El presidente Javier Milei presenta este domingo el proyecto de Presupuesto 2025 ante el Congreso de la Nación. La iniciativa tiene como eje central el mantenimiento del equilibrio fiscal, uno de los pilares del gobierno de La Libertad Avanza. Tras un primer año de mandato marcado por un fuerte ajuste del gasto público, el mandatario buscará que el próximo ejercicio económico continúe bajo la premisa del déficit cero.
Milei llevará personalmente el proyecto a la Cámara de Diputados, un gesto poco frecuente en la política argentina. En las semanas previas, el presidente fue adelantando algunos de los puntos clave del Presupuesto, como la implementación de una nueva "Regla fiscal" que, según el propio presidente, busca garantizar que "los gastos del Estado se ajusten a la inflación o a los ingresos del país", de manera de evitar desequilibrios financieros y frenar el crecimiento de la deuda pública.
En esta línea, la principal novedad del Presupuesto 2025 será la eliminación del Impuesto PAIS, una medida que generó expectativas tanto en el ámbito político como económico, debido al impacto fiscal que implicará. Este impuesto, que fue introducido en años anteriores para captar divisas en un contexto de escasez de reservas, aportó recursos equivalentes al 2,95% del PBI, unos USD 17.000 millones en total. Su vigencia termina a fines de 2024, y el gobierno ya adelantó que no buscará renovarlo.
El desafío de la recaudación
La eliminación del Impuesto PAIS presenta un desafío importante para el Ejecutivo, que deberá encontrar la manera de compensar los ingresos fiscales que dejará de percibir. Según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la presión tributaria en 2025 caerá del 21,61% al 21,16% del PBI debido a la desaparición de este impuesto. Esta reducción de ingresos representa aproximadamente el 0,76% del PBI, lo que obligará al gobierno a ajustar el gasto o a buscar nuevas fuentes de financiamiento.
En este sentido, algunos economistas señalan que el ajuste en la política tributaria será clave para sostener el superávit primario, que en 2025 deberá ser del 2,3% del PBI, según las proyecciones del FMI. Este superávit permitiría no solo equilibrar las cuentas públicas, sino también afrontar los pagos de intereses de la deuda, alcanzando un superávit financiero total del 0,5%.
Adrián Yarde Buller, estratega jefe de Facimex Valores, explicó que uno de los aspectos más interesantes del nuevo presupuesto será la aplicación de una "regla de reducción de impuestos en caso de que la recaudación supere los pronósticos". Según Yarde Buller, "el equipo económico deberá detallar cómo planea reducir el gasto público y qué impuestos se eliminarán". Esta incertidumbre genera interés entre los analistas, quienes esperan que se definan los próximos pasos en la reducción de la presión fiscal, un compromiso que Milei había adelantado en mayo pasado, cuando mencionó que, después del Impuesto PAIS, las retenciones y el Impuesto al Cheque serían los próximos en la lista.
Inflación y tipo de cambio, incógnitas clave
Otro de los puntos clave del Presupuesto 2025 es la evolución de la inflación y el tipo de cambio. Para el año en curso, el gobierno estima que la inflación cerrará por debajo del 130%, con una cifra acumulada hasta agosto del 94,8%. Las proyecciones para 2025, según el FMI, son más optimistas: se espera que la inflación anual se ubique en torno al 45%, mientras que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central prevé una cifra aún más baja, del 35%. Esto indicaría una desaceleración importante en el aumento de precios, aunque los analistas advierten que persisten dudas sobre la capacidad del gobierno de cumplir con estas metas.
Martin D’Odorico, director de Guardian Capital, señaló que el plan del gobierno incluye una inflación mensual del 3,9% y una devaluación del peso del 2% por mes hasta diciembre de 2024. Según D’Odorico, "el tipo de cambio oficial se proyecta en $1.016 para fines del próximo año". Sin embargo, la incertidumbre sobre la evolución del dólar sigue siendo una de las grandes incógnitas. Si bien Milei y su equipo económico plantearon la posibilidad de ralentizar el ritmo de devaluación, la persistente inflación podría hacer difícil concretar esta política.
En el Congreso, las expectativas sobre el sendero cambiario para 2025 son altas. "El mercado sigue con atención cualquier indicio sobre posibles cambios en la política cambiaria", afirmó Yarde Buller. Por su parte, D’Odorico comentó que "la salida del cepo cambiario parece postergarse para 2025", lo que refleja una prudencia por parte del gobierno para evitar movimientos bruscos en el mercado que puedan comprometer sus metas inflacionarias.
Expectativas de crecimiento y recuperación
Uno de los puntos más esperados del Presupuesto 2025 es la proyección de crecimiento económico. Tras un 2024 marcado por una recesión estimada en el 3,5% del PBI, el gobierno y el FMI anticipan una recuperación para el próximo año, con un crecimiento que podría oscilar entre el 3% y el 5%, según las estimaciones preliminares. "El año 2025 podría ser el año de la recuperación económica, lo que ayudaría a mejorar la recaudación fiscal y a cumplir con los objetivos de déficit cero", comentó D’Odorico.
El gobierno espera que el rebote económico sea impulsado por una recuperación en la industria y el comercio, sectores que este año sufrieron caídas del 9,8% y 9,1%, respectivamente. Según los técnicos del Palacio de Hacienda, para 2025 se proyecta un crecimiento del consumo privado y público, junto con una mejora en la inversión y un aumento de las exportaciones, que se prevé que subirán un 20,9% respecto al año anterior.
No obstante, algunos analistas se muestran cautos respecto a estas previsiones. Federico Victorio, cofundador de Inversiones Andinas, advirtió que, si bien "el mercado está optimista con la defensa del superávit fiscal", aún existen preocupaciones sobre la capacidad del gobierno para acumular reservas y enfrentar los vencimientos de deuda que comenzarán a acumularse a partir de 2025.