Más de 120 países estarán representados en la toma de posesión de Lula

El 1° de enero estarán en el Palacio del Planalto delegaciones de al menos 120 países, desde embajadores hasta presidentes. Los primeros jefes de Estado en confirmar la asistencia fueron los de Alemania, Angola, Argentina, Bolivia, Cabo Verde, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Guyana, Guinea-Bissau, Paraguay, Portugal, Surinam, Timor Oriental, Uruguay y Zimbabue.

Una de las presencias que marca el giro copernicano del perfil de Lula en política exterior es que destrabó la prohibición impuesta por Bolsonaro para el ingreso de funcionarios del gobierno de Venezuela. Tras una gestión del vicepresidente electo Geraldo Alckmin, las autoridades salientes firmaron una orden que levanta la prohibición de ingreso a Brasil de de la delegación venezolana que, probablemente, esté encabezada por Nicolás Maduro.  

Lula dijo reiteradamente que “su gobierno tendrá relaciones con todos los países de la región y las sanciones impuestas por Donald Trump y Jair Bolsonaro no sirven “para impulsar la democracia”. En tal sentido, además de Venezuela, es conocida la sintonía de Lula con Cuba y su postura de que terminen las sanciones de Estados Unidos a la isla. 

El futuro canciller Mauro Vieira dijo al periódico O Globo que la intención de Lula es reanudar relaciones con todos los países. “No nos importa la ideología”, subrayó Vieira. “Brasil vuelve para todos. Somos un país presente en todo el mundo, con embajadas, que ha establecido relaciones diplomáticas con todos los países de la ONU, uno de los pocos que tiene relaciones con todos los países. Pensamos que uno debe simplemente escuchar y escuchar, la diversidad tiene que ser aceptada”, dijo en la entrevista de O Globo.

“Vamos a reactivar relaciones diplomáticas con Venezuela, vamos a normalizar relaciones con Cuba y mantenemos relaciones con Nicaragua y otros países de Centroamérica y el Caribe”, añadió.

Lula prometió al presidente argentino Alberto Fernández, quien lo visitó el día del ballotage en su búnker, que el primer viaje al exterior sería a la Argentina. Eso se explica  porque Brasil es el principal socio comercial de Argentina y ambas naciones fueron las fundadoras del Mercosur en 1985 con la firma del tratado entre Raúl Alfonsín y José Sarney, inaugurando el Puente de la Amistad, que une Puerto Iguazú con Foz de Iguazú. 

Tal cual lo anunciado, el viaje de Lula a Buenos Aires será el 26 de enero, porque será cuando se sesion la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que reúne a 32 naciones y cuya presidencia pro témpore, recibida de manos de México, mantiene Argentina desde enero de 2022.

El encuentro de Buenos Aires será importante no solo porque estarán presentes representantes de todos sus integrantes sino porque, tras el encuentro regional, habrá una reunión con delegados de la Comunidad Económica Europea. 

Por el peso económico y comercial de Brasil, por la buena relación que Lula cosechó con los mandatarios de México, Argentina, Chile, Colombia, Bolivia y Honduras, entre otros, Brasil puede aspirar a jugar un rol decisivo en una América latina que no puede disimular el crecimiento de las ultraderechas y las flagrantes divisiones políticas entre progresistas de izquierda y derechas fortalecidas especialmente por la incidencia de Donald Trump en la región.

Cabe agregar que Lula fue invitado a visitar Washington por el presidente Joe Biden “antes de asumir” su mandato. El líder del Partido de los Trabajadores de Brasil aceptó la invitación pero dijo que lo haría una vez que sea presidente y probablemente eso sea después de la reunión de la CELAC. 

La Casa Blanca mostró satisfacción por el proceso electoral brasileño que le dio el triunfo a Lula y el propio asesor en Seguridad Nacional Jack Sullivan hizo hincapié en que las Fuerzas Armadas de ese país debían permanecer ajenas al juego político que Bolsonaro quiso imponer para desestabilizar a Lula antes de asumir.

Washington esperó el resultado electoral para la designación de la nueva jefa de la sede diplomática en Brasilia. Se trata de Elizabeth Frawly Bagley, quien estará el domingo en la toma de posesión de Lula, acompañada por el propio Sullivan, que será la cabeza de la delegación de Estados Unidos.

Todavía está por verse la manera en que Washington y Brasilia enhebran sus vínculos pero todo indica que habrá una relación cordial y estrecha. Temas como la deforestación de la Amazonía, que sufrió el desmonte y la sojización más grande de su historia, están en la agenda de la Casa Blanca, en sintonía con lo expresado por Lula de poner a Brasil en el camino de la agenda climática.

El nombramiento de Fernanda Silva en el Ministerio de Medio Ambiente es un mensaje claro en ese sentido. Silva ya había ocupado esa silla en el primer mandato de Lula pero se distanció en su momento precisamente por el avance de los cultivos de oleaginosas en perjuicio de las selvas y zonas boscosas que constituyen el pulmón del planeta.