preguntando cosas, hablando sin parar… no sé bien de qué-.

Poder mirarlos, escucharlos y acompañarlos en sus descubrimientos es lo que ella pregona en sus tantas conferencias y textos publicados que también pueden ver en su blog (apegoyasombro.blogspot.com). Sostiene que, en definitiva, nada es más estimulante para ellos que descubrir la realidad… sin filtros, sin mediadores,… porque ésta es bella con sus olores, colores, texturas y también con sus imperfecciones.

Aquí va parte de un intercambio que logré tener con ella vía e-mail. Ojalá les interese y esto recale en algún lugarcito de ustedes.

Vivimos en una época en la cual los estímulos están a la orden del día. ¿Cómo afecta eso al niño?

De muchas formas, pero solo hablaré de tres. La impulsividad, la dificultad para adaptarse a la realidad y la pérdida del sentido de relevancia.

Los niños tienen un deseo de conocer qué nace en ellos cuando entran en contacto con la realidad. Cuando el ritmo de la realidad es extremadamente rápido, más de lo que ellos pueden asimilar e interiorizar desde el deseo interno, entonces dejan de desear y pasan a depender de esa fuente de estímulos externos. La consecuencia lógica es que la realidad (que es lenta) aburre al niño, todo le parece demasiado lento y costoso. Costoso, porque ha de esforzarse y no quiere, está acostumbrado a tenerlo todo masticado y de inmediato. Ese niño difícilmente podrá controlar sus impulsos, porque el locus de control es externo. Recordemos que su deseo se adormeció ante la fuente de estímulos (pantalla, videojuego, consumismo frenético, métodos educativos que bombardean con información, etc.).

El siguiente paso es la pérdida del sentido de relevancia. Ante un bombardeo de estímulos, el niño pierde la capacidad de filtrar la información en base a su relevancia. Se convierte en una “enamorado de la irrelevancia”.

Una vez perdido el asombro, ¿es posible recuperarlo? ¿Cómo?

Creo que sí. El cerebro es plástico, para lo malo y también para lo bueno. Se trata de bajar el ritmo y de reconectar con la realidad, dejándose medir por ella. ¿Cómo se hace eso? De eso trato en mi libro. Ofreciendo al niño estímulos que se armonizan con sus ritmos interiores, con las etapas de su infancia, a través del misterio, de la naturaleza, de la belleza…

¿Cómo afecta al niño quemar etapas antes de tiempo?

Asombrarse es “no dar nada por supuesto”, tener una actitud de agradecimiento ante la vida porque uno ve todo como un regalo. El adelanto de la adolescencia, tan normal hoy, se debe a que acortamos cada vez más la infancia, porque dejamos de dar importancia a lo que le es propio. ¿Qué puede contribuir a acortar la infancia? Vestir al niño como si tuviese 10 años más, darle un móvil o un Smartphone, dejarle ver contenidos audiovisuales que no se armonizan con sus ritmos, etc. Un niño que no ha vivido su infancia es un niño que está de vuelta de todo, que no se sorprende ante nada. En vez de asombro, encontramos cinismo. Es una verdadera pena que eso ocurra. La infancia ha de vivirse cuando toca. Si no, es como la varicela, se acaba pasando más adelante y es más grave. Por eso vemos tanto infantilismo entre los adolescentes. La infancia no es una tontería, es una etapa imprescindible en el camino de la madurez humana.

¿Qué tanto importa la presencia y el asombro del adulto a la hora de mostrar el mundo a los niños?

Los niños solo se asombran en compañía de un adulto que se asombra con ellos. Es una grandísima responsabilidad de padres, madres y educadores.

El método Montessori se ideó a finales del siglo XIX y sigue siendo de actualidad, ¿Qué opinas de él?

