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Cómo desarrollar la autoestima en los niños

Guía para padres: qué acciones conviene reforzar y cuáles no
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01 de noviembre de 2016 a las 09:00

Licenciada en Psicología Adriana Vilensky, [email protected]

Para hablar del desarrollo de la autoestima es bueno primero describir de qué se está hablando. La autoestima es el punto de partida para el desarrollo positivo de las relaciones humanas, del aprendizaje, de la creatividad, y de la responsabilidad personal. La autoestima determinará si el niño o adolescente podrá utilizar sus recursos personales y las posibilidades con las que ha nacido, sea cual sea la etapa de desarrollo en que se encuentre.

La autoestima no es conocerse a uno mismo, ese sería el autoconcepto. Al comienzo de la niñez, el individuo comienza a construir su autoconcepto; que está conformado por los atributos, habilidades, actitudes y valores que una persona piensa que lo definen. Es una visión realista que considera las debilidades y fortalezas. Es lo que el niño piensa de sí mismo, aunque lo que cree no se corresponda con su conducta. Cuando un niño tiene un buen concepto de sí mismo es mas probable que sea feliz, que sea independiente de la opinión de terceros, que se sienta seguro de sí mismo, satisfecho y realizado, que no se frustre ante un fracaso, que sea colaborador y responsable por su conducta, que corra riesgos y sea perseverante.

La autoestima es un aspecto del autoconcepto, que implica las evaluaciones sobre el valor de sí mismo y los sentimientos asociados a estas evaluaciones. Se dice que la autoestima es la forma en que los niños sienten acerca de sí mismos, el agrado y respeto que sienten por sí mismos.

El "concepto de sí mismo" y la autoestima se desarrollan en el niño como consecuencia de su confrontación con el mundo que lo rodea. El niño se comprende y se valora en la medida en que es aceptado y valorado por los demás.

Niños con alta autoestima

Los niños con alta autoestima están satisfechos consigo mismos y son capaces de obtener un alto grado de satisfacción de muchas de las actividades que realizan. Por otra parte, reconocen sus fortalezas y sus debilidades (que esperan a menudo superar). Casi siempre se sienten bien y cuando se sienten mal - porque algo no ha salido tal como esperaban - el enojo no les dura mucho rato. Estos niños se suelen relacionar bien con los demás.

Estos niños suelen están orgullosos de sus logros: "¡me encanta lo que dibuje!". Otra de sus características es que actúan con independencia: "yo me hago la leche" y asumen responsabilidades con facilidad: "yo me ocupo de darle de comer al perro". Saben aceptar las frustraciones: "es difícil andar en patineta pero sé que puedo hacerlo si sigo practicando". Además afrontan nuevos retos con entusiasmo: "¡mañana voy a aprender a dividir!". En muchos casos se sienten capaces de influir sobre otros: "déjame que te enseñe cómo se juega a esto que ya lo he aprendido" y muestran amplitud de sentimientos: "me gusta que estés acá conmigo pero me apena cuando te vas".

Niños con baja autoestima

Los niños con poca autoestima tienen problemas para obtener satisfacción en muchos aspectos de su vida, y frecuentemente son más conscientes de sus debilidades que de sus habilidades. Usualmente se sienten mal y nunca bien durante mucho tiempo, incluso cuando todo parece ir bien y con éxito seguro.

En el área escolar los niños con baja autoestima no tienen muchas satisfacciones, pierden la motivación y el interés. Con respecto a la relación con los demás, suelen volcarse hacia sí mismos, en sus temores y ansiedades. Estos niños tienden a ser excesivamente agresivos o reservados en sus relaciones y eso provoca poca satisfacción en los demás, lo que dificulta establecer nuevas relaciones. Ellos en estas relaciones buscan apoyo y aprobación pero interpretan erróneamente los mensajes de los demás, deduciendo que los demás piensan como ellos piensan de sí mismos.

