Larrañaga y Lacalle Pou entre cuchillas y cuchillos

Las divisiones entre los blancos encuentran a la izquierda en un momento de recuperación. Problemas departamentales provocaron problemas nacionales que enfrentan hoy a los principales líderes opositores, Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. Ambos adoptaron posiciones opuestas al considerar la conveniencia de que el intendente de Soriano, acusado de vender combustible a la comuna, renuncie a su cargo.

Larrañaga lo defendió y el ex candidato dijo que él hubiese dimitido. Ahora explotó otro lío en el feudo nacionalista de San José, donde el intendente del sector Todos echó a los directores –equiparables a ministros- del sector Juntos de Larrañaga. El motivo que la bancada de ediles rehusó autorizar un préstamo que salió con los votos del Frente Amplio.

Mientras los chisporroteos encienden el ánimo guerrero en el Partido Nacional, la izquierda parece haber pasado el sofocón que sufre el corredor en los primeros tramos del camino; la respiración y el ritmo son otros después de la renuncia compulsiva de Raúl Sendic.

La sucesora, Lucía Topolansky, trajo, sorpresivamente, un aire conciliador y una impronta de trabajo en una bancada con poco aire. Y a la vera de las muy serias denuncias opositoras de irregularidades en los hospitales públicos, el presidente, Tabaré Vázquez, buscó desplazar el foco de esos temas. Creó una comisión por fuera del MSP y ASSE –donde según su presidenta la colisión de intereses es algo común- para reparar azotea y cañerías del sistema de salud, sobre todo en aquello sitios en que la estructura favorece la mala praxis administrativa.

A su vez, Vázquez aumentó su exposición y, junto al senador y ex presidente José Mujica, salió a pedir diálogo para solucionar el conflicto entre jugadores que ha paralizado el fútbol. En sucesivas intervenciones aseguró que el acuerdo con UPM para una segunda plana está hecho y acaparó la atención en el papel de anfitrión de una conferencia mundial sobre enfermedades no transmisibles.

En el plano político agradeció a Luis Lacalle Pou su “ofrecimiento” de votos parlamentarios para aprobar en el Parlamento un Tratado de Libre Comercio acordado con la presidenta chilena Michele Bachelet, que comunistas y el MPP –no así Mujica- rechazan.

Esta situación, embarazosa para el mandatario y Uruguay en su conjunto, no es nueva. Más bien es habitual en el Frente Amplio, donde son constantes las internas, tan públicas como satánicas. Pero el Frente Amplio custodia su unidad y siempre encuentra una salida resultante sin que la sangre llegue al río, más allá de que los bloqueos, como en este caso, afecten decisiones de gobierno.

Prueba de ello, los intendentes Daniel Martínez y Yamandú Orsi fueron anfitriones de una reunión en la que participaron dirigentes mayoritariamente sub 50. Los sujetos omitidos fueron Vázquez, Mujica y Danilo Astori y no por casualidad. Esa reunión es el primer síntoma de que en la coalición se percibe un poder pos triunvirato.

Los blancos, sanguíneos y pasionales, habían dejado atrás las luchas internas a lanza y puñalada que empedraron una trilla de derrotas. Y lo hicieron bien después de la última interna, cuando Larrañaga exhibió grandeza al aceptar integrar una fórmula que deseó encabezar.

Varios dirigentes nacionalistas recorren las cuchillas matafuego en mano. Pero los mejores cuchillos son los criollos, bien afilados para cortar asado en la mesa común. Acompañados de sonrisas y foto, claro.