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El dólar en 2021 y las expectativas de afloje en su tendencia alcista

En Uruguay la divisa subió 13,4% en 2020; debilidad global cobra fuerza de cara al nuevo año

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01 de enero de 2021 a las 05:01

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El dólar siguió perdiendo fuerza a nivel global en las últimas semanas. El optimismo que despertó la confirmación de las vacunas contra el covid-19 en los mercados bursátiles, y luego el anuncio de nuevos estímulos en EEUU alimentó todavía más las expectativas de una divisa debilitada en los próximos meses.

¿Qué puede esperarse en Uruguay? Vale repasar primero lo ocurrido en 2020. El año que pasó tuvo dos momentos bien diferenciados.  La moneda estadounidense se valorizó fuertemente a comienzos de marzo, cuando la incertidumbre reinante en torno a la pandemia de coronavirus y sus efectos negativos sobre la economía mundial empujó a los inversores a buscar refugio en activos seguros.

Por esos días en Uruguay el tipo de cambio llegó a máximos de $ 46, lo que obligó incluso a que el Banco Central (BCU) tuviera que intervenir vendiendo reservas en varias ocasiones para suavizar volatilidades. Pero ya desde mediados de marzo la divisa moderó su ritmo de aumento y fue perdiendo posiciones. En los meses posteriores se mantuvo muy estable en la franja de entre $ 42 y $ 43 durante la mayor parte del tiempo.

Así en el acumulado anual el dólar interbancario terminó en $ 42,34, y se anotó una suba de 13,4% en comparación al valor cierre del año anterior ($ 37,35). Y al igual que en 2019 el aumento estuvo bastante por encima de la inflación.

¿Qué esperar en 2021? En diálogo con El Observador, el gerente del área de consultoría económica de Grant Thornton, Nicolás Cichevski, señaló que “difícilmente” el dólar aumente por encima de la inflación el año próximo, tomando en cuenta que uno de los objetivos del BCU es reducir el IPC al 7%.

“Para lograr eso es necesario un tipo de cambio estable. No vemos intención del BCU de tocar eso. Y el contexto internacional va a moverse en la misma línea con precios de commodities más altos y mayor dinamismo de los mercados asiáticos. Eso siempre tiene como consecuencia una debilidad del dólar a nivel global, como ya lo experimentamos años atrás. Seguramente ese sea el escenario más probable este año”, afirmó el economista.

Los supuestos de trabajo sobre los cuales se elaboró la estrategia presupuestal del gobierno dan también cierta orientación. Allí se maneja una variación para el tipo de cambio de 7,3% en 2021, y de 4,9% en 2022.

Los riesgos

Cichevski señaló que quizás en la región la fuente de incertidumbre para Uruguay es cuál será el desempeño de Argentina en los próximos meses, qué tanto se disparará la inflación y en base a ello qué tanto se disparará la brecha cambiaria en la vecina orilla.

En relación a Brasil, el panorama luce bastante más despejado. Si bien existe incertidumbre por el alto déficit fiscal (13,8% en noviembre), hay buenas perspectivas respecto a que ese país pueda aprovechar el buen momento de la economía china y a que se terminen de implementar medidas “pro mercado” que había planteado el ministro de Economía norteño Paulo Guedes. Una reactivación de la actividad favorece a la apreciación del real, una de las monedas que más valor perdió en 2020 en todo el mundo.

De todas maneras, el economista consideró que probablemente el riesgo “latente más importante” para Uruguay en términos de tipo de cambio y financiamiento del déficit fiscal sea una suba de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) de EEUU. Si bien se anticipa que no habrá cambios hasta 2023, tanto una aceleración de la recuperación económica en EEUU o un repunte de la inflación en ese país podrían cambiar esas perspectivas.

“Mientras las tasas de interés se mantengan en niveles cercanos a 0 no habrá problemas para financiar el déficit y el dólar seguirá débil. El desafió pasa por llegar con las cuentas saneadas al momento en que efectivamente la Fed suba las tasas”, apuntó.

Señales que se consolidan

Por otra parte, el economista Aldo Lema afirmó esta semana en una nota publicada por el diario El País, que parecen consolidarse señales globales de transición desde un ciclo de fortaleza mundial de la divisa iniciado en 2013 cuando Ben Bernanke (ex presidente de la Fed) anunció el retiro de los estímulos de la crisis financiera, hacia otro de debilitamiento que habría empezado en 2020.

Lema explicó que hay tres factores que fundamentan un dólar globalmente débil. Uno es la presión hacia el fortalecimiento relativo del yuan en China por mejor desempeño relativo de su economía. En segundo lugar, la mayor expansión fiscal y monetaria en EEUU. Y como tercer factor mencionó el carácter contra cíclico del dólar que tiende a fortalecerse en malos tiempos de la economía mundial y a debilitarse en su fase expansiva. “Más allá de algunos retrocesos puntuales por el recrudecimiento de la pandemia, estamos en un ciclo de reactivación liderado por China”, escribió el economista.

 

 

 

 

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