Músicos uruguayos casi obligados a estar en Spotify, pese a lo poco que les pagan

Los servicios de streaming son la opción más utilizada para escuchar música, por lo que la presencia de los artistas locales es crucial

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16 de abril de 2018 a las 05:00

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Rubén Rada está. De Jaime Roos solo algunos discos. Sonora Palacio ofrece su discografía completa, al igual que No Te Va Gustar. De Buitres faltan cuatro álbumes, mientras que la cantidad de discos y compilados de Carlos Gardel es avasallante. No está toda, pero la música uruguaya en plataformas como Spotify, iTunes y Deezer ha incrementado su presencia desde que este tipo de servicios tecnológicos se instalaron aquí hace unos cinco años.

No queda otra, porque hoy la música se consume principalmente a través de streaming. En apenas una década se pasó del CD al mp3 descargado, y ahora directamente se escucha online, ya sea en una plataforma dedicada a eso o en Youtube. Y ese cambio acarrea dilemas, sobre todo económicos, que se producen en todo el mundo y a los que Uruguay no es ajeno.

En octubre de 2017, el músico Riki Musso explicaba a El Observador que para los músicos "Cambia todo muy rápido, yo publiqué el disco ¡Formidable! para descargar gratis, y hoy nadie lo descargaría, porque escuchás directamente online. El gran problema es que a nivel digital estamos atrás, entonces en plataformas como Spotify es difícil cobrar porque hay muchos intermediarios, incluso internacionales".

El músico y productor Juan Campodónico, por su parte, considera que el mundo digital está aún en desarrollo, y que tiene que ajustarse a medida que pase el tiempo. "Es muy bueno y es una gran oportunidad, pero hay que estar alerta e ir peleando por los espacios en el mundo digital, tratando de imaginar cómo queremos que sea. No solo aceptar lo que se nos plantea, sino también ser críticos", consideró.

Hoy la industria musical es una industria de contenidos y los participantes tienen que conocer las formas y herramientas de venta y generación de ingresos

Las discográficas o empresas que editan la música de los artistas son las responsables de publicar los discos en plataformas digitales, pero hay artistas independientes que deben hacerlo por sus propios medios. Allí entran en juego los intermediarios, empresas que se dedican a ejercer de nexo entre el artista y la plataforma, cobrando un porcentaje por la gestión.

Una de esas intermediarias es CD Baby, una empresa estadounidense que nació en 1998 como una tienda musical que permitía a los artistas vender sus álbumes por allí, y que en 2004 incluyó en sus servicios la venta de música a servicios como iTunes y actualmente a Spotify, Google Play, Claromusica o Tidal.

El próximo 18 de abril, como parte del ciclo de charlas La música como solución, Agadu realizará un taller sobre música y tecnología, en el que participará el argentino Martín Liviciche, que trabaja para CD Baby en la región. Liviciche contó que hoy la industria musical es una industria de contenidos y los participantes tienen que conocer las formas y herramientas de venta y generación de ingresos.

"Nosotros somos como el viejo distribuidor. Hoy se le llama agregador, pero la función es la misma, generamos el usuario y las plataformas para que los músicos puedan publicar su obra, ellos pueden elegir las plataformas, pero nuestra sugerencia es que estén en todos lados", afirmó Liviciche, que señaló a Spotify como la plataforma más buscada por los músicos. Como plus, CD Baby gestiona la monetización de las reproducciones en Youtube, algo que no todos los servicios del estilo ofrecen.

Plataformas como CD Baby o Tunecore además permiten a los artistas acceder a Spotify for artists, donde pueden editar sus perfiles, crear playlists para sus seguidores, agregar información como sus próximos shows y hasta vender discos y merchandising. "Cobran poco y te lo distribuyen en todas las plataformas, hay otras que ya son más como sellos, hacen promoción", explicó Campodónico.
"El gran problema es que a nivel digital estamos atrás, entonces en plataformas como Spotify es difícil cobrar porque hay muchos intermediarios, incluso internacionales" Riki Musso Músico
Acceder a las plataformas como Spotify es fácil. Solo hace falta una tarjeta de crédito internacional. Campodónico pone de ejemplo su primer trabajo con la banda Campo. En Uruguay se editó físicamente a través de Bizarro, pero al resto del mundo llegó luego de que creara una cuenta en la agregadora Tunecore. "Publicarlo es fácil, pero eso no garantiza que le llegue a la gente", advirtió. "El tema es crear el vínculo con quien lo pueda escuchar". En ese sentido apunta que algunas plataformas, como Deezer, cuentan con un contenido más curado que Spotify.

En Spotify –que también estará representada en el ciclo con un taller para músicos y mánagers sobre las herramientas de Spotify para artistas– explicaron a El Observador que la empresa no cobra a los artistas por subir su música, pero que en el caso de los artistas independientes las agregadoras sí cobran por el servicio, aunque nada de ese dinero va a la compañía sueca.

