La marcha de la coalición

Tras la sanción definitiva de la Ley de Urgente Consideración la coalición multicolor dio un paso trascendente para concretar sus objetivos legislativos. En pocos meses ha demostrado su capacidad de acción, más allá del escepticismo inicial, logrando abrochar buena parte de los puntos contenidos en el documento “Compromiso por el País”. Este desafío no era menor tratándose de una coalición inédita de cinco socios. Donde tres de ellos tienen capacidad para hacer caer la mayoría (técnicamente lo conocemos como capacidad de chantaje), y por extensión pueden condicionar al gobierno. Donde además se tiene que considerar que los partidos fundacionales no negocian como actores unitarios sino a través de sus fracciones, lo cual complejiza la negociación. Pero además uno de esos socios es un partido novel que no titubea a la hora de marcar su perfil dentro del gobierno.

Un posible ángulo de interpretación puede analizarse desde la ingeniería que se ha puesto en marcha para la distribución de cargos tras el armado de la coalición de gobierno.

En una definición bastante convencional de la Ciencia Política Kaare Strom define una coalición de gobierno como: i) un conjunto de partidos políticos que, ii) acuerdan perseguir metas comunes; iii) reúnen recursos para concretarlas y iv) distribuyen los beneficios del cumplimiento de esas metas”. Con esa definición en mano es claro que la actual coalición cumple con dichos atributos. Los socios logran consensuar una agenda de gobierno, su vitalidad reposa en los pilares de una mayoría multipartidaria y para sostener esa estructura se ha hecho un cuidadoso trabajo en cuanto a la distribución de los cargos.

Este último punto es fundamental en el análisis de la marcha de la coalición, por lo que requiere zoom. El novel gabinete es el más proporcional desde 1985. Este es un aspecto importante, porque es estratégico para los socios, como lo han señalado ya varios analistas. La representatividad que guarda el gabinete respecto a la configuración de los apoyos parlamentarios que tiene el presidente constituye un factor estratégico para mantener la vitalidad de la coalición de gobierno, más allá de las turbulencias que puedan suscitarse. Si bien la coalición totaliza el 56.6% de los apoyos en la Asamblea General, el partido de Lacalle Pou ostenta tan solo el 31% (30 diputados y 10 senadores). A modo de ejemplo comparativo podemos mencionar que cuando el gobierno de Batlle queda en minoría tras romperse la coalición, queda con tan solo el 33.8% de los apoyos de la Asamblea General.

En Uruguay, en general los presidentes tienden a ser cuidadosos en este aspecto, ya que no hay forma de gobernar eludiendo al Poder Legislativo. La foto del gabinete expresa con claridad que Lacalle Pou fue escrupuloso en este punto, tomando en cuenta el peso de los distintos partidos que lo apoyan. Los datos para sostener esta afirmación se hallan en un índice ampliamente utilizado en la Ciencia Política comparada, como lo es el índice de Congruencia Partidista del Gabinete (ICPG). Este índice planteado por el politólogo brasileño Octavio Amorim Neto en 1998 mide la relación entre la distribución de las carteras ministeriales y el peso político de los partidos (también se aplica para fracciones) que conforman el gobierno. El índice varía entre 0 y 1. En los casos donde hay una ausencia total de ministros provenientes de partidos que apoyan al presidente, el valor del índice será de cero. Viceversa, cuando el staff de ministros guarda una relación perfecta con la representatividad de los legisladores que apoyan al presidente entonces el valor es de 1, es decir, una congruencia total1 .

Como puede verse, el gabinete inicial del actual período de gobierno es el más congruente de la historia reciente. Aunque hay que tener en cuenta que, con el relevo de Talvi, ahora esa proporcionalidad baja a 0.86.

Pero dicha proporcionalidad no se limita solo al gabinete de ministros. Ahora que ya se han aprobado varias venias para cargos en entes autónomos y organismos descentralizados podemos monitorear si se siguió el mismo criterio de proporcionalidad. En tal sentido la respuesta es sorprendentemente afirmativa. El índice aplicado para 22 organismos marca 0.971, es decir, un valor incluso superior al del gabinete.

Otra manera de apreciar esa proporcionalidad se evidencia al comparar la proporción de bancas de los socios de la coalición (anillo interior) con la proporción de cargos en los organismos (anillo exterior). La similitud es clara. Podemos decir que la coalición viene siendo extremadamente metódica en la distribución de los cargos a todo nivel. A ello se suma que la mayoría de las venias han sido coincidente en el tiempo con la negociación de la LUC. Esa coincidencia permite conjeturar que han sido un instrumento estratégico para apalancar la negociación legislativa. 

1La fórmula para calcular el índice se expresa de la siguiente manera: ICPG= 1-1/2  (L-M), donde “M” es la proporción de ministerios que reciben los partidos (o fracciones) cuando se suman al gabinete del presidente. “L” es la proporción de escaños legislativos de los partidos (o fracciones) que ingresan al gabinete. El cálculo vale tanto para partidos como para fracciones

*Politólogo