Cuatro Pesos de Propina no le debe nada a nadie

La banda liderada por el argentino del Diego “Colorado” Rosberg llenó el Teatro de Verano brindando un show plagado de energía, intensidad y mucho baile.

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16 de octubre de 2013 a las 14:07

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Están jugando en primera. Después de diez años de vida, agotaron las entradas unos días antes del show realizado el sábado pasado en el Teatro de Verano. Ska, rock, reggae, algo de pachanga y algún candombe es el cocktail musical que ofreció esta banda al presentar su tercer trabajo denominado Surcando.

No hay tiempo, tercer corte del nuevo disco, fue la canción que protagonizó la apertura de la cálida noche primaveral. La gente, previo a la ovación por la aparición del grupo, comenzó a saltar y a cantar al unísono conociendo muy bien cada estrofa de la melodía. Acto seguido, comenzaron a recitar “Esa mezcla de placer y dolor” correspondiente al segundo trabajo Juan. En ese momento, las casi 4000 personas que asistieron al Ramón Collazo conocían la canción. Era la segunda. El ambiente se ponía cada vez mejor. Siguieron con Pirata, tema emblemático de los Cuatro Pesos de Propina, y ahí sí. El Teatro se vino abajo. Todos los presentes conocían al dedillo la letra. Sin dudas, la canción referente a la independencia de productores capitalistas, en la que aclara que “no todo lo que brilla es plata”, fue el momento más alto de la noche sabatina.

Posteriormente, el grupo nacido en Valizas -donde comenzaron sus primeras zapadas-, siguió con su repertorio. Incluyó melodías como el candombe Cómo que no de Gustavo “Príncipe” Pena y Hoy sopa hoy de Jorge “Choncho” Lazaroff (ver recuadros), y con ellas Cuatro Pesos... dejó claro que está para colocarse en un lugar de respeto dentro del circuito rock de nuestro país.

Sin ánimo de odiosas comparaciones, su público me hace acordar a los de La Vela Puerca en sus comienzos: jóvenes de distintas edades, desde una niña de 10 años hasta una señora emocionada al ver a su hijo arriba del escenario. Las banderas, los cánticos a coro con emoción y alegría. La cantidad inmensa de músicos y voces, también me hacen recordar a esas navidades en el Sporting.

Es sólo una sensación. Los Cuatro Pesos de Propina gozan de identidad propia. Tienen personalidad y una filosofía muy clara y marcada. Esa que los pone hoy en un lugar que merecen. Nadie les regalo nada. Son una banda independiente. “Hace diez años que la venimos remando. Somos nosotros”, decía el “Colorado” Rosberg tras recitar Maldita ciudad, tema que forma parte de su último disco.

Otro de los grandes momentos fue al cantar Glu glu glu, una balada en la que la gente coreó y en la que su líder bajó del escenario y se introdujo entre sus seguidores.

Sin lugar a dudas que la banda, luego de un proceso de maduración que significó copar el Teatro de Verano, no le debe nada a nadie.

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