Una bronca innecesaria

Los locales ganaban 1 a 0 y unos 10 hinchas miraban el partido cerca del alambrado, que del otro lado, en la pista de la cancha, tenía solo al cuarto árbitro cerca. Además de ellos, algunos niños jugaban en esa zona sin darle importancia a lo que ocurría en la cancha. Una escena normal cuando los albicelestes son locales en su estadio.

De repente, un grupo de 10 efectivos de la Guardia Republicana llegó a esa zona y comenzó a retirar a los aficionados. Algunos accedieron sin problemas, otros preguntaban por qué debían irse de ese lugar, y se iban, y algunos se negaron a marcharse. Los niños, en tanto, se fueron del lugar.

De a poco, los hinchas que estaban sentados en sus butacas comenzaron a molestarse al ver lo que pasaba delante de ellos. Hubo gritos e insultos. Varios bajaron hasta cubrir la explanada, hubo forcejeos y un agente tuvo un cruce con un hincha, lo que hizo que el uniformado reaccionara con un golpe con su palo.

Eso enardeció aún más los ánimos. En ese momento, algunos hinchas más calmos –entre los que estaba el comunicador Rafael Cotelo–, quienes deben haber recordado el punto que perdió su equipo por los incidentes cuando recibieron a Peñarol, trataron de hacer un cordón para contener a los aficionados que querían embestir contra los agentes de la Republicana.

El fútbol se reanudó y el clima se fue apaciguando en la platea. Los hinchas se retiraron y el lugar quedó con un cordón de efectivos policiales en el medio de la explanada, sin hinchas contra el tejido.

Lo insólito del hecho fue que los guardias se fueron antes que terminara el partido y dejaron el lugar despejado.

Fue la única bronca en el Tróccoli, donde muchos se fueron preguntando a qué se debió la intervención policial en la platea.