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Reparar, aprender y reutilizar

¿Tirarlo? ¡Ni pensarlo! Todo tiene arreglo en el Club de Reparadores, una iniciativa que busca devolverle la vida a esos objetos dañados que aún pueden seguir funcionando y que fomenta, a su vez, una sociedad más sustentable y amiga del medioambiente
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09 de marzo de 2017 a las 05:00

Todos tuvimos, y tenemos, un objeto que es más que un mero material: es un recuerdo, un compuesto de sentimientos, un aliado en la rutina. Ya sea por su gran utilidad, por su valor histórico o afectivo, hay elementos a los que nos gustaría alargarles la vida útil. Años atrás era una costumbre habitual reparar con mano propia los objetos rotos o dañados, y si luego de probar varias alternativas no había solución, se los llevaba con el experto del barrio. Si estos intentos no resultaban fructíferos, como último recurso se consideraba desecharlos.

El Club de Reparadores nace con la idea de revivir esa tradición, que tiene como principal objetivo generar una reducción en el impacto ambiental del consumo, pero también recobrar el sentido de comunidad, con foco en el vínculo entre las personas. Por eso, se convoca en un evento puntual a aquellos que quieren reparar objetos deteriorados o en desuso y a quienes tienen los conocimientos necesarios para devolverles su función original.

¿Qué es mejor que reciclar? Reparar

El Club surge en Argentina, ideado por Marina Pla y Melina Scioli, fieles abanderadas de la sustentabilidad y adversarias de la cultura desechable. El puntapié inicial fue la reflexión "qué mejor aun que reciclar es reparar", de la mano de una preocupación medioambiental y de tratar de eliminar la costumbre de "usar y tirar" por el impacto que genera.

El proyecto cruzó el charco en noviembre de 2016 con el primer evento itinerante, realizado en Uruguay, pero la idea de traerlo se gestó meses atrás entre sus creadoras y el equipo uruguayo de Alva Labs, el área de proyectos de innovación social, medioambiental y género de la agencia de comunicación Alva.

Fernanda Ariceta, directora de Alva, afirmó que el proyecto se creó como "una acción completa para evitar, con cada elemento que se repara, un impacto ambiental de ese mismo objeto. Pero también se pensó como una acción de cambio cultural, para que las personas recuperen el saber cuidar las cosas más allá de una corta vida, de ser más conscientes de lo que es el uso de los bienes materiales".

Cualquier persona puede llevar sus objetos a reparar de forma gratuita a las jornadas del Club; desde electrodomésticos hasta muebles, ropa, adornos o cualquier material que pueda ser reparado y volver a realizar su función un tiempo más, para evitar así un consumo innecesario. Los reparadores son personas voluntarias que se ofrecen a realizar las tareas de restauración, ya sea porque cuentan con conocimientos o porque simplemente consideran que pueden colaborar y tienen ganas de ayudar.

La primera jornada de reparación en Uruguay se realizó en el marco del Festival Internacional de Innovación Social (FIIS), "Nos pareció una buena idea que se llevara a cabo en un evento de esas características, donde se iban a juntar muchas personas con una misma filosofía", sostuvo Ariceta. Voluntarios de varios colectivos allí presentes, como Liberá tu Bici y Trama Taller, se sumaron a colaborar en las restauraciones.

Lo pintoresco también forma parte de estos eventos, en donde habilidades y objetos inusuales dicen presente. "En esta primera instancia apareció una persona que sabía reparar papeles. Algo que atrajo la atención de muchos curiosos que inmediatamente la rodearon y se quedaron observando su trabajo, sin saber que esa habilidad de arreglar papeles rasgados existía y que alguien hoy sabía hacerlo", señaló Ariceta. Un grupo de jóvenes llevó uno de los objetos más curiosos de la jornada, un equipo de cine antiguo que estaba en desuso desde hacía muchos años y que un voluntario, que se había ofrecido a arreglar objetos eléctricos, pudo hacerlo volver a funcionar.

Aunque el estado del tiempo quiso jugar una mala pasada y no permitió que el evento durara lo que estaba previsto, el equipo continuó trabajando y la gente acercándose, bajo toldos improvisados para escapar de la lluvia. La evaluación fue muy positiva para el equipo. "Se generó un grupo de gente interesada que se quedó con ganas de hacer más y seguramente participen de las próximas jornadas", contó Ariceta, convencida de que la propuesta va a prosperar en Uruguay y de que la lluvia de ese día no hizo otra cosa que reforzar el sentimiento de grupo y comunidad.

Proyección a futuro

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A pesar de que aún no hay una fecha establecida para la próxima jornada de reparación, se sabe que será a mediados de marzo. "En esta próxima ocasión queremos darle un formato un poco diferente, que sea más una activación barrial y no un evento tan grande como el FIIS", comentó Ariceta y recomendó que los interesados en participar —ya sea como reparadores voluntarios o para llevar objetos o donaciones— estén en contacto con la fanpage en Facebook "Club de Reparadores". Allí podrán encontrar un formulario de registro, en el que podrán ingresar sus datos y adelantar de qué forma les gustaría participar.

"A largo plazo la idea es generar un cambio cultural y poder ayudar a recuperar saberes y las conexiones barriales que se han perdido", afirmó la impulsora local y agregó que uno de los objetivos principales del proyecto es que las acciones generadas por el Club se conviertan en un hábito que no dependa de los eventos puntuales y que sea sostenible en el tiempo. Que esos referentes barriales que poseían conocimientos prácticos que quedaron en el olvido vuelvan a tomar relevancia y compartan su sabiduría para generar una sociedad más autosustentable, para que seamos los dueños de nuestras cosas y no sus esclavos.

Un poco de historia

Si bien el Club de Reparadores fue innovador en Argentina y Uruguay, este tipo de iniciativas se realizan hace tiempo en el mundo. Los repair cafés, que ya son un movimiento a escala mundial, son espacios de encuentro autogestionados en donde se juntan personas con habilidades, con ganas de reparar cosas, de enseñar y de aprender, en espacios de trabajo con herramientas disponibles para poner manos a la obra. La Repair Café International Foundation nuclea varios de estos espacios en diferentes países, y tiene como principales objetivos reducir el impacto ambiental de la fabricación de nuevos productos (ahorrar materias primas y energía, y reducir las emisiones de CO2); recuperar la cultura de reparación, compartir conocimientos prácticos y generar vínculos entre las personas; y cambiar la mentalidad para entusiasmar a la gente en el logro de una sociedad sostenible. "En el Repair Café la gente aprende a mirar sus objetos de otra manera y a ver en ellos un nuevo valor", versa el sitio web oficial de la Repair Café International Foundation y es el mismo objetivo que se propone el equipo de Alva Labs junto con sus antecesoras Marina Pla y Melina Scioli.

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