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10 de diciembre de 2020 a las 15:21

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Con la pandemia como protagonista y una fuerte caída proyectada –ya desde hace un tiempo– para la economía uruguaya en 2020 –por arriba del 4% según los analistas privados–, en las últimas semanas emergieron algunos brotes verdes que puedan insinuar el camino hacia la recuperación. Los mercados bursátiles a nivel global parecen vivir una primavera de optimismo por los planes de vacunación contra el covid-19 en distintos países y así se reflejan en los precios de los commodities –como el petróleo– o la debilidad del dólar. Las dudas ahora pasan ahora al frente interno por el control de la pandemia tras un explosivo aumento de casos en las últimas semanas.

Dos motores que buscan levantar

Las exportaciones de bienes de Uruguay en noviembre –US$ 672 millones– quedaron prácticamente a la par de igual mes del año pasado y repitieron lo ocurrido en octubre. Resta el dato de diciembre, pero el último trimestre del año debería mostrar un talante totalmente distinto a la pobre y flaca performance que mostraron los tres primeros cuartos en la comparación interanual. Además, otro dato positivo del dato mensual de noviembre fue un aumento de las ventas hacia Argentina y Brasil. Este último –segundo destino de Uruguay por detrás de China– compró más lácteos, plásticos, cereales, grasas y aceites. La economía brasileña tuvo un más que alentador rebote en el tercer trimestre (+7,7%) respecto al segundo por una fuerte producción de la industria, los servicios y el consumo de las familias, aunque todavía no disipó sus nubarrones a futuro.

Para un país chico y con un mercado interno insignificante la marcha de los mercados externos es clave para toda la cadena agroindustrial, la base de la estructura exportadora que tiene el país. En ese sentido, el control de la pandemia en China ha sido clave para que el flujo comercial de los exportadores uruguayos prácticamente no se viera resentido. Si bien se ha vendido menos carne vacuna este año –el líder del ranking–, eso se dio por una menor faena y no necesariamente por una demanda más débil a nivel global.

Los alimentos en líneas generales han mostrado una buena performance pese al covid-19. Los precios de los lácteos están en un máximo de 18 meses, según un índice global de precios de la FAO. Lo mismo ha ocurrido con los granos –otro ítem relevante para la canasta exportada local– que han mostrado un marcado repunte en el último par de meses.

En tanto, esta semana el dato de venta de vehículos 0 k también fue alentador tras una racha más que adversa para este nicho en particular del consumo privado, pero relevante como indicador para testear el ánimo de los consumidores y sus perspectivas a futuro. En noviembre se colocaron en la plaza local casi 4.300 unidades nuevas considerando todas las categorías. Además de crecer 10% en la comparación con igual mes del año pasado y tocar un máximo en 2020, la cifra dista bastante del pobre abril –en plena cuarentena por el covid-19– con apenas 1.308 unidades 0 km comercializadas. Habrá que ver ahora si ese mejor ánimo y predisposición de los consumidores a comprar vehículos se ve reflejado en el Índice de Confianza al Consumidor elaborado por la Cátedra Sura de Confianza Económica de la Universidad Católica, que en octubre todavía continuaba en la franja de moderado pesimismo, o en la recaudación de impuestos de la DGI que también tuvo un traspié ese mes tras insinuar una recuperación en setiembre.

Una zafra de invierno para encuadrar

El clima apretó en los últimos meses con una primavera con bastante menos lluvia de lo habitual que no dejó otra alternativa al gobierno que decretar la emergencia agropecuaria a una superficie de 6,4 millones de hectáreas –un tercio de la superficie del país– en ocho departamentos por el déficit hídrico. Sin embargo, esa mala noticia para sectores como la ganadería, lechería o la granja, no opacó una de las mejores zafras de cultivos de invierno desde que se tienen registros. El pasado fin de semana estuve por el interior y hablé con distintas personas vinculadas a ese sector –camioneros, agricultores e ingenieros agrónomos– y el comentario era casi unánime: “qué buena zafra de invierno”. Pasando a números, en este informe la consultora Blasina & Asociados expuso con cifras por qué los cultivos de inviernos –trigo, cebada y canola– fue uno de los motores que mejor funcionó con un combo perfecto: rendimientos récord, cosecha elevada y precios excepcionales. Por primera vez, el rendimiento promedio de trigo y cebada superaría los 4.000 kilos por hectárea  (ha).

Hubo chacras donde el rendimiento de trigo pasó los 7.000 kg por ha. Así, Uruguay cerrará la mejor zafra de cultivos de invierno del último quinquenio. A esto hay que sumarle un precio por arriba de US$ 200 por tonelada para ambos cereales, 30% por encima de las referencias que tenían los agricultores en la zafra pasada. Con ese panorama, el saldo exportable de trigo le puede reportar ingresos de divisas al país por más US$ 100 millones en los próximos meses. Ahora se está terminando de jugar el segundo tiempo con la siembra de la soja –el cultivo estrella– con la amenaza de un clima seco para el verano pero con el llamador de un precio por arriba de los US$ 400 por tonelada y un ánimo renovado tras los muy buenos números de la zafra de invierno.

El termómetro de los mercados

Con altibajos, los mercados bursátiles a nivel global parecen consolidar una senda de recuperación, que se ha visto impulsada en las últimas semanas por las vacunas contra el covid-19, aunque eso no borre de un plumazo los devastadores efectos y riesgos que todavía sigue –y seguirá– generando la pandemia en distintos países.

Esta semana el S&P 500 –el índice con las 500 empresas más grandes de Wall Street– encadenó su enésimo récord. Los inversores esperan novedades de las interminables negociaciones parlamentarias sobre nuevas medidas de reactivación económica con un Congreso de EEUU muy próximo a renovarse –finales de enero–.

En Uruguay, el dólar mayorista prácticamente no tiene grandes fluctuaciones y parece recostarse desde hace más de un mes sobre la franja de los $ 42,40-42,60, pese a que las monedas de otros emergentes se han fortalecido frente al billete verde.

En Brasil –mercado de referencia– el dólar se debilitó casi 4% el último mes frente al real. El índice dólar, que mide el desempeño del billete verde frente a una canasta de seis monedas, acumula una baja de cerca de 6% en el año y se encamina a anotar su peor desempeño anual desde 2017.

Por otro lado, la cotización del petróleo Brent subió casi 17% en los últimos 30 días con un precio que orilla los US$ 50 por barril. Esta es una mala noticia para la definición de las tarifas de los combustibles que le fijará el Poder Ejecutivo a Ancap desde enero. El ente petrolero está intercambiando información con técnicos de la OPP y el Ministerio de Economía para definir una –más que probable– suba de los combustibles. En enero, el Poder Ejecutivo ajusta la carga impositiva del Imesi sobre las naftas por el IPC de 2020 y, con un crudo en alza, parece poco probable que Ancap pueda absorber esta corrección impositiva.

Como te mencioné en mi entrega anterior de Rincón y Misiones, buena parte de la velocidad de la recuperación ahora está en manos de los privados y de cuán rápido responda la inversión por fuera del arrastre que tendrá la planta de UPM y sus obras conexas en 2021. Algunos brotes parecen emerger con un contexto global-regional más favorable, empero, el reciente agravamiento de la pandemia –tras un inicio más que exitoso– ponen un manto de incertidumbre para ese despegue rápido que muchos están añorando.

 

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