La ciencia de la felicidad laboral: estudio uruguayo revela diferencias entre hombres y mujeres

Un estudio que analizó la satisfacción laboral de hombres y mujeres con título de doctorado que trabajan en la Universidad de la República (Udelar) reveló que existe una brecha de género a favor de los hombres.

La satisfacción laboral es la diferencia entre las aspiraciones de una persona y lo que realmente obtiene. Por eso, en este estudio, los investigadores buscaron que el grupo a analizar fuera una población homogénea. Al tener el mismo nivel educativo y estar insertos en el mismo ámbito laboral podrían tener expectativas y logros similares, explicó Luciana Méndez, doctora en Economía y coautora de la investigación. 

Esto resultaba esencial para los investigadores porque las brechas de satisfacción “deberían desaparecer” al examinar a un grupo de personas de similares características. 

Para evaluar la felicidad en el trabajo, los investigadores analizaron 14 dimensiones del empleo: satisfacción general, salario, ubicación del empleo, oportunidades de promoción o ascenso, tareas administrativas y de gestión, desafío intelectual, contribución a la sociedad, autonomía, beneficio, seguridad, condiciones laborales, responsabilidad, entorno laboral, estatus social e infraestructura.

Como resultado encontraron que en una perspectiva general, los hombres están más satisfechos que las mujeres en diez de las 14 dimensiones estudiadas. Sin embargo, cuando mejora el salario de las mujeres, cuando tienen cargos o grados más altos dentro de la Udelar, o poseen determinadas tareas, hay brechas que se cierran, explicó la investigadora. 

Cuando tienen mismas condiciones laborales

A pesar de ello, al comparar hombres y mujeres en iguales condiciones laborales, la diferencia de satisfacción persiste en cinco de las dimensiones anteriormente mencionadas, según explicó Santiago Burone, doctorando en Economía y Ciencias Sociales, coautor de la investigación.

Los hombres reportaron mayor felicidad laboral en las áreas de: autonomía, oportunidades de ascenso, tareas administrativas, contribución a la sociedad y seguridad en el empleo. 

Existen dos posibles explicaciones tentativas de por qué las mujeres sienten menor satisfacción en esas dimensiones del trabajo:

Una puede obedecer a que existan diferencias entre hombres y mujeres en rasgos de personalidad que afectan sus aspiraciones y por lo tanto su grado de satisfacción. 

Otra explicación posible es que existan problemas de discriminación por género en las oportunidades de ascenso y que eso afecte las otras dimensiones. Méndez explicó que “a medida que (el profesional) avanza de grado, es más autónomo en desarrollar investigación”, lo cual también podría influir su sentido de contribución a la sociedad y satisfacción con las tareas administrativas. 

También descubrieron que los hombres y las mujeres valoran diferentes aspectos de sus trabajos al contemplar la satisfacción laboral general. Mientras que para los primeros el salario es un factor importante, para las mujeres no lo es tanto y les resultan más valiosas las condiciones laborales.

“Cuando miramos la satisfacción reportada, los niveles de satisfacción son altos, no es que las mujeres estén insatisfechas, pero en términos comparativos, los varones están más satisfechos”, comentó Méndez. 

Los investigadores coinciden en que queda mucho por investigar aún pero que los resultados de su trabajo arrojan luz sobre algunos de los desafíos de las mujeres en ese mercado laboral: “Observamos que las mujeres están sobrerrepresentadas en los puestos más bajos de jerarquía y los hombres en los más altos'', comentó Burone. 

Algunas de las preguntas que plantean son: ¿Por qué le cuesta tanto a las mujeres, dado el mismo nivel de formación que los varones, acceder a un cargo más alto? ¿Cuál es el problema? ¿Qué pasa en los sistemas de evaluación? ¿Se contempla cuando una mujer es madre y sale del mercado laboral o está de licencia por varios meses y no publica (trabajos de investigación)? 

Proponen que deben existir políticas que hagan que las condiciones de ascenso o concurso sean lo más objetivas posibles, teniendo en cuenta que hay etapas de la vida en que la mujer tiene que ausentarse del mercado laboral, concluyó Méndez.