Los niños con baja autoestima también suelen evitar las situaciones que les provocan ansiedad: "hoy no voy a la escuela porque hay una prueba de inglés muy difícil". Muchas veces desprecian sus habilidades naturales: "nunca hago dibujos lindos" y sienten que nadie los valora: "nunca quieren jugar conmigo". Otra de sus características es que echan la culpa de su propia debilidad a los demás: "como no me dijiste dónde estaba la escoba no pude barrer" y se dejan influir por otros con facilidad: "ya sé que no debí hacerlo pero me dijeron que si no lo hacía era un cobarde". Se ponen a la defensiva y se frustran fácilmente: "si el autito no marcha no es mi culpa lo voy a romper". Pueden sentirse impotentes: "no encuentro mis útiles así no voy a terminar nunca este deber". Y estarán restringidos a nivel emocional: "no me importa nada lo que hagas a mí me da lo mismo".

Influencia de papá y mamá en la autoestima

Los niños que son amados y deseados - cuyos padres son cálidos, protectores, interesados, activos en la manera de guiarlos, que establecen normas claras para que se cumplan y que les permiten tomar decisiones que les incumben - tienden a desarrollar una autoestima positiva. Por ejemplo un mensaje como: "eres un buen chico en quien confió y que sabe tomar decisiones" estimula una autoestima más alta.

Los niños que no son aceptados por lo que son, sino por lo que hacen o logran, sufren un bajón en su autoestima cada vez que no logran los objetivos que sus padres quieren de ellos. Por ejemplo, un mensaje de estilo controlador como "tus desubicaciones me desesperan". En cambio, el niño que se siente estimado incondicionalmente por sus padres sabe que, haga lo que haga o diga lo que diga, más allá de los resultados que obtenga, puede seguir contando con la estima y el amor de los suyos. Al aceptar al niño de forma incondicional éste se siente querido por sí mismo independientemente de sus logros y habilidades.

Los padres son "modelos" para la autoestima de sus hijos. Los niños además de imitar la forma de hablar, los tics y las cosas que sus padres hacen, imitan sus sentimientos y actitudes. Los mensajes no verbales se perciben entre lo que se dice y el tono que se emplea en decirlo. Es casi imposible ocultar un sentimiento a un niño, ya que los niños son muy observadores y detectan las expresiones que hay en las actitudes de sus padres por más que estos lo disimulen. Por eso es tan importante el ejemplo que sus padres le dan.

Cuando los padres hablan de su aspecto y conducta con aceptación, los niños aprenden a hacer lo mismo. Cuando los padres fijan límites se protegen a sí mismos, los niños aprenden a poner límites y a protegerse a sí mismos también. El establecer límites congruentes y protegerse a sí mismo de las demandas importunas emite el mensaje al niño de que tanto el padre como él son importantes y que tienen necesidades reales.

Prácticas que contribuyen a estimular la autoestima

Para estimular al niño es bueno alentarlo a que experimente situaciones nuevas. En todos los casos se debe enseñar a atribuir el éxito obtenido a su propio esfuerzo y dedicación y no a causas externas, transitorias o específicas.

Por otra parte, si falla en la experimentación de lo nuevo, se aconseja enseñarle a que no se frustre por sus fracasos. Por el contrario, lo ideal es que aprenda de sus errores y tropiezos.

Es recomendable reforzar el esfuerzo y progreso del niño en todo lo que hace, pero no es bueno elogiarlo con exceso.

Otro desafío para los padres es evitar que sea perfecto (evitar la exigencia o el deseo de que lo sean). Por el contrario, es importante buscar que el niño esté a gusto consigo mismo.

A la hora de motivarlo, hay que centrarse en sus cualidades y potencialidades; así se sentirá más protagonista de lo que hace y de sus desafíos.

No es sano mostrar interés excesivo en las valoraciones del éxito. Tampoco es bueno juzgar la forma de ser del niño por una conducta inapropiada, porque "el niño no es lo que hace". Asimismo se aconseja evitar los estilos de comunicación con sarcasmo e ironía ya que promueven mensajes contrarios a la estimulación.

La autoestima tiene sus altibajos. Es importante recordar que la autoestima se expresa siempre con hechos. La autoestima de un niño puede detectarse por lo que hace y por cómo lo hace. Por eso es importante observar su comportamiento general en vez de detenerse en una característica concreta. Este es el primer paso para saber cómo desarrollar luego su autoestima.

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