María Montessori decía que su método no era un método. Se refería a que la educación no consiste en ejecutar una serie de pautas, sino que consiste en ver al niño tal como es. La pedagogía montessoriana, por lo menos en la etapa infantil, es de las más acertadas, porque parte de un concepto de la libertad que es muy equilibrado y que podríamos resumir en la siguiente frase: Los niños no han de hacer todo lo que quieran, sino que han de querer hacer todo lo que hacen. Ese es el equilibrio que no encontramos ni en la educación mecanicista, ni en la educación que propone un constructivismo salvaje. La educación montessoriana empieza desde la realidad y parte de la experiencia a través de los sentidos (por lo menos antes de los 6 años). Ese es otro equilibrio que no encontramos en la educación más tradicional, que fuerza al niño a aprender conceptos abstractos y a memorizarlos, o en la educación más constructivista, que lleva al niño a un mundo imaginario demasiadas veces desconectado de la realidad. Montessori es una genia. Pero como matiza tanto, es lógico que muy poca gente la entienda y la malinterprete sacando sus textos fuera del contexto. Los genios no son personas fáciles de comprender.

Las computadoras, las tablets y toda tecnología, está cada vez más presente en las aulas y en los hogares. ¿Qué opinás de esto?

Yo no opino nada (jeje), cito estudios. Hoy por hoy no hay conjunto de estudios que diga que eso traiga beneficios. Algunos estudios puntuales que dicen que algunos maestros “opinan” que motiva a los niños, o algunos alumnos que “opinan” que eso les ayuda en el aprendizaje. Pero no hay medición seria que nos lleve a la conclusión de que eso conlleva beneficios. Por el contrario, todo indica que hay muchas desventajas (adicción, pérdida del sentido de relevancia, impulsividad, distracción, etc.).

¿Qué es la educación para ti?

La búsqueda de la perfección de la que es capaz nuestra naturaleza. Muchos problemas en la educación vienen por buscar más, otros por buscar menos. Si contempláramos nuestra naturaleza como el punto de partida de la educación, las cosas cambiarían para mejor.

Eres madre de cuatro niños y también investigadora en una Universidad, entre otras cosas. ¿Qué le ha aportado la maternidad a tu profesión?

Primero soy madre, después trabajo. Ese orden lo tengo clarísimo. No es que haya aportado “algo” a mi profesión, sino que es lo que “soy”, madre. Y eso lo llevo conmigo siempre, en todo lo que hago. En mi forma de ser, de pensar, de trabajar.

La mujer tiene cada vez más protagonismo en el mundo laboral, pero la conciliación real entre trabajo y familia aún no es tal en la mayoría de los países. ¿Qué opinás de esto?

Para mí, el tema de la conciliación en España, por ejemplo, es un misterio. ¿Cómo puede ser que llevemos décadas hablando del tema, todo el mundo está de acuerdo en que es una prioridad y nadie pone los medios para mejorar el asunto? Es tan sencillo como cambiar el horario laboral y ajustarlo al resto del mundo. No entiendo porqué nos conformamos con escuchar debates entre dos candidatos para la presidencia del gobierno de España que están de acuerdo en que esa es una prioridad, y luego no hacen nada y nos quedamos todos callados. Yo creo que deberíamos inundar las calles tocando la flauta y el tambor para que nos oigan. Y si no lo hacemos, pues tenemos lo que nos merecemos, francamente.

¿Crees que las mujeres aportamos algo específico a la sociedad?

Por supuesto. Por mucho que digan lo contrario, (ahora se ha puesto de moda decir que somos iguales, en el sentido de idénticos), creo que el sentido común nos dice que no es así. Sin entrar en estereotipos, creo que hay ciertas cualidades que son más femeninas que masculinas. Pero no se trata de introducirlas con calzador, desde lobbyings y con tono de queja. Es tan sencillo como ser sincera con una misma, y sin complejo. Hay mujeres que para tener éxito se dedican a imitar a los hombres que tienen éxito. Eso es absurdo y no ayuda en absoluto a lo que ellas mismas llaman “la causa de la mujer”.

Una sugerencia, una reflexión, para los padres…

Ralentizar el ritmo y aprender a disfrutar del momento. Filtrar el estrés para que no llegue a los pequeños. Parar y mirarles a los ojos. Regalar una mirada no solo es acoger al otro, sino que es darse uno mismo al otro. No hay nada más radical que eso.

Podés leer más sobre estos temas en el blog Mamás Reales.

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