Helados artesanales y exóticos en Malvín

En Almería entre 18 de diciembre y Concepción del Uruguay está la heladería del Abuelo, abierta de miércoles a domingos

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24 de mayo de 2013 a las 17:22

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La Heladería del Abuelo comienza con la afición de un hombre en Pando que le dio por hacer helados caseros y le salieron bien. El hombre puso una heladería en Montevideo y hace dos años la compró una joven que le vio potencial.

La idea fue trabajar para vender a los restoranes, con una calidad de helados artesanales que hiciera la diferencia, en esta tendencia hacia lo gourmet que se da desde hace algunos años en Uruguay.

La que compró fue Leticia García, directora de la empresa, y que trabaja con su hermano Sebastián García. En su tarjeta se lee: “Ejecutivo de negocios” pero en realidad hace de todo. Tiene un total de cuatro empleados fuera de temporada y uno más entre octubre y marzo.

La diferencia entre esta heladería y los cientos de competidoras en el país es que en la Del Abuelo están jugados por el consumidor de cocina gourmet y trabajan para restaurantes y chefs que hacen de la creatividad y la innovación una bandera. Por eso han vendido helado de yerba y de whisky y de queso azul y de mascarpone y de cheesecake.

Trabajan también para hoteles, catering y eventos. En un evento de Chivas Regal hicieron un helado de whisky, con esa materia prima proveída por el cliente, en uno de Canarias, hiceron un helado de yerba. Sebastian García dice que los dos estaban muy ricos: “El de whisky había que tomarlo con moderación. El de yerba era dulce y al final aparecía ese gustito amargo tan particular”.

Los hermanos García dicen que en el mercado hay de todo, desde los helados industriales conocidos por todos a otras empresas que empezaron como artesanales y por alguna razón dejaron esa bandera.

La diferencia entre los helados industriales y artesanales es simple: todos los ingredientes del helado artesanal son naturales; no se usan aditivos ni colorantes, y cada helado tiene una base particular. Los helados industriales, por su parte, son una base común, con las esencias de sabor y color que correspondan.

Leticia García explica que también existen variantes intermedias; heladerías que empezaron de forma totalmente artesanal y después empezaron a usar determinados aditivos.

Ella asegura que no tienen ninguna intención de cumplir ese proceso de industrialización: “No hicimos ningún juramento pero queremos posicionarnos con un producto de excelente calidad y eso solo se logra con el helado artesanal”.

Su hermano agrega que “todo es válido, siempre y cuando la gente sepa lo que está consumiendo”.

Los helados artesanales son más caros que los industriales, porque los costos son mayores, pero no tanto, asegura Sebastián: “Nosotros vendemos un cucurucho mediano a $ 75, cuando una heladería industrial lo puede tener a $ 50, pero la diferencia de calidad es mucho mayor que esos $ 25”, sostiene.

Si me preguntan, los helados Del Abuelo son muy ricos. Me interesó mucho el de mandarina con cardamomo, que lo estaban haciendo por encargo del Café Misterio, y también el de maracuyá, pero el de chocolate amargo no estaba nada mal. El que quiera probar el de chirimoya tendrá que ir al restorán peruano Urma, en Carrasco.

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