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La familia uruguaya que diseña vajillas para chefs Michelin
Por Alva Sueiras
La historia de Fernando Sangiovanni e Isabel Lorenzo es la historia de un matrimonio con hijos que respondió a los embates de la crisis de 2002 cambiando de hemisferio. El origen carballés de Isabel marcó Galicia en el mapa como destino predilecto. Santiago de Compostela –ciudad monumental, universitaria y bastión de peregrinos– recibió primero a Fernando y, cuatro meses más tarde, a Isabel con sus tres hijos.
Al principio tallaban calabazas que vendían en ferias como recipiente para beber agua que portan y usan comúnmente los peregrinos. Luego incorporaron la elaboración de velas a su propuesta artesanal. ¨Tenemos nuestros diplomas de maestros de cerería”, comenta Sangiovanni mientras recuerda aquellos primeros años en la ciudad. Al margen de su formación e inclinación artística (estudió varios años en el taller de Badaró Nadal), la gastronomía acabó cruzándose en su camino. Su primera experiencia se dio con la venta de pulpo a la gallega en ferias locales. Luego se sucedieron 11 años tras el curtido mostrador de una taberna.
Hace un lustro, los Sangiovanni Lorenzo decidieron dar un giro de timón a sus rutinas fundando una pequeña cooperativa familiar de artesanía en madera. Fernando aportaría sus conocimientos en arte, diseño y hostelería, Isabel sus estudios en administración, y Joaquín –uno de sus hijos– su formación en carpintería. El taller Estudio Sangiovanni tuvo entonces una tienda abierta al público llamada Lorenzo Design. Dos años más tarde, la participación de la familia en una feria cuya finalidad era reunir a chefs con artesanos para generar sinergias de índole territorial, marcó un nuevo rumbo. Aquel primer contacto con cocineros de gran envergadura generó una nueva línea de trabajo. Los gastronómicos necesitaban piezas a la altura de sus creaciones y los artesanos un contexto ideal para dar rienda suelta a sus saberes.
A la feria fueron con unas tablas de diseño desigual en madera. Tras el contacto con varios chefs, empezaron las pruebas de piezas de vajilla. La llegada de los productos de Estudio Sangiovanni a las mesas de Casa Solla, en Pontevedra, supuso la puerta de acceso al universo de la alta gastronomía. El restaurante, galardonado con una estrella Michelin que ha sabido mantener durante 40 años, es un referente gastronómico en Galicia. Al comienzo insertaron varias piezas a medida en algunos restaurantes de referencia en el país. Hoy están presentes en lugares de prestigio en varios países de Europa, desde el triestrellado Mirazur en Menton (Francia), número uno del mundo según los premios 50 Best en su edición 2019, hasta el Atelier Amaro (en Varsovia), bajo la batuta de Wojciech Modest Amaro, primer chef polaco en obtener una estrella Michelin. En España, trabajan con personalidades tan emblemáticas como Andoni Luis Aduriz (Mugaritz, Guipúzkoa, dos estrellas Michelin), Dabiz Muñoz (DiverXO, Madrid, tres estrellas Michelin) y Francis Paniego (El Portal de Echaurren, Ezcaray, dos estrellas Michelin), entre otros muchos destacados y galardonados del panorama gastronómico.
¨Al principio queríamos llegar a los restaurantes Michelin y luego dejamos de contar las estrellas”, explica Sangiovanni, hoy integrado junto a su equipo como una pieza más dentro del proceso creativo de sus clientes. Cuando empezaron su línea de diseños para gastronomía, los chefs y emprendedores gastronómicos hilaban muy fino en los requisitos técnicos y estéticos. Hoy, con un espacio de calidad conquistado, hay mayor margen para la creatividad. “Procuramos aportar en el relato hablando el mismo lenguaje que el chef. Hoy en día la gastronomía no es solo visual, también están las texturas que complementan la narración que transmite una sensibilidad diferente a partir del tacto. Vimos que teníamos una posibilidad concreta de aportar en ese proceso. El sexto sabor hoy es la historia”. Con Mugaritz, uno de los polos vascos en innovación e investigación gastronómica, pudieron trabajar en la construcción de un lenguaje conjunto que aunaba la historia del lugar con la historia de las piezas que diseñaron en exclusiva para el local.
En el taller trabajan exclusivamente con maderas certificadas, fundamentalmente nogal, roble, cerezo y fresno. Se evitan las maderas tropicales que al recibir temperatura sacan elementos indeseados que pueden interferir en el alimento. Para los deliciosos acabados utilizan tanto ceras y aceites naturales como barnices alimentarios. Estos elementos garantizan la neutralidad de la pieza y el no aporte de sabor. “Nosotros buscamos ser el artesano que saca piezas muy controladas. Como los que fueron a Uruguay en 1900, que eran zapateros o carpinteros. Ese es el tipo de artesano que buscamos ser”, asegura Sangiovanni, que en los próximos días incorporará a su hijo menor al equipo. Agustín Sangiovanni, tras dos años en Londres y uno en Barcelona, regresa a Galicia para aportar frescor y juventud al proyecto con su experiencia comercial y tecnológica.
La familia proyecta una nueva línea de interiorismo para el hogar pensando en esos mismos clientes que ya han disfrutado de sus piezas de vajilla en los restaurantes para los que trabajan. Ejemplos como el de la familia Sangiovanni Lorenzo enaltecen el valor de los productos artesanales diseñados con criterio, buen gusto y dedicación. l
IG: estudiosangiovanni
IG: lorenzo_design
www.lorenzodesign.es