Como la empresa no categoriza por país de origen sino por género, no sabe cuántos artistas uruguayos cuenta en su catálogo, pero explica que no hay ningún tipo de filtro para los artistas que quieran publicar su música en cuanto a reproducciones o calidad sonora. En todo caso, el filtro lo pone la discográfica o la distribuidora.

Liviciche explicó que en internet "cualquier reproducción paga", ya que la descarga ha desaparecido prácticamente como método de escucha. Luego intervienen variables como la cantidad de territorios en que está disponible la música, el tiempo de escucha de la canción (10 segundos, un minuto, la canción entera), o si fue reproducida por un usuario prémium o no. De todo eso, CD Baby se lleva el 9% de lo ganado por el artista.
Pero la reproducción digital deja menos dinero que la compra del mp3 por iTunes, o la venta de un disco, más allá de que la industria musical ha ido peleando por un mayor pago.

Las plataformas digitales permiten llegar a un público internacional o más amplio. Pero no todos están felices ni todo es color de rosa. En diciembre de 2017, también en Agadu, se realizó un encuentro con integrantes de Alcam, sigla de Alianza Latinoamericana de Compositores y Autores de Música. El grupo es parte de una unión mundial de compositores llamada Consejo Internacional de Creadores de Música (CIAM), que se puede definir como una suerte de movimiento Más Unidos Que Nunca musical y global, en el sentido de que una de sus principales misiones es que se reconozca y se pague con justicia los derechos de autor.

Este gremio internacional ve con preocupación como cada vez importan menos los compositores y más los intérpretes. Si bien en el pop siempre sucedió, es cada vez más frecuente que grupos de compositores y productores fabriquen una canción para que los artistas simplemente las canten.

El chileno Alejandro Guarello, presidente de Alcam, dijo en Montevideo en diciembre: "La facilidad que da la tecnología hace que los músicos olviden sus derechos". En ese sentido, señaló a Tidal, plataforma creada por artistas, como forma de pugnar por mayor justicia. Alcam busca crear además conexiones entre artistas y los sitios de streaming.
"El reparto de ganancias es un tema que está en evolución. Es difícil saber los costos que estas empresas de streaming tengan, pero me parece que estas plataformas dan mucho menos en relación con la calidad. Spotify Premium te permite escuchar en mp3 en una calidad que podría ser mucho más alta. El ancho de banda ya lo permite, pero por un tema de costos no lo hacen. Es una fotocopia color cuando podría ser un óleo" Juan Campodónico Músico y productor
"El 97% de lo generado en internet va a los productores y sellos, el 3% a artistas y creadores", denunció y explicó que ese sistema es parte del funcionamiento de la industria musical. Por ejemplo, apuntó que las tres grandes discográficas son accionistas de Spotify (Warner, Universal y Sony).
Alcam denuncia la injusticia del pago virtual. Según sus datos, por cada reproducción, se cobra US$ 0,00000000049, tan poco que a veces ni se les paga. El artista cobra al final de todo, y eso ha hecho que varios nombres grandes de la música, como Thom Yorke de Radiohead y Taylor Swift, sean críticos de estas plataformas y hasta hayan pasado períodos sin que su música estuviera disponible allí.

De todas formas, Campodónico apunta que, salvo los grandes superventas, los artistas nunca han ganado demasiado con sus discos, ni siquiera cuando solo estaba la opción física. "El reparto de ganancias es un tema que está en evolución. Es difícil saber los costos que estas empresas de streaming tengan, pero me parece que estas plataformas dan mucho menos en relación con la calidad. Spotify Premium te permite escuchar en mp3 en una calidad que podría ser mucho más alta y mejoraría la experiencia. El ancho de banda ya lo permite, pero por un tema de costos no lo hacen. Es una fotocopia color cuando podría ser un óleo".
“La facilidad que da la tecnología hace que los músicos olviden sus derechos” Alejandro Guarello Presidente de Alcam
Pero las plataformas intentan cambiar, al menos en su reconocimiento a los artistas. En febrero, en su versión para computadora, Spotify incorporó una función que muestra los créditos de cada canción. "Con esta nueva función de créditos, nuestro objetivo es aumentar la visibilidad de los compositores y productores y, a su vez, fomentar el descubrimiento entre nuevos colaboradores, socios de la industria y aficionados", justificó la compañía en un comunicado. Campodónico dijo que la información que acompaña los discos debería estar más presente.
La reproducción digital deja menos dinero que la compra del mp3 por iTunes, o la venta de un disco, más allá de que la industria musical ha ido peleando por un mayor pago

El productor y responsable del colectivo Campo considera que es preferible estar en todas las plataformas posibles para llegar a todos los públicos disponibles, aunque no cree que el streaming pueda matar al disco. "Son herramientas fabulosas pero no perfectas en la experiencia", aseguró.
"Los músicos tienen que saber adaptarse. El más preparado y más pillo va a tener más posibilidades. Hoy los músicos son emprendedores. Además de tocar y componer tienen que estar atrás del proyecto", concluyó Liviciche. "El entusiasmo es clave. Hay que estar ahí, porque hoy por hoy es la vía número uno de consumo. Si no estás en internet, es como si no estuvieras en la industria", dijo.

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