La mente, las adicciones y los últimos días de Robin Williams en un nuevo documental de HBO

A cuatro años de su muerte, HBO estrenó Entra en mi mente, un documental que recorre su vida como cómico, actor, adicto y genio

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18 de agosto de 2018 a las 05:00

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Vuela. Todo el día, todo el tiempo su cabeza está atravesada por ideas repentinas que caen como relámpagos. Está siempre a tope, siempre al mango, siempre un paso atrás de su mente que, configurada para la comedia acelerada, le pide desesperadamente aire y un caudal verborrágico más amplio para que las palabras puedan escapar de las que vienen atrás. Para que no se amontone todo en la boca y explote y caiga y muera y se quede sin nada. En ocasiones, Robin Williams se queda durísimo, y seguramente algún espectador de estos stand up de la década de 1980 piense que es un efecto secundario de la cantidad de droga que se está metiendo para aguantar el punto álgido en el que se encuentra su carrera, pero en realidad sucede que la explosión de ideas y bromas es demasiado para lo que su cuerpo puede aguantar. La respuesta física es, entonces, el bloqueo. Breve, porque enseguida el número se renueva con una catarata de chistes frescos con los que, sin embargo, ya se estaba atorando de nuevo. Así, la aceleración se renueva y Williams escupe y la gente ríe a carcajadas.

Hubo varios Robin Williams, pero el de las últimas líneas es uno de los más recordados por los testigos de aquellos shows, de la época en la que agotaba entradas en pequeños clubs y escenarios legendarios – la Metropolitan Opera House de Nueva York, por ejemplo– por igual. Y en los que hacía reír a un país entero.

Pero no es la única cara del actor que muestra Robin Williams: Entra en mi mente, el documental que HBO estrenó el 6 de agosto y que está disponible en su plataforma de streaming. La realización, que se estrenó cuatro años después del suicidio de Williams, está dirigida por Marina Zenovich –directora que ya se metió con otras figuras pesadas, como Roman Polanski– y es un ejercicio audiovisual tradicional y rupturista a la vez.



Producto de la mente

Todo sale de los genes. Si una madre hace chistes, le gusta esconder almohadones flatulentos en los asientos, hace muecas, disfruta de la risa de los demás e incentiva a sus hijos a hacerlo también, no hay muchas vueltas que darle. El vástago –en este caso Robin Williams– va a mantener el legado familiar.

Su juventud en la bahía de San Francisco, su fascinación por la contracultura hippie, su pasaje por la prestigiosa escuela de arte escénico Julliard en Nueva York, los clubs para comediantes en las calles de Hollywood; todos estos episodios de la vida de Williams estuvieron marcados por su estatus de payaso bueno, de cómico irreverente que caía bien a todo el mundo. Entra en mi mente aborda, en su primera parte, todos los hechos previos al salto masivo a la fama mediante testimonios de personajes cercanos, que se mezclan con un material de archivo impresionante.

En ese sentido, sorprende todo lo que hay filmado de sus primeros años; hay filmaciones de sus clases en Julliard y hasta de una obra de teatro que realizó en Edimburgo cuando tenía poco más de veinte años. Esa primera etapa de su vida queda, entonces, como la más feliz y despreocupada, la que lo hizo perseguir sus sueños, la que le dio amigos para toda la vida –entre ellos Billy Crystal y David Letterman–, la que forjó su buen humor.

Robin Williams
Robin Williams y Billy Crystal

Pero en medio del éxito como cómico de escenario, llegó su primera aparición en pantalla. Fue una invitación a la serie Happy Days, a partir de la cual encontraría su primer gran personaje: Mork, del planeta Ork, de la serie Mork & Mindy. La producción lo catapultó a la fama por fuera de las fronteras de California, le dio varios amigos nuevos y algunos problemas que no tenía. La adicción a la cocaína y el alcohol, por ejemplo, lo golpeó y convirtió su vida en un subibaja. Les costó décadas despegarse de esas sustancias.

Pero más allá de ser un recorrido por su vida, el documental intenta exponer –como bien adelanta el título– los mecanismos ocultos detrás de la mente del genio en permanente aceleración. El verdadero foco de la obra de Zenovich está puesto en la proyección de su mente, en cómo sus shows se convertían en una experiencia de resistencia a la velocidad para él y para el público. Cómo, también, su incapacidad para equiparar el plano mental con el físico lo llevó a caer en pozos de cocaína, y cómo se recuperó, vivió feliz y volvió a caer. Entra en mi mente apenas sobrevuela sus películas más icónicas –hay un énfasis especial en Despertares (1990) y su influencia en el actor– y el personaje que creíamos conocer; en cambio, ofrece un panorama claro del interior de este artista de la carcajada, que hasta el día de su muerte fue alabado, aplaudido y querido.

Sobre el final apareció la tragedia. Sus últimos días luchando contra la enfermedad degenerativa del cerebro (conocida como La demencia con cuerpos de Lewy) fueron dolorosos. Williams olvidaba las líneas de una serie que estaba filmando y ya no encontraba la manera de ser gracioso; la misma velocidad que lo encumbró, lo estaba matando. Sus amigos y su familia lo vieron caer. Y en el epílogo, se suicidó. No había drogas ni alcohol, estaba limpio. Pero lo hizo. En el documental no se dice, pero Williams se ahorcó. Tampoco es necesario decirlo. Las lágrimas de Pam Dowber, su compañera en Mork & Mindy, y Billy Crystal, su hermano de la vida, son suficientes.

Robin Williams

Pero aunque en el final se mezcló la tristeza, el legado continúa. Y eso queda muy claro en esta realización de HBO. El artista sigue vigente, sus películas también. Son un recordatorio de que alguna vez, esa cabeza que se movió a toda velocidad nos hizo reír. Y, en realidad, él nunca quiso más que eso.

Hitos de Robin Williams

Frisco
Nació en 1951 en Chicago, pero en su adolescencia su familia se mudó a San Francisco. Eso lo marcó.

Hermanos
Como cómico de escenario conoció a sus amigos: Billy Crystal, David Letterman y Steve Martin, entre otros.

Explosión
Con Mork & Mindy (1978-1982), su carrera en la televisión explotó. De ahí, al cine.

Legado
Durante el documental, uno de los testimonios recurrente es de Zac, su hijo mayor. Tiene otros dos hijos.

Robin Williams
Williams y su hijo Zac

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