Qué depara el 2022 para la investigación paleontológica en el Arroyo del Vizcaíno

En la localidad de Sauce, Canelones, hay un tesoro paleontológico. La colección de fósiles Arroyo del Vizcaíno supera ya las 2 mil piezas de 10 especies de mamíferos gigantes que habitaron estas tierras hace 30 mil años. Pero todavía queda mucho por investigar.

Tras 10 años de trabajo en el lugar y diferentes tareas de difusión, el equipo de paleontólogos de la Facultad de Ciencias a cargo del proyecto Arroyo del Vizcaíno, espera continuar estudiando el material que ya han recolectado en las excavaciones previamente realizadas. 

Richard Fariña, paleontólogo al frente del equipo de investigación, comentó a Cromo que tienen “bastante para catalogar y preparar”. Actualmente están estudiando un fósil que puede ser otra especie de perezoso gigante que no estaba presente en Uruguay pero sí en otras regiones de América del Sur. “Cuando terminemos de estudiarlo eso se podrá confirmar”, dijo. 

En 2022 los expertos planean estudiar posibles herramientas de caza que reforzarían la hipótesis sobre la presencia de humanos hace 30 mil años. A pesar de ya contar con evidencia “bastante sólida” al respecto, Fariña aseguró que “en ciencia la confirmación definitiva no existe”, pero que los diversos estudios que han realizado apuntan a que las marcas encontradas en los huesos son de origen humano.

Para avanzar en esa área contarán con el apoyo del reconocido arqueólogo francés Eric Boëda, que visitó Uruguay e identificó como “muy probables” herramientas de caza de diferentes materiales que le fueron mostradas por el equipo del proyecto.

A pesar de estas hipótesis, en el yacimiento del Vizcaíno no se encontraron restos humanos. Fariña cree que es improbable que eso vaya a suceder porque “ese era el supermercado, ahí iban a buscar alimento, por lo tanto no era el cementerio”. 

Otra línea de investigación abierta para el año que comienza es el estudio de moléculas a partir del molar de un mastodonte. Esto permitirá a los investigadores avanzar en el establecimiento de relaciones de parentesco de las diferentes especies. A eso sumarán estudios para conocer la dieta de los animales, como la ecología del yacimiento y su formación. 

Recientemente los investigadores ganaron el Fondo Clemente Estable para estudiar cráneos y encéfalos así como otras estructuras de los gliptodontes que eran mamíferos similares a los armadillos actuales (tatú). Esto les permitirá investigar y conocer la diversidad de relaciones entre animales de la misma especie como también entre animales de diferentes especies. También podrán explicar características morfológicas, fisiológicas y ecológicas. Esto les brindará la posibilidad de tener una visión innovadora sobre cómo los cambios producidos en determinadas estructuras craneales se relacionan con aspectos ecológicos. Trabajarán con material recolectado del arroyo del Vizcaíno pero también restos fósiles de otros lugares.

Las diferentes líneas de investigación permitirán conocer con mayor claridad cómo era la vida hace 30 mil años en esta región de América del Sur. 

“Con esto tenemos para entretenernos”, comentó entre risas Fariña.