La industria porcina, afectada por la guerra comercial entre EEUU y China

El precio de la mezcla de granos para alimentar a los cerdos subió desde que las aduanas chinas impusieron tasas adicionales del 25%

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22 de agosto de 2018 a las 12:25

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Jia Tiechui, un ganadero de cerdos del centro de China, alimenta a sus 18.000 cabezas con soja. Pero satisfacer el voraz apetito de los mamíferos cada día es más costoso a causa de la guerra comercial entre Pekín y Washington.

El precio de la mezcla de granos, compuesta en una quinta parte de soja, subió desde que las aduanas chinas impusieron en julio unas tasas adicionales del 25%, como medida de retorsión, a esas semillas procedentes de Estados Unidos.

La Casa Blanca prevé imponer el jueves nuevos aranceles a productos chinos, por lo que Pekín ha empezado a preguntarse cómo contestar al golpe sin penalizar demasiado a su propia economía nacional.

El gigante asiático es el mayor comprador de soja del mundo. La usa para fabricar aceite de cocina y para la alimentación animal. En 2017, un tercio de la soja que necesitó el país era importada de Estados Unidos.

Hasta ahora, el impacto de la guerra comercial "no fue drástico", declara el ganadero de cerdos Jia Tiechui delante de su granja, en Baiyang, en la la provincia de Henan (centro-este).

Pero se verá obligado a utilizar un producto de sustitución para alimentar sus animales si los márgenes se reducen demasiado.

"Podemos sustituir la soja por semillas de algodón", explica, examinando las hileras de cerdas preñadas que gruñen, esperando su comida.

"Si los costes siguen subiendo, y siempre y cuando esto no dificulte el crecimiento de los cerdos, optaremos por un plan B".

Trump en el punto de mira

Jia Tiechu, nacido en una familia de cultivadores de maíz, solo tiene ahora una preocupación: el precio al que podrá vender sus cerdos. El coste de la alimentación es secundario.

"Cuando los precios de venta del cerdo son buenos, no es muy grave si el coste de los alimentos sube, pues nuestros ingresos no se verán muy afectados. Pero lo peor es cuando el mercado baja", explica.

China es el primer productor mundial de cerdos. Produce incluso demasiados. Y por ello, pese a la guerra comercial, los precios deberían continuar suficientemente bajos como para no afectar demasiado al bolsillo de los consumidores chinos.

Los precios tocaron su nivel más bajo en cuatro años a principios de 2018, antes de que en junio volvieran a subir, subraya Feng Yonghui, investigador para el portal web chino especializado en la industria porcina Soozhu.com.

Los aranceles de Pekín sobre la soja estadounidense pretenden penalizar, en realidad, al electorado rural del presidente Donald Trump, que son productores de la oleaginosa.

Sin embargo, los precios de la pulpa de soja subieron un 6,8% desde que se impusieran las tasas. La tonelada pasó de costar US$ 440 a finales de junio, a US$ 471 en agosto, según el sitio especializado Soybean Pulp Industry Net.

Los expertos aconsejan a Pekín que tome medidas para reducir su dependencia de Estados Unidos, como cultivar más soja en el país, diversificar sus fuentes de abastecimiento o promover sustitutos.

Soja brasileña y argentina

Según Ma Wenfeng, analista del gabinete Beijing Orient Agribusiness Consultancy, la producción nacional de soja podría aumentar en 2 millones de toneladas den 2018.

Pero Pekín no podrá prescindir totalmente de Estados Unidos, pues el resto del mundo no produce suficiente soja como para satisfacer todas las necesidades chinas.

China importará más de Brasil y de Argentina, pero también podría comprar soja estadounidense a través de terceros países como Vietnam, considera Feng Yonghui.

En su granja del centro de China, el ganadero Jia Tiechui afirma que "no presta atención" a la guerra comercial.

"Es competencia del gobierno. No tenemos ni idea de todo eso", explica.

Y mantiene la esperanza: con el sistema automatizado de distribución de alimentos que instaló este año, solo necesita a 20 personas en la explotación.





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