Jorge Denevi se presta a lo irreverente
Este jueves se estrena Las toninas van al este, de los directores Gonzaldo Delgado y Verónica Perrotta
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04 de agosto de 2016 a las 05:00
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Gonzalo Delgado y Verónica Perrotta se conocieron en la filmación de la reconocida película Whisky (2004). Él coescribió y trabajó como director de arte del filme. Ella realizó un papel pequeño como actriz. En el rodaje de Acné (2008), años después, resolvieron crear una película juntos.
El resultado de esa decisión se verá desde hoy en los cines bajo el título de Las toninas van al este. La comedia, escrita entre ambos, narra el encuentro en Punta del Este entre una hija y su padre, personificado por el actor Jorge Denevi. Entre mentiras, discusiones y un recorrido por el lado menos glamoroso del balneario, la risa dice presente.
Delgado y Perrotta no solo se encargaron del guión del filme, sino también de la dirección y la interpretación de dos de sus personajes principales: la hija y su esposo. Las toninas van al este se sostiene en el cambio que atraviesa la relación entre Virginia y Miguel Ángel, los personajes interpretados por Perrotta y Denevi. Ella es una maestra preescolar que atraviesa problemas maritales y él un sexagenario homosexual y padre ausente cuyo estatus socioeconómico –cargado de vestuarios coloridos y decoraciones y gestos exagerados– es puesto en duda a medida que el aparente brillo en su vida esteña se apaga escena a escena.
"Esos personajes siempre fueron los que guiaron todo el proyecto", comentó Perrotta en una conversación entre los directores y El Observador. "Son proyecciones de uno, una sombra alargada. Cuando estás escribiendo apelás a tu memoria, a tus emociones para darle sustancia. Es imposible no darle algo a los personajes", agregó Delgado al hablar sobre la experiencia de guionar y personificar su mayor papel actoral hasta la fecha.
Mientras que como protagonista Perrotta aprovecha sus primeros planos para mostrar una inseguridad que genera poca empatía, Denevi se hace dueño de las escenas compartidas entre ambos gracias a sus gestos exagerados, sus lamentos de culpa paternal y un discurso pausado que parece gritar sin subir los decibeles de la voz.
Los directores comentaron que si bien la búsqueda para el personaje de Miguel Angel empezó en Argentina dado que la película es coproducida con ese país y Alemania, Denevi surgió como el mejor candidato. "El entendimiento fue automático", comentó Delgado al referirse a la interacción entre los tres actores del filme. "Él se entregó completamente. Creo que mucho de Jorge Denevi está en el personaje", apuntó.
Cuando el diálogo se ausenta de la historia, Delgado y Perrotta se concentran en los pequeños gestos. Un regalo entregado roto a propósito o selfies sonrientes que suceden en situaciones de soledad son momentos íntimos que hablan del dominio visual que los autores exhiben en su película. Esto también se evidencia en el uso de espacios cerrados como por ejemplo, un apartamento de dos habitaciones. "Lo que sucede en esta película es un duelo de mentiras. Un gato y un ratón encerrados", describió Delgado.
La Punta del Este invernal se vuelve otro personaje más de la película cuando la cámara recorre las calles desoladas del balneario y esquiva sus lugares más icónicos, lo que le brinda además cierta ambigüedad geográfica para el espectador internacional. "Jugamos con el imaginario que se tiene de los grandes eventos y las fiestas. Más allá de todo lo que ella (la protagonista) imagina de ese padre, también existe esa otra realidad en esa ciudad. Funciona en paralelo", indicó Perrotta.
Al momento de provocar la risa, Las toninas van al este no tiene miedo a la incomodidad. En el relato aparecen prostitutos –uno joven y otro adulto, encarnado por César Troncoso–, y escenas gráficas de sexo gay e interracial en televisión. Sin embargo, la familia reina como la temática principal de la historia y, por menos convencional que sea la que protagoniza el filme, Las toninas van al este presenta un relato con el que es fácil relacionarse. Además, la película incluye una de las escenas más graciosas del cine nacional reciente cuando los personajes de Perrotta y Denevi intentan entrar a una fiesta en el Hotel Conrad.
El resultado allí es tan calamitoso como hilarante, y junto a las actuaciones y a la destreza de sus realizadores se convierte en otra de las razones para ir a verla al cine desde esta noche.Entrevista a Jorge Denevi
Lo principal de esta historia es la idea del reencuentro. No es fácil ni suenan violines. Hay reproches, desconfianzas e insultos. Pero no traiciones. En el fondo todos tratan desesperadamente de amarse. Y probablemente lo logren. Quizá de una manera imperfecta, pero bueno, ¿no es así habitualmente?
Le gusta lucirse. Su comportamiento es diferente con cada situación. Se considera el rey de la elegancia y el buen gusto de Punta del Este. Exagera. Gesticula para que lo observen. Es un gay orgulloso y soberbio. Lo simpático de su comportamiento es que jamás se da por vencido. El trabajo físico y vocal en un actor viene a partir de su pensamiento. Si uno piensa como el personaje, la voz y la gestualidad aparecen solos.
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